Este sistema de control fue diseñado por el Departamento de Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa hace doce años teniendo en cuenta las características de Gipuzkoa. Por un lado, los ríos son muy cortos y caudalosos, y por otro, la cantidad de lluvia que recibe cada cuenca es muy diferente. Así, cuando se producen fuertes lluvias, los ríos se convierten en muy peligrosos debido a la gran probabilidad de desbordamiento. Teniendo en cuenta este riesgo, esta Diputación Foral consideró necesario establecer un sistema que controlara en todo momento el caudal de los ríos.
En estas zonas de captación de caudal se realiza un encauzamiento artificial en un tramo concreto del río para que en ese tramo el caudal del río tenga el mismo nivel y disponga de una referencia específica para su medición. Por otro lado, sobre este tramo se colocan dos cables que atraviesan el río, cada uno de los cuales tiene un sensor que guarda todas las subidas y bajadas del caudal. Estos datos a través de microondas llegan cada diez minutos al Departamento de Obras Públicas del Gobierno Vasco, Diputación Foral y SOS Deiak. De este modo, pueden controlar en todo momento el caudal del río y en caso de que se observe un riesgo de desbordamiento, adoptar las medidas necesarias de forma inmediata. A pesar de que los datos se reciben constantemente, se espera que estas conexiones se multiplicen a corto plazo, ya que se trata de asegurar que en situaciones de crisis su funcionamiento no va a fallar.
Según el diputado foral de Obras Hidráulicas, Jorge Letamendia, "este sistema nos informa en todo momento de la altura de nuestros ríos y por tanto del estado de nuestras cuencas. Estos datos, junto con los datos de las lluvias torrenciales, nos permiten realizar diagnósticos de lo que puede ocurrir y, si se considera oportuno, tomar las medidas oportunas". La experiencia acumulada ha puesto de manifiesto que es posible predecir qué ocurrirá más abajo de nuestras cuencas más altas. "Sin embargo, debemos tener en cuenta que nuestras cuencas son muy cortas y de gran pendiente. Por lo tanto, lo que pasa en nuestros ríos es muy rápido. En la cuenca del Ebro, si se producen fuertes lluvias, hay dos días antes que saber qué ocurrirá 100 o 200 kilómetros más abajo. No es posible hacerlo en Gipuzkoa porque no tenemos margen".
El proyecto de red de captación de caudal se realizó en el año 1987, con un presupuesto de 707 millones de pesetas (28 millones de libras). A pesar de que inicialmente se preveía la instalación de 16 emplazamientos, finalmente se ha optado por ubicar una nueva zona de esparcimiento en la red, por lo que el presupuesto ascenderá a 800 millones de pesetas (32 millones de libras). La Mancomunidad del Añarbe y el Consorcio de Aguas de Gipuzkoa han realizado otros tres embalses, todos menores. Se espera completar este sistema de embellecimiento este año con otras dos zonas: Uno de ellos se construirá en el río Oria, a la altura de Lasarte-Oria, con un presupuesto de 80 millones de pesetas (3,2 millones de libras). La segunda zona de atraque se realizará al final del embalse de Añarbe y cuenta con un presupuesto de 52 millones de pesetas (2 millones de libras).
Según los técnicos de la Diputación, esta red es la mejor del Estado y la más avanzada de Europa: "Los expertos en la materia insisten en la falta de datos. El pequeño territorio de Gipuzkoa, por su parte, hace que el número de zonas de esparcimiento sea muy elevado, ya que aquí tenemos tantas zonas de esparcimiento como la cuenca del Ebro tiene. Además, las cuencas guipuzcoanas, además de ser cortas, presentan una pluviometría muy variable. La media de lluvia del año pasado en el río Urumea fue de 2.500 mm por m2 y en el Urola de 1.329 mm. Estos datos ponen de manifiesto las diferencias entre nuestras cuencas y ríos y, por lo tanto, en cada cuenca tenemos dos o tres zonas de escarda para tener más información y poder controlar mejor nuestros ríos".
En las estaciones más completas, como ya se ha mencionado, además del control de caudales, se analiza la calidad de las aguas. Según Letamendia, este estudio ofrece la posibilidad de realizar estudios ecológicos en los ecosistemas de las cuencas y, en consecuencia, proporciona información muy útil para los pasos a dar para mejorar la calidad de las aguas. "De esta manera, manteniendo la calidad ecológica del río en las mejores condiciones posibles, ponemos en marcha vías para el mejor funcionamiento del sistema de depuración". Además de realizar el control de calidad en estas estaciones, se realizan otros 59 puntos móviles. En cuanto al estado de los ríos, según la memoria foral 1997-98, la calidad de las aguas ha mejorado en los últimos años. Los ríos Bidasoa, Oiartzun y Urumea han alcanzado una calidad aceptable, mejorando la situación del Oria y poniendo en marcha todo el sistema de saneamiento en el Urola. Sin embargo, los mayores problemas se dan en las cuencas altas del Oria y del Urola y en todo el río Deba.
Las inundaciones no siempre son las mismas. Según los expertos, hay que distinguir al menos dos tipos de inundaciones:
Algunas se producen en zonas amplias y con fuertes lluvias prolongadas. En estos casos la cuenca recibe gran cantidad de agua, que llega al caudal y que en un momento determinado se desborda. Las inundaciones que se produjeron en 1983 fueron de este tipo y suelen ser las más peligrosas. Estas inundaciones pueden ser previsibles por zonas de escarcha, ya que los sensores recogen el aumento del caudal del río. Esta información ha servido para informar a la sociedad y tomar las medidas oportunas.
Las inundaciones de tipo secundario se producen cuando fuertes lluvias caen en una pequeña cuenca (5-10 km2). En estos casos el tiempo que transcurre desde que cae la lluvia hasta que llega al cauce es muy corto y se produce de repente la inundación. Las estaciones no pueden actuar contra este tipo de inundaciones, ya que ésta se produce antes de que llegue al caudal. Es el caso de las inundaciones del 1 de junio de 1997.