Aunque algunas de las transfusiones de sangre que se realizaron inicialmente entre humanos fueron beneficiosas, la mayoría acababan con la destrucción de glóbulos rojos o hematíes. Desde entonces se ha avanzado mucho en esta materia y hoy en día cualquiera sabe que cada persona tiene su propio grupo sanguíneo y que en función de ello le van a elegir, si es necesario, la sangre para la transfusión. Para dar comienzo a los trabajos que publicaremos sobre la transfusión de sangre, mencionaremos qué son los grupos sanguíneos, cuántos hay, cuál es su importancia y otros puntos.
Las células que tenemos en nuestro cuerpo son conocidas en nuestro sistema defensivo o inmunitario, por lo que esto no tiene que actuar contra ellas. Sin embargo, las bacterias o virus que producen la infección contienen sustancias desconocidas del cuerpo en su membrana o piel y el sistema inmunitario producirá sustancias anti-infecciosas.
A estos agentes infecciosos se les denomina antígenos y anticuerpos a las sustancias producidas por el sistema inmunitario contra ellos. Si en la membrana de los glóbulos rojos o eritrocitos también hay antígenos y los antígenos de los eritrocitos de otra persona no son como los nuestros, produciremos anticuerpos contra ellos. Los anticuerpos son unas proteínas especiales llamadas inmunoglobulina (Ig). Se conocen cinco tipos de inmunoglobulinas: G Ig, M Ig, A Ig, D Ig y E Ig (los dos últimos sin importancia en las transfusiones de sangre).
En la membrana eritrocitaria hay numerosos antígenos diferentes y cuando un grupo de antígenos es independiente del otro decimos que forma un sistema de grupos sanguíneos. Los sistemas más conocidos entre la población son, sin duda, los llamados ABO y Rh y, por ser los más importantes para la transfusión sanguínea, hablaremos sobre ellos.
Este fue el primer sistema de grupos sanguíneos que se encontraron y es el más importante en la actualidad. Los grupos y subgrupos que se pueden realizar según este sistema, así como los antígenos y anticuerpos asociados a los mismos, se pueden ver en la tabla 1. Dos antígenos. se puede decir: A (puede ser A o Al) y B, y dependiendo de si hay o no:
Casi el 80% de las personas de raza blanca producen sustancias similares a los antígenos del grupo sanguíneo a través de ciertas glándulas (como las que producen saliva), cuyo estudio permite conocer el grupo sanguíneo al que pertenecen.
Los recién nacidos no tienen anticuerpos y comienzan a formarse anti-A y anti-B a los 2 o 3 meses. Se les llama anticuerpos "naturales" porque se producen sin la influencia de ningún antígeno. Son principalmente de tipo M Ig y en cierta medida de tipo G Ig y A Ig. Si se realiza una transfusión incompatible, aparecería más G Ig.
Este sistema es más complicado que el sistema ABO, aunque se limita a decir que es positivo o negativo a nivel normal. Para que sea comprensible, diré que en este sistema existen combinaciones de varios antígenos. Cuando nacemos recibimos información de cada uno de los padres de tres antígenos, lo que hace que tengamos seis antígenos.
Estos antígenos aparecen por parejas, por lo que podemos distinguir tres pares: D y d, C y c, E y e. También se conocen anticuerpos contra anti-D, anti-C, anti-c, etc. pero hay una excepción, ya que anti-d no se ha encontrado y por eso con d significa que no hay antígenos D. En la tabla 2 se muestran las combinaciones más frecuentes.
Tabla .Los anticuerpos contra el sistema Rh no aparecen espontáneamente en los niños, es decir, al igual que los del sistema ABO no son naturales; los del sistema Rh aparecen después de una transfusión sanguínea incompatible o de un embarazo (como veremos en otro trabajo).
El antígeno D es el antígeno con mayor fuerza para la formación de anticuerpos y por ello, mientras no se especifique lo contrario, significa que una sangre es positiva Rh y que tiene antígeno D, mientras que la sangre negativa R h no tendrá antígenos D. A continuación, los antígenos con mayor fuerza de respuesta inmunitaria o anticuerpos son E y c. Aunque los anticuerpos de este sistema son inicialmente de tipo M Ig, a continuación aparecen principalmente de tipo G Ig. Los Rh positivos representan el 85% de la población europea y los negativos el 15%. En el País Vasco el 24,4% son Rh negativos y el 75,6% Rh positivo.
Como he mencionado anteriormente se conocen muchos sistemas diferentes, pero su importancia es menor que la de los mencionados anteriormente. Sin embargo, son muy importantes para encontrar sangre adecuada para algunas personas y por eso los hematólogos los tienen en cuenta. Como no queremos profundizar en este trabajo, nos limitaremos a hacer una mera mención a algunos sistemas:
Cuando vamos a transfundir a una persona, el primer paso será saber cuál es su grupo sanguíneo. Con ello se quiere decir que necesitamos saber a qué grupo pertenece el sistema ABO y si Rh es positivo o negativo. Una vez conocido esto, elegiremos en la sangre de los donantes la que pertenezca al mismo grupo, según lo que podemos ver en la tabla 3.
Para los del grupo O siempre tendremos que elegir la sangre del grupo O y por el contrario, la sangre del grupo O puede servir para los del grupo A, B y AB. Por ello, se considera al grupo 0 como el donante más universal. Sin embargo, los del grupo O tienen anticuerpos anti-A y anti-B en el plasma sanguíneo, por lo que conviene retirar el plasma antes de transfundir la sangre para retirar los anticuerpos.
Para los del grupo AB se elegirá preferentemente la sangre del grupo AB, pero cuando no esté en el banco de sangre es posible dar la del grupo A o B y en su defecto la del grupo O. Por estos motivos a los del grupo AB se les ha llamado receptores universales.
Por otro lado, daremos la misma sangre a los Rh positivos y en su ausencia es posible dar Rh negativo. Finalmente, los Rh negativos sólo pueden tomar sangre del mismo grupo.
Los otros sistemas sanguíneos no se tienen en cuenta en las pruebas ordinarias de transfusión si una persona no dispone de anticuerpos especiales en su contra, lo que es poco probable.
Una vez elegida la sangre del grupo sanguíneo más adecuado, antes de realizar la transfusión es necesario realizar un estudio final: en el laboratorio se coloca la sangre del paciente junto con la del donante y se analiza la compatibilidad. Este estudio se denomina prueba cruzada y si no hay reacción entre ambas sangre, se dice que las pruebas cruzadas son negativas, por lo que se puede introducir esa sangre. Si aparece la reacción, estas sangre son incompatibles y no pueden ser transfundidas.
En los bancos de sangre son obligatorias las pruebas cruzadas previas a la transfusión y sólo en caso de hemorragias extremas puede ser necesaria la transfundir sangre antes de estas pruebas. En estos casos utilizaremos la sangre del grupo O negativo hasta que podamos transfundir la sangre pasada por las pruebas cruzadas.