Alteración del comportamiento en los niños: ¿Qué es el DMA?

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

En una sociedad como la nuestra, uno de cada cinco niños padece Trastorno por Pérdida de Atención e Hiperactividad (TCA), por lo que esta patología cada vez preocupa más a los expertos, ya que las consecuencias son muy importantes para el propio niño y para todos los que le rodean.
Los principales síntomas aparecen antes de los siete años.

La AGHA, un trastorno que afecta al comportamiento de los niños, se caracteriza por su incapacidad para permanecer quietos, concentrarse y prestar atención a las cosas, y por reaccionar demasiado rápido. Al menos en el 60% de los casos los síntomas han persistido en la edad adulta. La falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad son los tres síntomas principales del síndrome, que normalmente aparecen antes de los siete años. Por tanto, el diagnóstico debe realizarse antes de esa edad.

Según los expertos, la madre ‘nota’ el comportamiento inestable o nervioso del feto durante el embarazo. El niño con hiperactividad empieza a caminar muy rápido, con 9-10 meses. Y para acabar con los signos generales, la armonía materno-infantil no es total, ya que el niño se enfrenta desde pequeños a su madre

sobre todo en actitudes

Y aunque estos tres síntomas constituyen un cuadro clínico notable, desgraciadamente, siguen existiendo niños que no han sido correctamente diagnosticados ni tratados. En algunos casos, los padres no dan tanta importancia a estos síntomas como para que se produzca una alteración; por otro lado, los trastornos del comportamiento se ‘toleran’ de alguna manera en nuestra sociedad; y por último, aunque se diagnostican, hay niños que no son tratados, aunque las consecuencias puedan ser graves.

¿Cómo saber si el niño tiene DMA?

Según la guía DMSN de la Asociación Americana de Psiquiatría, la mejor herramienta para el diagnóstico de enfermedades mentales y trastornos mentales en la actualidad, para diagnosticar el TDDR es necesario que aparezcan dos o más síntomas de desatención o hiperactividad o impulsividad. Estos síntomas deben durar al menos seis meses, hasta que se produzcan problemas de adaptación o adaptación y sean incompatibles con el desarrollo del niño.

Por otra parte, los signos o síntomas del TDMA deben aparecer antes de los siete años de edad y es necesario que esta falta de adaptación sea evidente en dos o más situaciones (en casa, en la escuela, etc.). ). Estos síntomas no deben aparecer mezclados con otros trastornos mentales.

Causas

El mejor tratamiento es combinar medicamentos, intervención psicológica, educativa y social.

Las investigaciones aún no han identificado la causa definitiva del TDMA, pero todo apunta a que los factores biológicos, especialmente la falta de dopamina y noradrenalina neurotransmisores, tienen una gran importancia en la génesis de la enfermedad.

La dopamina es una sustancia química natural, según los expertos, la dopamina activa las estructuras cerebrales que se encuentran tras el ‘premio’ o refuerzo del comportamiento socialmente aceptado. La noradrenalina, por su parte, actúa más lentamente en el cerebro y, según se cree, controla el sentido de alerta, la capacidad de atención selectiva y el sentido de la orientación. Por tanto, es fácil comprender que en caso de fallo de la dopamina o de la noradrenalina aparezcan los síntomas mencionados anteriormente.

Además, los expertos consideran que el TDDR tiene una base hereditaria, pero todavía se encuentran en las primeras fases para conocer las secuencias de los genes implicados en la alteración. No obstante, también son importantes los factores relacionados con el medio, y son muchas las características y factores dinámicos dentro de la familia los que pueden provocar o explicar los síntomas de esta alteración.

¿Cuál es el tratamiento más eficaz?

El tratamiento debe ser adaptado a cada niño, pero los estudios demuestran que combinando medicamentos e intervención psicológica, educativa y social se obtienen los mejores resultados. Para conseguir el máximo éxito, el tratamiento debe contar con la participación del niño, sus padres, otros familiares y educadores, siempre bajo el control del médico.

El tratamiento farmacológico debe iniciarse a los 6 años, para 2-3 años. En la actualidad, el metilfenidato que reorganiza el funcionamiento de los neurotransmisores es el más utilizado. Además de los medicamentos, es importante tener en cuenta la exclusión social que pueden sufrir los niños y tomar medidas en contra. Los niños hiperactivos suelen ser más agresivos, entregados a destruir las cosas, dominantes, duros y más ásperos que sus amigos, lo que provoca un cierto rechazo y rechazo en el grupo. Por supuesto, a largo plazo empeora el comportamiento del niño y disminuye su rendimiento. Cuidado, por tanto, con este aspecto social, que es muy importante.

Síntomas más significativos

  • Los relativos a la falta de atención: la imposibilidad de prestar atención a los detalles o errores en las tareas escolares por descuido; la dificultad de prestar atención a los juegos; la falta de atención a las indicaciones del profesor y la incapacidad para terminar las tareas escolares o domésticas; la falta de ganas de emprender trabajos que requieran un esfuerzo mental continuado; la pérdida de objetos necesarios para la realización de las tareas o actividades (juguetes, encargos, lápices, libros u otros instrumentos); o la facilidad de abordarlos por estímuertes.
  • De hiperactividad: movimientos continuos con las manos o los pies; en situaciones en las que tiene que estar sentado (por ejemplo, en la escuela), levantarse y marcharse del asiento; correr de un lado a otro o subirse a las cosas cuando no es apropiado; imposibilidad de jugar en silencio o dificultad para emprender actividades de ocio; y muchas veces estar “en marcha” o comportarse como “por motor”.
  • En cuanto a la impulsividad: responder antes de que termine la pregunta, no poder esperar al turno y por ello molestar o quitar la palabra a los amigos, y hablar demasiado.
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