Combatir las infecciones hospitalarias

Kortabitarte Egiguren, Irati

Elhuyar Zientzia

Pocos piensan que se puede curar en el hospital y que allí se puede enfermar por una infección. Pero a veces ocurre esto, y es importante concienciarse de la necesidad de reducir estas infecciones. Estas infecciones empeoran el estado de salud del paciente. Además se consideran indicadores de calidad hospitalaria. Por otro lado, es más barato implantar sistemas de vigilancia para prevenir infecciones hospitalarias que gastar en curación posterior.
Combatir las infecciones hospitalarias
01/03/2007 | Kortabitarte Egiguren, Irati | Elhuyar Zientzia Komunikazioa

(Foto: Hospital de Cruces)
Las infecciones hospitalarias no son algo actual, siempre han existido y han causado varias muertes. Sin embargo, hacia la década de los 60, los grandes hospitales de los Estados Unidos se convirtieron en grupos especializados de seguimiento y control de infecciones hospitalarias o nosocomiales. Su único objetivo es reducir, en la medida de lo posible, las infecciones hospitalarias.

También en la Comunidad Autónoma del País Vasco, poco a poco, se organizaron grupos de trabajo en materia de infecciones y medicina preventiva. Se tomaron medidas para reducir las infecciones del aparato urinario y se comenzaron a tomar medidas estrictas de asepsia para reducir las infecciones respiratorias en las unidades de atención intensiva, estudiando los circuitos de aire y agua y probando las técnicas quirúrgicas adecuadas, entre otras. Todo ello redujo el número de infecciones nosocomiales.

Tomar medidas, imprescindible

Para reducir las infecciones hospitalarias existe un comité de infección en cada hospital. La labor de esta Comisión es realizar un seguimiento del tema y orientar la política o normativa general. Por otro lado, los servicios de microbiología hospitalaria y medicina preventiva realizan el seguimiento de todos los procedimientos, de las medidas anti-infecciosas adoptadas y, cómo no, de todos los microorganismos que se aíslan.

(Foto: De archivo)

Este tipo de comisiones establecen los procedimientos y normas de cada una de las tareas, adoptando medidas anti-infecciosas en todos los ámbitos: dónde y cómo se deben lavar las manos, el estado de las quirófanos, cómo se debe trabajar en las unidades de cuidados especiales, etc.

Además, establecen la política de uso de los antibióticos, ya que no es posible utilizar cualquier antibiótico, ya que los microorganismos generan resistencias. Por último, también se establece una política de mantenimiento de las instalaciones, como es el caso del aire acondicionado o la circulación del agua.

Este grupo de expertos realiza el seguimiento de los microorganismos que se aíslan en los hospitales. Se analizan y se encuentran las razones. Por ejemplo, si en una unidad de alta vigilancia hay 20 pacientes, se realiza un estudio de las infecciones que se producen en dicha unidad. Y si, por ejemplo, ven que ocho pacientes están infectados con el mismo microorganismo, toman medidas: hacen más limpieza de lo normal, ven si los antibióticos seleccionados para matar este microorganismo son adecuados o no, etc. Además, tanto enfermeras como médicos de esta unidad reciben formación y asesoramiento sobre medidas preventivas universales.

También analizan el estado de las instalaciones: filtración de aire, canalización de aguas, etc. Entre otras cosas, la tubería debe estar limpia. Para ello, hipercloran el agua o elevan la temperatura del agua. Si la temperatura del agua aumenta aproximadamente a 60 grados, los microorganismos presentes en el agua mueren. Todas estas medidas, así como otras muchas, son adoptadas por grupos de expertos en infecciones que establecen criterios, procedimientos y normas.

¿Por qué?

