Por encima de todas las expresiones, lo más destacable es que el consumo prolongado de chocolate provoca adicción. Es cierto que el chocolate provoca cierta pasión, pero desde ahí hasta la adicción hay mucho camino.
Para explicar la necesidad de consumir chocolate se han realizado dos interpretaciones entre los
expertos. Varios científicos hablan de la base neurológica: el chocolate o sus componentes ponen en marcha reacciones fisiológicas en el cerebro, dando lugar a una pasión o "adicción" a esta sustancia. Para otros expertos, sin embargo, estas reacciones deberían entenderse dentro de un proceso de aprendizaje,
y según estas teorías el consumo de chocolate sería, básicamente, una respuesta al nivel de comportamiento de la educación y de los hábitos de vida.
El chocolate no puede considerarse adictivo. La adicción y la pasión son dos cosas muy diferentes que no deben confundirse. La pasión aparece cuando no se cumple el deseo de una sustancia que produce placer. El estrés es la causa principal y el consumo de esta sustancia tan deseada hace desaparecer mejor que cualquier otro remedio la tensión generada en el interior de la persona.
En el ámbito de la dependencia, sin embargo, el problema se centra en el consumo habitual de una determinada sustancia, cada vez menos eficaz para responder a una necesidad de la persona, por lo que aparece el síndrome de abstinencia al dejar de consumir.
Por eso, en ningún caso podemos llamar adicción al consumo excesivo de chocolate por parte de algunas personas. El psiquiatra Antonio Balbuena llevó a cabo una extensa investigación en la Universidad Autónoma de Barcelona, con el objetivo de aclarar si el consumo de chocolate seguía o no el patrón de consumo de una droga, y las conclusiones fueron muy claras: desde un punto de vista puramente fisiológico, una persona
debería comer diariamente 15 kilos de chocolate para que los componentes que contiene el chocolate y que potencialmente son adictivos se acumulen en su cuerpo.
Sin embargo, entre un 15-18% de las personas que participaron en este estudio se declararon dependientes del chocolate. ¿Y por qué hacen esa valoración? Según el experto, al ser el chocolate un alimento, que no lleva ninguna carga negativa, sería agradable o gracioso para la gente reconocer una dependencia de este tipo. Pero, desde el punto de vista fisiológico, ahí no hay ninguna dependencia, no hay síndrome de
abstinencia ni falta de control. Como mucho, podríamos hablar de pasión por el chocolate.
¿Y qué decir de la relación entre el consumo de chocolate y la depresión tan conocida y utilizada? Es cierto que muchas personas deprimidas tienden a comer chocolate. En este sentido, Antonio Balbuena comenzó su investigación en un principio buscando el efecto antidepresivo, pero en la actualidad se observa mucho más los efectos fisiológicos y psicológicos del chocolate.
Es habitual asociar el consumo de chocolate a determinadas situaciones de humor. Tras los episodios de preocupación, estrés o ansiedad el consumo de chocolate aumenta. Consumo de chocolate durante largos años con momentos de disfrute, infancia, etc. se ha asociado. Sin embargo, además de comportamientos como el estímulo/respuesta, cada día son más las
investigaciones que demostrarían que algunos componentes del chocolate nos empujarían al consumo.
Efectos fisiológicos
La serotonina produce sensaciones como la tranquilidad o la felicidad. Y está demostrado que una vez consumido el chocolate se produce triptófano en el cerebro, asociado al serotonima triptófano.
Por otro lado, el chocolate tiene un alto contenido en magnesio. Si la falta de magnesio se ha asociado a los síntomas del síndrome premenstrual, es fácil comprender que en algunas mujeres el consumo de chocolate mejore su estado de ánimo, sobre todo en días previos a la menstruación o cuando están deprimidos
Otro componente del chocolate, llamado teobromina, funciona como diurético y excita el sistema renal. El chocolate también excita al sistema nervioso central como la cafeína.
Los polifenoles que contiene el chocolate son también muy apropiados para proteger contra las enfermedades del corazón, así como para prevenir enfermedades degenerativas, el proceso de envejecimiento celular y, según algunos, el cáncer. Una taza de cacao contiene 100 mg de polifenol.
Por último, las grasas presentes en el chocolate producen una sensación de saciedad. Los carbohidratos provocan que el cerebro llegue más oxígeno y, por tanto, la cabeza funcione más rápido con una cierta flexibilidad o rigor.
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