Voz, imagen y acceso a Internet de alta velocidad es lo que ofrece la tercera generación de telefonía móvil. La primera generación fue analógica, basada en estándares ETCS y TDMS. La segunda generación de telefonía móvil es la más extendida en la actualidad, comenzó con GMS y completó GPRS. La tercera generación anunció la revolución de las telecomunicaciones y llega con tres años de retraso y sin resolver muchas dudas. Universal Mobile Telecommunications System es el nombre del estándar, abreviadamente UMTS.
La compraventa de licencias UMTS ha movilizado millones de euros. En Europa, las grandes compañías de telefonía han gastado cerca de 200.000 millones de euros en la compra de licencias locales. Básicamente, el UMTS es un conjunto de tecnologías que permiten la comunicación inalámbrica multimedia de alta calidad. Con este estándar de tercera generación de telefonía móvil se pretende resolver problemas de compatibilidad entre los sistemas actualmente vigentes. Asimismo, se pretende aumentar la velocidad de transmisión de datos para hacer frente a los problemas de saturación de la red GSM y poder realizar la telefonía multimedia.
Las compañías telefónicas han anunciado que la transmisión de datos puede alcanzar una velocidad de 2 Mbps en el sistema UMTS, pero en principio será inferior a 384 Kbps y la velocidad real dependerá del despliegue de la red, del grado de utilización y de los servidores de acceso. Eso sí, parece ser mejor que lo que ofrece el ADSL Residencial, es decir, más de 256 Kbps y seis veces más rápido que el sistema GPRS de segunda generación.
Esta velocidad es suficiente para proporcionar un acceso a Internet de buena calidad y para ofrecer al móvil una gran capacidad multimedia, como videoconferencias, descargas de vídeos, juegos, etc.
Una característica especial del sistema UMTS es su conexión permanente a la red. Por lo tanto, el pago no dependerá del tiempo de conexión, sino de la cantidad de datos tramitados.
Utiliza redes terrestres, inalámbricas y enlaces por satélite y está diseñado para funcionar en todo el mundo. Los cambios de red se realizan de forma instantánea e ininterrumpida. Austria, Suecia, Dinamarca, Reino Unido e Italia ya tienen en vigor el sistema UMTS. Se han puesto en marcha recientemente en Alemania y Francia. Telefónica y Vodafone han puesto sus primeros servicios en España y se irán ampliando próximamente. Ya han instalado 2.000 antenas, que en diez años superarán las 20.000.
Uno de los problemas del sistema UMTS es el gran tamaño de los teléfonos móviles. Los que se presentan al primer mercado tienen un precio de entre 100 y 200 euros y son demasiado grandes para llevar en el bolsillo, se calientan y la batería se agota con facilidad. Pero, como ha ocurrido con los teléfonos de segunda generación, pronto llegarán más pequeños, más ligeros y de más larga duración.
En la actualidad, 1.000 millones de personas en el mundo utilizan la telefonía móvil. A principios de 2005 se prevé que ya circularán 5 millones con el sistema UMTS y que para 2006 serán 100 millones.
Pero el móvil, el móvil o el segapoto es algo más que un teléfono. También es una cámara de fotos, una herramienta capaz de enviar y recibir mensajes de texto vacío (SMS) o multimedia (MMS). Los tonos, logos y el intercambio de imágenes para cambiar el diseño de la pantalla se han convertido ya en una importante fuente de ingresos para las empresas de telefonía. El sistema UMTS aumentará enormemente esta capacidad multimedia y permitirá enviar y recibir contenidos a través de la red de forma mucho más rápida. Se podrán tomar imágenes de fotos y vídeos y enviarlas instantáneamente a cualquier parte del mundo.
Estaba pensada para las comunicaciones de voz GSM, GPRS aportó capacidad de transmisión de datos (aunque lo hacía bastante lento) y ahora UMTS ha hecho posible que todas estas opciones se hagan más rápido y simultáneamente. Permite ver vídeos y audios a medida que llegan a través del sistema de streaming.
UMTS ha sido y es el gran reto de las grandes empresas de telecomunicaciones en los últimos años. Pero, cuando se dan cuenta, comienzan a crear una competencia que no esperaban. Las nuevas tecnologías que están llegando desde el mundo de la informática pueden poner en cuestión el negocio circular que prevén las empresas de telefonía. Para las empresas de telefonía, el número de la bestia finaliza también con un 6: Es 802.16 y se llama WiMax.
