Sin lugar a dudas, al hablar de la UEU habría que mencionar primero el nombre y el hecho que ha obtenido entre la normalización del euskera y los espacios referentes de la cultura vasca. Pero cualquier iniciativa, y si es especial, también permite otras reflexiones. He aquí, por mi parte, una u otra.
Ante la situación política, la UEU dio sus primeros pasos al otro lado del Bidasoa. Surge así la literatura vasca en el mismo entorno. Iparralde ha dado una vez más al euskera el “thornuy que necesita”, reivindicado por Etchepare. Leçarraga recordaba “el pueblo del heuscal” y Axular, sin olvidar uno, partió de Laphurdi, uno de los pueblos que mencionaba desde Navarra hasta Álava.
Es un principio fascinante para quienes creemos que Euskal Herria tiene sus raíces antiguas y profundas de ser un pueblo, por lo tanto, un pueblo, en algo que es mucho más propio de las Monarquías, de las herencias directas o indirectas, de las conquistas, de los intercambios o de las anexiones entre Estados, de las declaraciones y convenios internacionales, y que se prolonga hasta la noche oscura de los tiempos. A pesar de que, de nuevo, con los Axular “tienen reinos diferentes”.
Tenemos, pues, uno de los caudales de la primera fase de la UEU: Da los primeros pasos en Lapurdi, hasta el vigésimo quinto año de consolidación y permanencia en Navarra, y los dobla en Pamplona y Bayona para actuar.
Por un lado, el despegue para hablar con orgullo y, por otro, porque los “reinos” siguen siendo “diferents”, una muestra de los avinces y unificaciones que tenemos por delante. A ver cuándo no hay noticia que destacar que en Iparralde o Navarra se ha creado o se ha ubicado cualquier cosa que corresponde al País Vasco.
No es éste el mejor lugar para empezar a hacer elogios de la militancia. Por otra parte, tuvo lugar en tiempos difíciles de militancia, pero creo que se ha convertido en algo que hoy en día se ha superado totalmente o se considera necesario superar.
Es cierto que cualquier ámbito del urbanismo, y por lo tanto también los ámbitos de la lengua y la cultura, son actividades humanas y sociales para llegar al reconocimiento de la oficialidad plena y gestionarse desde el estatus de lo público. De ahí van los esfuerzos de la industria vasca, utilizando para ello los medios humanos y económicos más humanos.
Pero lo cierto es que Euskalgintza tiene muchas carencias y lagunas geográficas y sociales, que no tienen respuesta por las vías oficiales y que, en mi opinión, no pueden en la oficialidad actual, porque el mejor estatus que se puede alcanzar, necesariamente, tiene que ser en una clara desventaja, frente a una situación reconocida y fuerte de la población castellanoparlante. Desde la oficialidad y la normalización tenemos que seguir reivindicando y canalizando lo que todavía no podemos por iniciativa popular.
Mencionaría dos, en este ámbito más amplio, entre las aportaciones de la UEU. Por un lado, que en el campo de conocimiento elegido por mucha gente, en euskera y en el sentido vasco, se haya creado un espacio para canalizar sus deseos de vestirse. Así se entiende la labor militante de la UEU. Y es que no es la militancia más fecunda la militancia misionera en soledad. Necesitamos importantes y atractivos espacios de militancia. Por otra parte, se ve como algo relacionado con el entusiasmo de la gente joven militancia. Ese es el estereotipo. Pero afortunadamente la UEU ha recibido una labor de militancia de más amplia gama. La presencia y la enseñanza de personas adultas y de renombre y perseverancia han estado presentes desde el principio en los programas de la UEU.
Y han sido más de uno y dos. Tuve la oportunidad de conocer a los militantes de arriba abajo. Los que me acerqué al ámbito que tiene la militancia como sistema de diligencias tengo que reconocer que lo que más me tocó fue la fuerza de la militancia que encontré y viví en esta iniciativa. Militantes dotados de talento humano en los esfuerzos por construir nuestro futuro, para frenar con valentía el temor y la incertidumbre que nos retrae hasta el desánimo. Estos han sido y son los verdaderos pilares de la UEU.
Cuando en lugar de querer avanzar en Euskalgintza se plantea alguna intención, proyecto o exigencia, todavía prevalece entre nosotros la incertidumbre de la calidad.
La situación de sustitución que ha sufrido durante siglos ha hecho que el euskera tenga serias dificultades para disponer de una herramienta adecuada y flexible. La afición a la lengua vasca no nos debe hacer tan ciega como para no verla. Pero en este puerto se pueden tomar dos direcciones.
Una de ellas puede ser trabajar el euskera en medidas para no avanzar por situaciones minorizadas tomando como base la duda. No hay que ser muy rápido para ver a dónde nos lleva esta práctica. Nunca podremos superar el reto de la calidad, ya que en lugar de reducir la diferencia de las lenguas cultas aumentará y podremos mostrarlas en el mejor de los casos en un museo que reforme las curiosidades de la lengua más antigua de Europa. El euskera, para vivir, no puede renunciar a un carácter integral.
O hacemos una apuesta real por el euskera y así responderemos al reto de la calidad. Y en esto también tenemos nuestros clásicos de Iparralde. No hay más que recordar aquel valle de Axular: “Si eguin aliz euscaraz y hitzcuntçaz, hec beçain rico y complitu içanen cen eusca, y si no pada, euscaldunec berec les falta y no euscarac”.
La UEU decidió hacer frente al reto de la calidad y nadie podrá negar sus avances. Han quedado en lugares en la quinta edición de la UEU, la primera que se celebraba en Pamplona, durante quince días, trabajando de una manera no artesana la adaptación del libro Algebra con su moneda, ¿recuerda Albaro y compañía?...
Ese es el camino y de ahí partió la UEU. No, pues desesperemos.