Gallo gigante de bosques montanos

El silvestre es, en realidad, un ave paleoarárquica, con su residencia en las extensas taigas del norte de Eurasia. En el centro y sur de Europa, las aves han tenido que refugiarse en zonas montañosas, tanto por el clima templado como por la necesidad de huir de la presión implacable del hombre.

Por ello, en la península Ibérica el Basoilarra se encuentra en los Montes Cantábricos y Pirineos, en esta última cordillera especialmente en la vertiente norte y en algunos bosques de Aragoa y Cataluña. En cuanto al País Vasco, en los límites de Navarra y Zuberoa se puede encontrar en Larrea y sus alrededores, al abrigo de los hayedos, abetales y pinares de montaña de la zona (y aquí también se mantiene una población relativamente reducida; Purroy decía que en 1974 vivían unos seis ejemplares, J. Elosegi, por su parte, en 1985 deforma una población de entre 10 y 20 aves.

"Poco ave es más bella que el gallo de pasto. Cuando uno aparece nunbeit, ¡seguro que huye de él! ¡Está perdiendo el tipo cada día!"

El gallo es un gigantesco gallináceo que habita en las selvas montañosas, y en lo que a su biología se refiere, su notable dimorfismo sexual es un reflejo de la gran diferencia entre los modos de vida de los machos y las hembras. Los silvestres son aves grandes y espectaculares, con una longitud aproximada de 85 cm y un peso que oscila entre los 3.500 g.

En cuanto a su aspecto, se trata de aves adornadas con indumentaria oscura pero llamativa: mientras que el color sobre el ala es pardo oscuro, las plumas de la parte inferior presentan un negro crudo con brillo verde azulado, con predominio del gris oscuro en el pecho y sobre la cola. El pico blanquecino y la vorágine ceja roja son las características que conforman el aspecto descarado y arrogante del animal.

En cuanto a la hembra, muestra tamaños y prendas algo inferiores. El gallo hembra no supera los 62 cm de longitud y su peso oscila entre 1.500 y 2.300 g, la mitad de lo raro. En cuanto al plumaje, éste presenta también una coloración pardo-rojiza pintada y críptica, no adecuada para el matorral de las selvas.

Estas diferencias están relacionadas, lógicamente, con las diferentes conductas y obligaciones de ambos sexos a la hora de reproducirse. A finales de mayo o principios de junio, los silvestres se reúnen en los puntos de luz del bosque, antes del amanecer, donde inician la apertura de su peculiar “canto” a los cuatro vientos (para atraer alguna hembra). Y en este trabajo conviene tener un aspecto bastante llamativo. Los tres o cuatro machos reunidos en cada uno de los lugares de cantar se disputan una gran lente, con las plumas levantadas y enfrentadas, en plena competición. Y eso es lo que tienen que mantener, hasta que una hembra se acerca a ella y está dispuesta a fecundarse.

El silvestre hembra presenta una coloración parda rojiza pintada y críptica, ideal para no verse en el matorral de las selvas.

Una vez más, la hembra elegirá la “más adecuada” y, una vez fecundada, se marcha al bosque a nidificar solo, esperando que en el campo de cantar los machos llegue otra hembra. Y este trabajo tiene riesgos importantes. Y es que, a pesar de que muchas veces se cree otra cosa, el canto del basoilarra no es tan sonoro. Por el contrario, es necesario ser lo suficientemente cerca para poder escucharlo. Por otro lado, hay que decir que la “falta de sentido” en la que está actuando el vasgallo es también un mito, y si se le acerca algo se da cuenta, claro, de que huye. Sin embargo, para que pueda triunfar en la reproducción, el macho tiene que estar mucho tiempo en el campo de cantar, llamando a las hembras y peleando con otros machos, lo que reduce enormemente la esperanza de supervivencia de este macho, ya que aumenta la probabilidad de ser descubierto por cazadores u otros depredadores.

Una vez realizada la fecundación, la hembra será la encargada de llevar a cabo la reproducción. Se elegirá un matorral o trasero en el que, en el nido construido en el suelo, se pondrán fríos entre 5 y 11 huevos blancos pintados de gusano, cuya incubación durará entre 24 y 26 días. Los pollos son nidifugos, que nada más nacer saldrán del nido y se esconden en los matorrales de la zona.

Éstos, como su madre, están vestidos de plumaje pardo rojizo críptico, con la cabeza y el cuello amarillento y el dorso pintados de amarillo, pardo y negro. Durante los primeros meses, estos pollitos se alimentarán de invertebrados y crecerán rápidamente, siendo capaces ya de realizar vuelos cortos cuando tengan dos semanas y media. El segundo mes comenzará a cambiar su dieta y poco a poco irán explotando la alimentación de sus padres, además de insectos, en el suelo forestal, brotes, semillas, frutos, etc. buscarán. Cuando llega el invierno, y la nieve cubre la comida, el bosque tiende a explotar otros recursos, y en esa época se alimenta de acículas de pinos y abetos. Por otro lado, y en caso de que el invierno sea demasiado duro, puede realizar pequeñas migraciones o movimientos fuera de su residencia habitual, buscando condiciones más suaves.

Cuando llega el invierno, y la nieve cubre la comida, el bosque tiende a explotar otros recursos, y en este pantano se alimenta de acículas de pinos y abetos, como denuncian sus excrementos.

En cuanto a las hembras, éstas son capaces de reproducirse nada más cumplir el año, pero los machos no consiguen esta capacidad hasta los dos o tres años. Se relaciona con la dura competencia sexual. Y es que, a pesar de reunirse en los lugares de cantar, los más fuertes consiguen cubrir alguna hembra.

Al igual que en la mayoría de los gallináceos restantes, en el caso del gallo, el alto número de huevos por txitada debe asociarse a una tasa importante de mortalidad. Los pollos de gallo presentan una alta tasa de mortalidad en los primeros meses, pudiendo llegar al 90% de los nacidos a morir antes del primer año en los años de mal tiempo.

Por otro lado, la mortalidad anual en adultos reproductores puede superar el 40% en condiciones naturales. No es de extrañar, por tanto, que la excesiva presión cinegética haya llevado a este ave casi a perder. Y para que se reproduzca, sin duda, nos va a pedir protección durante muchos años.

FICHA TÉCNICA

Gallo

Especie: Tetrao urogallusFamilia: tetraonOrden: galiformesClase: aves

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