Si WiFi ha dado a conocer las redes inalámbricas, parece que con lo que han bautizado como WiMax los grandes campos de conexión se harán completamente normales. Los Hot Spots o puntos de acceso a la red que generará la tecnología WiMax serán elevados. Su límite será de 70 Mbps de velocidad de transferencia. Pero por si fuera poco, el tamaño del territorio que podrá cubrir un Hot Spot no tendrá que ver con los 300-400 metros que las versiones más avanzadas del WiFi hasta ahora tenían como límites. Con WiMax se podrá ofrecer la red en un radio de 50 kilómetros, lo suficiente para cubrir tranquilamente una pequeña ciudad grande.
802.16 es el número del nuevo protocolo de transmisión inalámbrica de datos. Se trata de un ancho de banda de 70 megabits por segundo, siete veces superior al que tiene la tecnología WiFi actual. Pero WiMax no sólo rechazará WiFi. También supone una gran amenaza para la tercera generación de telefonía móvil. Y es que además de ofrecer un mejor servicio que la UMTS, la implantación de una red de este tipo es mucho más barata.
Detrás de WiMax hay 67 poderosas empresas, entre ellas Intel, Nokia, Siemens y Fujitsu. WiMax profundiza en el camino que abrió WiFi. Es decir, actúa sobre el ancho de onda no regulado, por lo que a diferencia de los sistemas de telefonía móvil GSM o UMTS, tiene requisitos legales más sencillos. Además, la instalación es mucho más barata que la UMTS. La instalación de un acceso básico WiMax puede suponer un precio de entre 5.000 y 25.000 euros, a cambio de ofrecer 200 conexiones como la actual tecnología ADSL. Una pequeña inversión será suficiente para ofrecer voz y ancho de banda a toda la ciudad.
El otoño de 2005 puede ser el día en que este sorprendente WiMax esté disponible. Eso sí, los datos que se presentan habitualmente a la hora de vender los productos son como máximo. Es decir, muestran la limitación de estas herramientas en las mejores condiciones. Posteriormente, en la práctica, los resultados suelen ser mucho más reducidos. Por ejemplo, la instalación de un acceso WiMax en el centro de la ciudad supondría en teoría que su influencia alcanzaría los 50 kilómetros, pero en la práctica, rodeado de edificios, la señal se va atenuando y no llega tan lejos.
En dos o tres años, los ordenadores portátiles y los PDA vendrán preparados para conectarse a las redes WiMax. Nokia y Siemens ya han empezado a trabajar en el desarrollo de teléfonos capaces de conectar a estas redes con teléfonos móviles.
Pero hasta que lleguen, el sistema WiMax necesita una pequeña antena elevadora para funcionar. Para que los primeros sistemas que se comercialicen funcionen, esta antena deberá instalarse en el exterior de los edificios. El objetivo final es lanzar ordenadores que estarán preparados para acceder a la red WiMax sin necesidad de instalar la antena, tan fácil como enchufar la actual tarjeta WiFi al ordenador.
Siendo una herramienta capaz de transmitir 70 megabits por segundo y cubrir 50 kilómetros de radio, ¿para qué los hilos de cobre? Lo que hoy en día rompe la competencia entre compañías en materia de telecomunicaciones es su capacidad para llevar la red a cada vivienda. La hegemonía de Telefónica en España se basa en ello, ya que los hilos de cobre se integran desde la centralita hasta la cocina de cada ciudadano, lo que le ofrece una ventaja insuperable en la competencia de mercado. Para hacer frente a ello, Euskaltel está haciendo un gran esfuerzo llevando sus hilos a todos los hogares. El sistema WiMax puede romper este monopolio y convertir lo que hasta ahora era pastizal para grandes empresas en un espacio abierto a la competencia para pequeñas y medianas empresas.
Con WiMax los moldes del mundo de la informática se introducirán en el campo de juego de las telecomunicaciones, lo que puede alterar las formas de juego hasta ahora. Algunos expertos creen que los gobiernos pondrán trabas para limitar la expansión de WiMax impulsados por las empresas de tele comunicación. Por otro lado, WiMax ofrece una excelente oportunidad para difundir Internet en zonas rurales.
En definitiva, sirven para comunicar, hablar, intercambiar escritos entre personas. Pero ante tecnologías emergentes, herramientas, sistemas electrónicos, redes inalámbricas, etc., a veces se corre el riesgo de olvidar cuál era su objetivo. Y eso sigue siendo lo mismo: la comunicación. Entre Sonia e Iñaki, Olatz, José Juan y Enrique, la comunicación entre hombres y mujeres. Ese era el objetivo. De las empresas que nos han ayudado a dotarnos de infraestructura y a transformar las ganas en necesidades para poder ofrecer la oportunidad de hacerlo en cualquier lugar y condiciones… ganar dinero, claro.