¿Qué hay debajo del huracán?

Mujika, Alfontso

Elhuyar Fundazioa

La nueva herramienta de teledetección que utilizan los satélites de última generación permite ahora conocer qué está pasando bajo las nubes de las zonas altas de los huracanes.

Cada año, a finales de verano, comienza la época de los huracanes. El País Vasco, afortunadamente, no se encuentra en la zona de huracanes, pero es una época terrible para la población de Estados Unidos, México y, sobre todo, de los países menos desarrollados del Caribe. La matanza provocada por el huracán Mitch el año pasado, por ejemplo, no será olvidada durante mucho tiempo en Centroamérica.

Los huracanes son fenómenos naturales que no se pueden evitar ni impedir. El hombre no puede desviar el huracán. Pero no es difícil conseguir que las consecuencias, sobre todo la muerte, y en cierta medida los daños materiales, no sean tan graves, siempre que la población se informe de antemano y con el tiempo necesario y las medidas de seguridad sean correctas. Para ello, lo primero que hay que hacer es conocer dónde se formará el huracán, cómo se moverá y cómo se comportará, hacer su seguimiento y predecir su trayectoria y evolución. Muchos meteorólogos y científicos trabajan en ello. El organismo más poderoso del mundo que estudia los huracanes es el Centro Nacional de Huracanes (NHC, National Hurricane Center) de Estados Unidos. El Centro recoge y analiza datos terrestres, marinos, aéreos y satélites. Pero la sorpresa, la sorpresa de enhorabuena, no proviene del NHC: este año los científicos están utilizando dos satélites de investigación para observar el interior de los huracanes de la manera que hasta ahora era imposible.

Ojos que atraviesan las nubes

De hecho, la mayoría de los satélites que recogen datos meteorológicos sólo pueden fotografiar las nubes de la parte superior de los huracanes. Ahora, sin embargo, los satélites de las misiones QuickScat y TRMM cuentan con nuevos sensores de microondas que atraviesan las nubes y bajo ellas, en la superficie del mar, pueden 'ver' el estado en que se encuentran -precipitaciones y condiciones de agua y vientos. Estos nuevos datos permitirán a los científicos detectar antes la formación de tormentas tropicales y predecir con mayor precisión el recorrido del huracán.

El satélite QuickScat fue enviado por la NASA a orbitar la Tierra en junio de 1999. Dispone de un instrumento especial, el difusómetro radar, que mide simultáneamente la velocidad y la dirección de los vientos superficiales en los mares de todo el mundo. Hasta ahora, otros satélites que utilizan el radar pueden medir la velocidad, pero sólo el difusómetro puede medir simultáneamente la velocidad y la dirección.

El difusómetro (medidor de la dispersión) envía un rayo de microondas hacia la superficie del mar en un ángulo determinado. El rayo atraviesa las nubes sin sufrir cambios y la superficie del agua se dispersa. Algunas de las microondas que componen el rayo, por rebote, llegan al satélite y se recogen. La superficie ondulante del mar representa vientos de alta velocidad y refleja más radiación que la superficie lisa del mar.

Gracias a los datos de QuikSat, los científicos creen que podrán detectar posibles huracanes entre uno y tres días antes de lo que actualmente encuentra NHC. Las fotos de satélite que utiliza NHC sólo muestran las nubes de las zonas altas de los huracanes que están a punto de nacer, pero cuando hay nubes más altas sobre ellas, éstas cubren las nubes del huracán y, por tanto, el huracán subyacente no es visible. Por eso es mejor el satélite QuikScat.

Despejado y decaimiento en el trabajo

Por otra parte, la misión TRMM (TRMM, Tropical Rainfall Measuring Mission) que se está llevando a cabo conjuntamente entre la NASA de Estados Unidos y la Agencia Espacial Japonesa, tiene como objetivo medir la precipitación y la distribución geográfica de las regiones tropicales. Lo cierto es que la precipitación tiene mucho que ver con los huracanes, ya que en las tormentas tropicales las precipitaciones indican el calor que está liberando a la atmósfera. Cuanto mayor sea la temperatura superficial del mar, mayor será la evaporación del agua del mar. Cuando se condensa en las nubes, el vapor de agua desprende calor a la atmósfera del medio y, por tanto, el aire caliente sube. The increated air crea a baja presión through the surroundings, and through the lower pressure to rotate air at the surroundings. Así se forman los huracanes.

Además de la precipitación, los sensores de microondas del satélite TRMM pueden medir la temperatura superficial del agua bajo el huracán y, por tanto, conocer esta temperatura permite predecir si se produce el huracán, ya que la formación del mismo depende, entre otras cosas, de la temperatura superficial del agua.

Los satélites meteorológicos tradicionales utilizan sensores de infrarrojos que permiten medir la temperatura de la superficie del agua del mar. ¿Cuál es la mejora entonces? Los sensores de infrarrojos no atraviesan las nubes por lo que sólo pueden tomar la temperatura superficial del agua en zonas sin nube. Sin embargo, el sensor de microondas del satélite TRMM atraviesa las nubes sin problemas. Por lo tanto, los datos de precipitaciones y temperatura de la superficie del mar proporcionados por el satélite TRMM pueden ser incorporados a modelos de simulación por ordenador, lo que permitirá predecir el comportamiento del huracán -fuerza y trayectoria.

En los objetivos originales de las misiones QuikScat y TRMM no se preveía su utilización para la detección y seguimiento de huracanes, lo que ha supuesto una sorpresa para los meteorólogos. A partir de ahora, los científicos tendrán una mejor herramienta de análisis de huracanes. ¡Estos avances podrán aportar medidas de prevención más adecuadas a favor de la población!

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