Un equipo de cardiólogos de la Clínica Universitaria de Navarra, en colaboración con el Departamento de Terapia Celular y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, está realizando un ensayo clínico. Se está estudiando la efectividad del trasplante de células madre adultas en 50 pacientes que han sufrido un infarto de miocardio. En este caso se han utilizado células madre adultas de mioblastos o células musculares. La principal novedad de este trabajo es que estas células madre son introducidas mediante catéteres y no por intervención abierta como en los ensayos de este tipo. Esta novedosa técnica ya ha sido probada en diferentes experimentos con animales. Se trata de un trabajo aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y la certificación de este organismo oficial supone que la investigación cumple los requisitos legales, éticos y de seguridad del paciente.
Los pacientes que han participado y van a participar en este estudio han padecido un infarto de miocardio, actualmente con disfunción ventricular. Asimismo, se les exige que no dispongan de ningún otro tratamiento, por lo que los resultados son más puros.
En primer lugar, es necesario extraer las células madre --mioblastos- del tejido muscular de la pierna del enfermo mediante biopsia. En este trabajo se emplea anestesia local. Los investigadores aíslan de la muestra de este tejido muscular a las células madre adultas, que las dejan crecer o reproducirse en un medio de crecimiento específico durante aproximadamente un mes, hasta disponer de las células necesarias para poder realizar el trasplante.
Este crecimiento celular se realiza en el laboratorio GMP (Good Manufacturing Practice) de la Clínica Universitaria de Navarra. A diferencia de otras investigaciones de crecimiento, en el cultivo de estas células se utiliza el suero del propio paciente, por lo que se reduce el riesgo de reacciones adversas (en general, utilizan suero animal en otras investigaciones). Así, según Juan José Gavira, cardiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, se evitan posibles infecciones, alergias o reacciones inmunológicas al no incorporar proteínas extrañas.
Al cabo de aproximadamente un mes, estas células cultivadas son introducidas en el corazón del paciente mediante cateterismo, es decir, mediante un catéter especial de inyección. Integran las células en el músculo cardiaco que ha sufrido un infarto y en sus proximidades. No obstante, previamente, en el laboratorio de microbiología se realiza un análisis de una muestra de estas células madre maduras para detectar posibles infecciones y asegurar su estado de salud.
La inserción de mioblastos requiere una reproducción anatómica del ventrículo izquierdo. De hecho, el cardiólogo Joaquín Barba nos ha explicado que el ventrículo izquierdo es mayor que el izquierdo y tiene mayor importancia en el bombeo de sangre. Por ello, los infartos del ventrículo izquierdo son más graves y alteran más significativamente el pronóstico del paciente. Por ello, insertan células madre en este campo.
La reproducción virtual se realiza mediante un sistema de navegación denominado cartografía electroanatómica no fluoroscópica. Esta técnica permite reconstruir el ventrículo izquierdo en tres dimensiones. A continuación se analizan las zonas de baja tensión de la zona. Son zonas sin actividad eléctrica y anatómicamente reflejan el infarto de miocardio. En esta modalidad ventricular que se obtiene gracias al sistema de navegación, identifican la zona afectada por el infarto, según Ignacio García Bolao, experto en cardiología de la Clínica Universitaria de Navarra.
Es en este punto o zona donde deben insertarse las células madre. Todo este proceso lo realizan mediante un catéter con una aguja muy fina y envolvente en su extremo. En general, el cateterismo se realiza a partir de la arteria femoral hasta llegar al lugar concreto del corazón en el que se van a introducir las células. Allí se aplican 15 o 20 inyecciones de mioblastos. Todo ello bajo anestesia local, con el paciente despierto y con una duración de dos o tres horas. Hasta el momento se han ensayado con 14 pacientes, con resultados satisfactorios en todos ellos.
Esta técnica, aún en fase de elaboración, tiene como objetivo comprobar la efectividad de este nuevo tratamiento y comprobar si se mejora el funcionamiento del corazón de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio.