Las prótesis de silicona son biomateriales aloplásticos esenciales en la cirugía plástica de mama. Se trata de materiales utilizados tanto en forma de espantadores como de implantes. La diferencia entre estos dos usos radica en que, en el caso del implante, la implantación de la prótesis es definitiva (tanto en la cirugía reconstructiva como en la mamoplastia de ampliación), mientras que los espantores se utilizan para la reconstrucción del pecho y para la creación de un excedente de tejido para la correccion congénita, con el fin de la segunda fase se pueda colocar la prótesis definitiva. Por supuesto, todos los implantes aloplásticos deben ser biocompatibles para evitar reacciones tóxicas, inmunológicas o carcinógenas.
La prótesis de mama convencional es de revestimiento exterior de silicona con sala interior de silicona. El espantador tiene la misma superficie exterior, pero el volumen de expansión deseado se obtiene mediante la introducción de suero salino a través de una válvula en superficie.
En 1982 y 1984 se desarrollaron los espantsores definitivos para evitar la reconstrucción de los pechos. A estos se les llama espanteros de Becker y están formados por dos compartimentos, uno con sala de silicona y el otro con válvula que se introduce el suero de sal para obtener el volumen de tejido deseado. Una vez obtenido, quedan definitivamente implantados.
Las siliconas se comercializaron en 1943. Para su utilidad en muchas aplicaciones médicas, se han desarrollado numerosos tipos de silicona (sobre todo en los últimos 20 años) y la propia cirugía plástica ha sido una de las zonas en las que más se han aplicado los polímeros de silicona.
Las siliconas son compuestos orgánicos que contienen silicio. Los polímeros de silicona utilizados en cirugía plástica son por tanto cadenas largas formadas por repeticiones de una unidad. Tomemos por ejemplo el dimetilsiloxano como unidad (monómero). La polimerización permite obtener cadenas de diferentes tamaños. Si estos polímeros de silicona se forman en pocas unidades, tendremos siliconas de bajo peso molecular y serán fluidos. A medida que el peso molecular aumenta, es decir, a medida que la cadena se estira, la silicona será más viscosa. Las cadenas de polímeros se pueden combinar con estructuras tridimensionales. Estas son las aulas de silicona (50-500 unidades) y los elastómeros (500-2.000 unidades).
Las prótesis de gel de silicona están formadas por diferentes tipos de silicona. Se han realizado pruebas en animales de laboratorio para analizar la respuesta de los tejidos de implantación de estas prótesis. La menor intensidad de respuesta celular y cápsula se ha obtenido con aceite de silicona y se ha observado que aumenta con el peso molecular. De estos estudios se concluye que el peso molecular del polímero influye en la migración, la cubierta y la intensidad de la respuesta celular.
Reacciones inmunológicas
Hay mucha literatura que dice que la silicona es una sustancia inerte. Pero cada vez está más claro que la silicona no es inertes ni químicamente ni biológicamente. Sus complicaciones son cada vez más mencionadas, sobre todo las inmunológicas y la contracción encapsulada. Se ha comprobado que las partículas pequeñas de entre 10 y 60 micras son capaces de producir interacciones inmunológicas. Sin embargo, no se ha encontrado ninguna referencia científica que vincule la silicona con el origen del cáncer.
Varios investigadores han estudiado la posible fuga de gel o difusión de silicona a partir de la membrana del elastómero de la prótesis. Rudolph y colaboradores han encontrado las gotas de la sala de silicona que han pasado por la membrana de la silicona en el mismo tejido que rodea la implantación o en otros lejanos, explicando claramente que han migrado. Se han encontrado partículas de silicona fagocitadas en macrófagos y linfocitos textiles y en momocitos y leucocitos polimorfonucleares de sangre periférica. La silicona se ha encontrado en la mayoría de las vísceras del cuerpo.
La capacidad antigénica de la sílice está demostrada. La silicona puede convertirse en sílice (dióxido de silicio) tras el fagocito de los macrófagos. La sílice puede producir autoanticuerpos y enfermedades de los tejidos conectivos como el lupus eritematoso sistémico y la esclerodermia.
Se ha propuesto que las micropartículas de silicona también pueden actuar como haptenos o antígenos incompletos para formar complejos antigénicos combinados con otras moléculas.
