El nuevo sustrato orgánico susceptible de ser utilizado en cultivos intensivos ha sido desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad Pública de Navarra, que dirige Julio Muro Erregue, junto con la empresa navarra Aralur de Ziordia. El producto ya ha sido patentado y comercializado.
Este tipo de sustratos se utilizan en cultivos intensivos que requieren contenedores para el cultivo de cultivos, especialmente en cultivos de invernaderos. El cultivo intensivo, en general, está orientado a la producción comercial. Se utilizan parcelas planas pequeñas o medianas con importantes medios técnicos. Los invernaderos y cultivos bajo plástico son frecuentes en terrenos fértiles con climas extremos, muy fríos o muy secos.
Cuando las plantas se trabajan en pequeños contenedores, el elemento limitante es el oxígeno que llega a las raíces. Es por ello que se necesita un sustrato más poroso que el suelo. El suelo normal tiene un 50% de aire. Este nuevo sustrato supone el 90%. Mejora la ventilación de la planta. Este sustrato facilita el crecimiento del cultivo y ofrece mejores resultados.
El nombre del producto desarrollado es Fibralur, derivado de las astillas del pino. Estas astillas se deshacen mediante un proceso industrial. Es el mismo proceso que utilizan para la producción de papel, utilizando los mismos aparatos que los utilizados en la fabricación de papel para el desmenuzado de la madera, pero obteniendo en este caso fibras más gruesas y largas (1-10 mm).
De hecho, las fibras de madera para la producción de papel sufren dos o tres veces el proceso de rayado, mientras que para la obtención del producto Fibralur basta con un único proceso de rayado. En este proceso de rayado la piel del pino se limpia con agua a 90-115 ºC. De esta forma se deja la celulosa en estado casi puro, sin productos fitotóxicos y lista para su uso en cultivos agrícolas.
Con el nuevo material disponible, los investigadores han comprobado su eficacia, entre otros, en los champiñones, en algunos cultivos hidropónicos --cultivos vegetales en sustratos artificiales- y, en menor medida, en los viveros de huertas y bosques. Se ha comprobado que es el sustrato idóneo para competir con los sustratos actualmente existentes en el mercado, especialmente en los champiñones y cultivos hidropónicos. En estos casos sólo se puede utilizar este mismo sustrato. En los seminarios hay que mezclarlo con la turba.
La turba es el primer sustrato a nivel de huerta por sus características técnicas. Muy apreciado como absorbente y como abono. Pero la mayor parte se importa de lugares fríos del norte de Europa (Finlandia, Suecia, Noruega, etc.). Esto, lógicamente, encarece mucho el producto. En este sentido, el producto desarrollado por el equipo de investigadores de la Universidad Pública de Navarra y la empresa Aralur tiene la ventaja de ser un producto local, que se produce allí y por lo tanto es más económico.
Además, en la producción hidropónica se utilizan sustratos inorgánicos como perlita y lana de roca o lana de roca. Una vez utilizados estos sustratos se depositarán en vertederos o vertederos. La fibra de madera, al igual que la turba, es un sustrato orgánico reciclable, es decir, una vez utilizada se puede verter al suelo como si echáramos estiércol a la huerta.