Sí, se toman medidas. En cualquier caso, la reflexión a realizar ante un tema de estas características es: ¿por qué se producen infecciones en los hospitales? Mikel Álvarez, gerente del Hospital de Cruces, señala que por varias razones. "Por un lado, hay que tener en cuenta que la población hospitalizada en general no está sana, es decir, no se encuentra en un estado inmunitario saludable. Y en la mayoría de los casos tienen más riesgo de contraer una infección que los demás".

Mikel Álvarez, Gerente del Hospital de Cruces.
I. Kortabitarte

"Por otro lado, en los hospitales se ataca el cuerpo del paciente, por decirlo de alguna manera. Por ejemplo, si la piel del paciente es cortada para ser intervenida, el riesgo de que algún microorganismo tome su nido y se infecte será mayor. Sin duda, el equipamiento hospitalario, la tubería, etc. también tienen mucho que decir. Por último, otro aspecto a tener en cuenta es el de los fármacos o antibióticos."

Muchos de los fármacos utilizados en los hospitales debilitan el sistema inmunológico de la persona. Es decir, debilitan a la persona y, en consecuencia, ésta es más fácil de contraer una infección. Además, los antibióticos provocan la selección. De hecho, los antibióticos matan a los microorganismos y ayudan a la inmunidad natural para que actúe contra ellos, pero sólo matan a los microorganismos más débiles, por decirlo de alguna manera, mientras que el resto --los más potentes- se quedan en el propio organismo. Se puede decir que la flora más maligna sobrevive y eso perjudica. De hecho, esta flora desarrolla resistencias y a menudo se adapta a los medicamentos o antibióticos utilizados. Con un ejemplo se entiende mejor: hace unos años la penicilina servía para todo y hoy en día sirve para poco porque los microorganismos se han adaptado.

En consecuencia, según Mikel Álvarez, "los antibióticos deben utilizarse de forma racional, ya que de lo contrario es inútil porque los microorganismos tienen la capacidad de desarrollar un sistema de defensa".

Fuentes infecciosas

Los microorganismos causantes de infecciones nosocomiales dependen del paciente, del hospital y del entorno geográfico. Las causas infecciosas hospitalarias son bacterias, hongos, virus y parásitos. En este orden, de los que más infecciones provocan a los que menos.

Bacterias Staphylococcus aureus (izquierda) y Legionella neumophila.
(Foto: C. Janice Kv/CDC; CDC/PHIL)

Las más peligrosas y quizás las más conocidas son las bacterias grampositivas y gramnegativas. Las bacterias grampositivas, como Staphylococcus aureus, se encuentran en el cuerpo humano. La mitad de las infecciones que se producen en las unidades de alta vigilancia se deben a microorganismos grampositivos. Las neumonías producidas por la respiración mecánica y las infecciones producidas por los catéteres son las más frecuentes. Los gram-negativos (Acinetobacter baumannii, Legionella neumophila) pueden encontrarse tanto en el cuerpo humano como en el entorno. La especie Acinetobacter baumannii está especialmente relacionada con las infecciones respiratorias y urinarias y las septicemias posteriores. Provoca neumonía y otros procesos infecciosos en las salas de cuidados especiales. En muchas ocasiones estas infecciones se deben a aparatos respiratorios y a otros sistemas de monitorización. Dispone de mecanismos muy eficaces de resistencia a los antibióticos.

En cuanto a los hongos, predominan sobre las personas que toman gran cantidad de antibióticos. El género Candida, por ejemplo, se encuentra en la boca humana y en el tubo digestivo. Los hongos conocidos del género Aspergillus se encuentran en el aire. No viven en el ser humano, pero sí entre ellos. Las esporas del hongo Aspergillus están en todas partes, en casa, en la escuela, en el hospital... porque el aire las lleva con el polvo. En los hospitales pueden convertirse en un problema grave debido a la mayor sensibilidad a las infecciones.