Algunos investigadores japoneses han explicado que en algunos casos, tras la inyección de silicona, algunos pacientes sufren años después de la artritis, la artritis, la artralgia, la adenopatía y la proliferación de gammaglobulinas y la positivización del factor reumatoide. Sobre todo las mujeres que han recibido inyecciones de silicona en mamas u otros lugares, estos investigadores han descrito que dos años después han mostrado síntomas similares a las enfermedades autoinmunes. A esta situación se le denominó “enfermedad humana promotora”. Los pacientes tenían presencia de autoanticuerpos y otros cambios serológicos y los síntomas mejoraban eliminando la sustancia extraña. Otros desarrollaron alguna enfermedad como el lupus eritematoso, el síndrome de Sjögren y la tiroiditis de Hashimoto.
No hay que olvidar, sin embargo, que en la actualidad en las mamoplastias de aumento de mama no se utiliza silicona fluida y que la mayoría de los casos de cambios inmunológicos descritos han sido producidos hace más de diez años utilizando este tipo de silicona. A medida que la manufactura de las prótesis de silicona ha ido evolucionando, la difusión de micropartículas de silicona se ha ido complicando. Las prótesis trilamínicas de superficie rugosa que se lanzaron al mercado en 1987, son un gran avance en este camino.
El primer síndrome autoinmune producido por la mamoplastia aumentativa realizada con prótesis de gel de silicona fue descrito en 1982 por Van Nunen y en 1983 por Baldwin y Kaplan. Publicaron entonces su primer caso estadounidense. Tras la retirada del implante, los síntomas desaparecieron.
Contracción capular
Tras la implantación de la prótesis en el cuerpo se desarrolla una cápsula textil rodeándola. La contracción de esta capa que rodea la prótesis puede provocar la obstrucción esférica del implante, distorsionando la estructura del pecho y anulando el resultado quirúrgico inicial. La frecuencia de esta complicación varía entre el 0% y el 74% dependiendo de las distintas fuentes. La causa sería la difusión de micropartículas de gel de silicona procedentes del recubrimiento de prótesis.
Para hacer frente a la contracción cápsula, las características de las prótesis de mama han ido cambiando. Para proteger el cuerpo de estas micropartículas se diseñaron implantaciones mamarias trilaminadas. Para obtener una superficie arrugada o irregular se modificó el elastómero silicónico externo. Tiene un triple recubrimiento de material “bajo flujo”. Los primeros informes clínicos indican que la incidencia de la contracción capular es muy baja, tanto cuando la prótesis se sitúa en la glándula como cuando se somete a músculo y fascia. Por lo tanto, este tipo de prótesis ha supuesto un avance. No sólo en la prevención de la contracción encapsulada, sino también en la prevención de reacciones derivadas de la difusión de micropartículas de silicona.
Los casos de efectos inmunológicos adversos han sido anecdóticos, pero no pueden olvidarse. Estos problemas deben ser abordados de forma científica, ya que parece razonable que los implantes de silicona pueden causar problemas autoinmunes en algunos receptores.
Probablemente en el futuro los pacientes con enfermedades de tejidos conectivos deberán ser sometidos a una valoración inmunológica previa a la cirugía de implantación. A los pacientes diagnosticados de enfermedad autoinmune o con alteraciones clínicas o analíticas compatibles con una enfermedad autoinmune se les deberá retirar la prótesis. De la misma manera, sería posible que para las personas con un tipaje HLA especial que hasta ahora no se ha encontrado, los ajustes de silicona fueran inadecuados.
Pero todavía no se puede considerar probado que las implantaciones en el pecho generan inevitablemente enfermedades autoinmunes. Por lo tanto, no es posible cambiar nuestra actitud habitual de autorización tras informar al paciente. No obstante, es importante realizar un seguimiento exhaustivo de estos pacientes para detectar posibles reacciones adversas.
La FDA de Estados Unidos ha impedido el uso de prótesis de silicona porque esta organización considera que es necesario revisar toda la situación. Ha formado un equipo de científicos para analizar y valorar las reacciones contra la silicona.
Ante lo dicho por este grupo, el 20 de febrero de 1992, en Bethesda, J. Kermits (Dow Corning Group, vicepresidente de la mayor multinacional dedicada a la implantación de silicona): “No creemos que nuestros implantes de pecho sean un riesgo para la salud. Nos sentimos a gusto con los comentarios realizados por los reumatólogos del grupo de científicos, ya que consideran que no hay evidencia de que exista una relación clara entre la esclerodermia u otras enfermedades reumatológicas y dispositivos. No obstante, hemos asumido el compromiso de continuar con el trabajo de investigación que estamos llevando a cabo junto con la FDA para garantizar la seguridad de los implantes de mama”.