El agua que recibimos del grifo de la casa, como la que lleva el río o la del mar, no es sólo agua, sino una mezcla de agua en su mayoría. Pero tiene muchos otros ingredientes. Y es que si sólo H 2O no sería bebible. Podemos dividir los componentes del agua en grupos.
Las moléculas de agua son moléculas con características químicas muy especiales. Lo más destacable puede ser la forma de asociarse. Al solidificarse forman estructuras ordenadas, aumentando el volumen. Además, tiene un alto calor específico. Esto significa una enorme capacidad de almacenamiento de calor. Esto ha convertido al agua en un elemento imprescindible para la vida. Por último, hay que recordar que, aunque en pequeña medida, la reacción es de pH 2 O + H 2 O H 3 O + OH - H 3 O +, con una concentración de pH diferente en función del medio químico.
Una de las características principales del agua es la presencia de iones. Son especies abandonadas por la erosión de las sales minerales. Las sustancias que se disuelven son electrostáticamente neutras y se disuelven en iones (partes moleculares cargadas). Se forman cationes (normalmente metales) y aniones.
En general, las concentraciones de metales son bajas. No obstante, la influencia de ciertos metales, sobre todo de los metales pesados, puede ser elevada, aunque en cantidades pequeñas. Es una variable dependiente del medio geológico de la fuente en la naturaleza. Los cationes disueltos en el agua pueden dar color o olor al agua. Sin embargo, sus efectos sobre la salud son notorios.
El agua con grandes cantidades de calcio y magnesio se llama dura. Este tipo de agua se recoge del entorno donde se encuentra la piedra caliza. En las aguas marinas abundan las cantidades de sodio y potasio, pero también se pueden encontrar en otras muchas fuentes. La potabilización de aguas con alta concentración de hierro, manganeso u otros metales suele requerir tratamientos especiales.
Destaca la presencia de metales en gran parte de los contaminantes del agua. Mercurio, cadmio, plomo y arsénico son los más peligrosos. Sin embargo, son elementos imprescindibles para ciertos ecosistemas. Por ejemplo, en algunas zonas del mar profundo hay grandes concentraciones que son imprescindibles para la vida local.
Junto a los cationes, los aniones dan conductividad eléctrica al agua. Por ello, se mide la conductividad de las muestras de agua. Las concentraciones también dependen del medio geológico. Hay dos tipos de aniones, oxoaniones (con átomos de oxígeno) y aniones simples. En el agua los sulfatos, bicarbonatos, nitratos y fosfatos son oxoaniones típicos. Los aniones simples más comunes son los cloruros y los fluoruros.
En el agua habitan muchas bacterias y seres monocelulares. En caso contrario, existen pequeñas concentraciones de moléculas orgánicas libres de todo tipo, incluidas las no solubles. A pesar de no tener un alto porcentaje de peso, pueden tener una gran influencia sobre la salud. Por ello, el agua es un elemento imprescindible para su consumo o tratamiento.
Al estar en contacto con el aire, el agua natural contiene oxígeno, dióxido de carbono y otros gases disueltos. Algunos de ellos tienen una gran influencia en la química y la biología dentro del agua. Por ejemplo, el oxígeno crea un medio oxidante y el dióxido de carbono es imprescindible para los seres que tienen fotosíntesis.
El origen de las características del agua en la naturaleza, por tanto, debe buscarse en el medio biológico y geológico.