El hongo Aspergillus a menudo causa daños irreversibles.
A. Umaran

La ventilación de los quirófanos, por ejemplo, está muy controlada y se han realizado numerosos estudios sobre la relación entre el funcionamiento de los sistemas de ventilación de los quirófanos y la aspergilosis adquirida y otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, son muchos y variados los hongos y, cuando alcanzan el momento adecuado, son capaces de provocar infección.

Los virus, en general, causan infecciones en las personas que han sido trasplantadas en el hospital. Esto se debe a que para evitar la recusación del trasplante se debilita el sistema inmunitario de estos pacientes, con lo que aparecen infecciones por diversos virus. Aparecen o predominan por razones mecánicas o inmunitarias. Las infecciones por parásitos son menores.

En los hospitales, la mayoría de las infecciones no se transmiten por el aire, aunque muchas veces se cree que es lo mismo. La transmisión de microorganismos de un paciente a otro se realiza principalmente por contacto. Por otra parte, muchas enfermedades hospitalarias son endógenas. Es decir, cada uno tiene una serie de microorganismos que, en caso de que disminuya la inmunidad, prevalece. Por lo tanto, no es necesario transmitirlo. Puede llegar a contagiarse con comida o agua. Por ejemplo, la bacteria de Legionella, que habita en el agua, al respirar inconscientemente junto con el vapor de agua, en algunos casos se producen infecciones.

Zonas de alto riesgo

Se pueden distinguir cuatro tipos principales de infecciones: urinarias, respiratorias, quirúrgicas y asepsias o sanguíneas.

Las infecciones más frecuentes son las del aparato respiratorio, tras las quirúrgicas.
De archivo

En un tiempo las urinarias estaban muy extendidas, según Mikel Álvarez. En la actualidad, en la mayoría de los casos, se producen infecciones quirúrgicas, que se producen en las heridas operatorias. En 2006, el número de infecciones hospitalarias en el Hospital de Cruces fue de un 7,63%, de las cuales aproximadamente un 2% fueron de intervención quirúrgica.

En cuanto a las infecciones respiratorias, según datos de 2006, este tipo de infecciones representaron el 1,8% de los casos. La mayoría de ellos se dan en unidades de gran vigilancia. De hecho, los pacientes que se encuentran en estas habitaciones se encuentran en estado crítico y normalmente deben estar conectados a un aparato respiratorio.

El número de infecciones no es el mismo en todas las partes del cuerpo y el riesgo no es el mismo en todas las unidades del hospital. Son muy pocas las infecciones que se producen en las unidades en las que las madres vienen a tener hijos. En estos casos las personas están sanas. Aunque parezca mentira, en las unidades de alta vigilancia el riesgo es mayor. En estas unidades, en general, una de cada cuatro personas está infectada.

Las unidades infantiles son las zonas de menor riesgo para la infección. Los más peligrosos son las unidades de gran vigilancia.
Archivo

Son las unidades de mayor limpieza y vigilancia especial, tal y como su nombre indica. Estas unidades adoptan medidas más estrictas. Normalmente el aire se filtra para garantizar que los posibles microorganismos presentes en el aire no han atravesado el filtro. Por si acaso, los enfermos se encuentran en distintas habitaciones, más separadas unas de otras. Sin embargo, debido al mal estado de los pacientes, es en esta unidad donde se producen la mayor parte de las infecciones. En palabras de Mikel Alvarez "es un proceso normal, se curarán".

Está claro que nadie acude con ganas al hospital, pero a veces hay que ir. Sin embargo, después de lo leído, no penséis que se trata de una situación preocupante. De hecho, las infecciones sólo se producen si se les da la oportunidad y se está trabajando para que no se den opciones en los hospitales, reduciendo las vías de infección. Además, los datos estadísticos muestran que las infecciones hospitalarias están disminuyendo año tras año.

