¿Cómo podemos componer comida en casa?

Al comienzo del nuevo curso se producen varios cambios. Cuando los niños comienzan a la escuela, para muchos de nosotros es imposible preparar la comida del mediodía en casa; el horario de trabajo no se fija en ello, por lo que cada vez son más los niños que quedan en los comedores escolares. Pero los comedores escolares no son sólo el lugar donde comen, en los comedores también aprenden a comer junto con otros niños.
Colegio La Albufereta. ALICANTE

Cada escuela elige la forma de cocinar. Algunos lo preparan en la propia escuela; otros, una vez preparados en el exterior, lo transportan con vehículos hasta la escuela, donde mantienen la temperatura de los alimentos con mesas calientes. Por su parte, unos pocos colegios han apostado por los alimentos ecológicos y, además de cocinar en el propio centro escolar, eligen los alimentos ecológicos. Tanto en la elección como en la preparación de alimentos, el coste económico es importante.

En la actualidad, las comidas de los comedores suelen ser supervisadas por un dietista o experto y se informa a los padres del menú de todo el mes. Pero muchos no hacen caso de esta información, aunque sea muy valiosa y útil. ¿Para qué sirve? La respuesta está clara: adaptar y complementar la alimentación del niño. Y es que deberíamos preparar la cena nocturna teniendo en cuenta a quien ha comido en el comedor.

Las necesidades alimenticias de los niños son muy altas, ya que por un lado están en proceso de crecimiento y por otro, son muy activas a esa edad. Nunca hay que dejar en manos del comedor toda la responsabilidad de la buena alimentación del niño, ya que la comida es sólo una comida y el niño hace todos los demás en casa. La comida debe contener entre el 35 y el 40% de toda la energía que el niño necesita durante todo el día, mientras que la cena debe completar las comidas del día. Por ejemplo, si no ha comido toda la jornada, ese es el momento.

Nadie duda de que una buena comida tiene que tener tres platos: el primero, el segundo y el postre para terminar. La cena también necesita la misma estructura. El primer plato debe ser fuente de vitaminas, fibras y sales minerales. El segundo, por su parte, debe ofrecer al niño en crecimiento las proteínas necesarias. Por último, el postre debe completar la cena. Por lo tanto, aunque muchas veces empezamos con el segundo plato por sencillez, no hay que olvidar que antes el niño tiene que comer otros.

Por otro lado, hay algunos platos que gustan mucho a los niños: pizza, hamburguesas, san jacobos, etc. Estos pueden comer de vez en cuando, pero que no se conviertan en platos cotidianos. Sin embargo, existe una gran diferencia entre ambos. Por ejemplo, en casa se pueden hacer pizzas sanas, con menos grasa que las de fuera; para ello, sobre la base, además de tomate y queso, podemos poner calabacín, berenjena, champiñones, atún, gambas, piña, etc.

Nunca se debe delegar en el comedor la alimentación adecuada del niño.
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Se recomienda cambiar el menú del comedor en función de las estaciones del año para fomentar el consumo de los productos que ofrece cada estación. Además, en primavera y verano se pueden poner platos fríos, como ensaladas y cremas frías, mientras que en otoño e invierno se pueden aplicar más calientes para combatir el frío. Por otro lado, no siempre es recomendable dar una comida muy picada (purés, hamburguesas...), salvo en niños muy pequeños. El niño debe aprender a comer alimentos de diferentes texturas.

La opción de comedor tiene otras ventajas: los niños malas comen mucho mejor con los demás, y puede ser una buena oportunidad para aprender a comer; además, el hecho de que cada vez hay más alumnos de otros países hace que el comedor pueda aprender los hábitos alimenticios de otros países.

Obeso en la infancia, obeso en la madurez

Adquirir hábitos de alimentación adecuados en la infancia, además de ser necesarios para lograr un desarrollo físico y psicológico adecuado, es una forma de evitar problemas futuros. Parece que el número de niños obesos está creciendo considerablemente y los expertos están bastante preocupados por las consecuencias que esto puede tener.

Si los niños pequeños son potolos son mucho más atractivos, pero debemos cuidarlos con cuidado para que la alimentación del niño sea la adecuada. En la infancia se producen los adipocitos o células grasas. Por lo tanto, si se producen muchos adivenitos, el niño tendrá más facilidad para engordar en el futuro. Por eso se dice que el niño que está más gordo en la infancia tendrá muchas más posibilidades de ser más obeso en el futuro. Si antes de los siete años comienza con problemas de obesidad, la probabilidad de ser gordo en la madurez es del 41%, mientras que si es obeso en la adolescencia es del 80%.

Por tanto, debemos intentar satisfacer las necesidades del niño. Para ello debemos tener siempre en cuenta la velocidad de crecimiento, ya que la velocidad no es la misma para todas las edades, además debemos elegir bien los alimentos, es decir, descartar los alimentos ricos en energía pero con poco nutrientes, sobre todo los dulces y los alimentos de extrusión (gusanitos, patatas).

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