Acinetobacter baumannii, oportunista hospitalario
Uno de los microorganismos causantes de infecciones hospitalarias es la bacteria Acinetobacter baumannii. Es lo que se está investigando en la facultad de Medicina y Odontología de la UPV.
Acinetobacter baumannii es una bacteria oportunista que produce graves infecciones hospitalarias, como la neumonía. Es oportunista por agredir a enfermos debilitados. El número de pacientes infectados por A. baumannii no es elevado, pero la mortalidad de estas infecciones es alta, tanto por estar afectado, como por ser resistente a muchos antibióticos A. baumannii. Además, mediante la aplicación de un tratamiento, la bacteria es capaz de desarrollar su resistencia al mismo.
Ante este problema, es muy importante hacer un seguimiento de las nuevas resistencias que consigue la bacteria para saber con qué antibióticos deben ser tratados los pacientes. Para llevar a cabo este estudio es necesario, por un lado, localizar y resaltar el gen de la nueva resistencia y, por otro, saber si existen integrones o no.
(Foto: LWW'S Organism Central)
Los integrones son cadenas de genes de resistencia en las que se almacenan gran parte de las nuevas resistencias que consigue A. baumannii. La bacteria tiene otras vías, pero la más integral es la vía más eficaz para captar y transmitir resistencias. Los integrones tienen una gran movilidad, todas las resistencias que consigue una A. baumannii se transmiten fácilmente a otras, con lo que la especie se renueva constantemente y se vuelve más resistente.
Investigadores de la UPV/EHU han aislado y analizado diversos tipos de A. baumannii de los hospitales y han comprobado que el 90% de las cepas poseen integrones. Aparición de cepas resistentes a los antibióticos actuales. En la actualidad los investigadores tratan de detectar estos casos y encontrar la forma de hacer el seguimiento. Se trata de encontrar formas de detectar precozmente las características de las resistencias de estas cepas y de estandarizar y hacer prácticos estos métodos de forma que puedan ser utilizados en clínicas.
La alternativa actual es mejorar el control, endureciendo las medidas para evitar infecciones hospitalarias. De momento no se han encontrado antibióticos para tratar estas cepas de diferente resistencia. Sin embargo, utilizan antibióticos cuando es posible. Para conseguirlo es necesario detectar la infección a tiempo y conocer la cepa bacteriana que la ha producido. Además, es necesario conocer las resistencias de la cepa causante de la infección. En este sentido, se pretende implantar sistemas de control que permitan controlar la mortalidad por A. baumannii.
Investigación EPINE
En todos los hospitales existe un equipo de expertos que se encarga del seguimiento diario de las infecciones hospitalarias. Por si fuera poco, cada año se realiza un estudio o seguimiento específico, el estudio EPINE. Se trata de un estudio sobre el desarrollo de la prevalencia de infecciones nosocomiales en los hospitales españoles.
El estudio EPINE se realiza a finales de mayo de cada año. Para esta investigación, los expertos eligen un día en el que analizan la historia clínica de los pacientes hospitalizados en el hospital y extraen una serie de datos. En definitiva, esta investigación sirve para conocer la tasa de infección hospitalaria, los microorganismos responsables de estas infecciones, dónde se localizan las infecciones, etc. Permite comparar los datos interanuales de cada hospital y comprobar si las medidas de mejora implantadas han tenido o no resultados. En este estudio de un solo día se hace una especie de foto de la situación del hospital. También permite comparar datos con otros hospitales. De acuerdo con todos ellos, a continuación se adoptan medidas de carácter local.
Datos de prevalencia de infecciones hospitalarias en España. EPINE 1990-2005.
Según el informe EPINE, el número de infecciones hospitalarias en el Hospital de Cruces fue del 8,21% en 2005. En total se analizaron 816 pacientes. Este dato puede ser indicativo de que año tras año se adoptan medidas más estrictas y se presta más atención: En 2006 este valor era del 7,63% tras 839 pacientes.
En los hospitales de la Comunidad Autónoma del País Vasco el porcentaje medio de infecciones hospitalarias es del 5-7%.
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