Ya se han publicado en revistas especializadas los primeros análisis de la ingente cantidad de información enviada por el Voyager 2 en agosto a su paso por el entorno de Neptuno. En este número mencionaremos los resultados más relevantes que nos han ofrecido estos estudios sobre Neptuno, y en el siguiente número hablaremos de su satélite Trinon.
El próximo 20 de agosto se cumplirá el decimotercer año de lanzamiento del Voyager 1 y 2, y el pasado mes de febrero el Voyager 2 (que sólo se utilizó en los exámenes hasta Saturno) realizó las primeras fotos de todo el Sistema Solar, es decir, la primera en que el Sol aparece rodeado de sus planetas. No hace falta decir, por tanto, que esta sonda ha sido todo un éxito. Más si tenemos en cuenta que las prestaciones que ha ofrecido en las últimas etapas del viaje han sido mejores que las que ofrecía cuando se lanzó. Esta mejora se ha conseguido, lógicamente, con la reprogramación del ordenador existente. Neptuno, la última escala del Voyager 2, ha resultado más interesante de lo esperado, dando a conocer algunos de los imprevistos que han sorprendido a los científicos.
Empecemos aportando algunos datos físicos del planeta y de su órbita (Tabla I) y explicando su aspecto fotográfico. De los datos de la tabla se deduce que el diámetro de Neptuno es aproximadamente cuatro veces mayor que el de la Tierra. Por otro lado, es el más denso de los planetas gigantes. En las fotos aparece Neptuno de color azul recordando el aspecto de la Tierra visto desde el espacio. La dispersión o dispersión de la luz solar provocada por la atmósfera de Neptuno (el mismo fenómeno da el color azul al cielo terrestre) y la segunda y principal, el comportamiento del metano en la atmósfera.
Distancia media del SolEl metano absorbe la luz roja, dando lugar al predominio de la luz azul. Sin embargo, la cantidad de metano en Neptuno es muy pequeña, siendo sus componentes mayoritarios el hidrógeno y el helio. La temperatura de las capas exteriores vistas se puede estimar en torno a los -220°C. Sin embargo, una de las inesperadas ha sido la actividad detectada en estas capas.
Todas las fluctuaciones del clima de la Tierra y de la actividad atmosférica son debidas a la energía proveniente del Sol. Debido a la lejanía de Neptuno con el Sol, la irradiación es 1000 veces menor que en la Tierra (o 20 veces menor que en Júpiter). Por lo tanto, se esperaba encontrar su atmósfera muerta. Por el contrario, el Voyager 2 ha encontrado vientos muy fuertes y algunas manchas, dos oscuras y
algunas luminosas. En las dos primeras destaca la llamada “Gran Mancha Oscura”.Tiene una longitud de 12.000 km y una anchura de 8.000 km y sus medidas relativas con Neptuno son similares a las de Júpiter en su “Gran Rojizo” respecto a este planeta, al igual que su ubicación. El citado Gran Bronceado cambia su aspecto con relativa rapidez y la velocidad de movimiento es también elevada, con 325 m/s hacia el oeste. Junto a este mordisco, y moviendo con él, tenemos uno de los momentos más claros mencionados, el S1. Esto, como hemos dicho, está relacionado con lo anterior, en el sur, y parece que es lo que se veía desde la Tierra hace unos años. Se cree que está formado por nubes de metano que se condensan a altas alturas (50 km). La condensación, cuando el viento de las capas más altas de hidrógeno que cubren el Neptuno encuentra un obstáculo (en este caso el Gran Moreno), ocurriría enfriando el metano que sube y arrastra.
Más al sur tenemos otro momento luminoso, el S2. La particularidad que presenta es su velocidad: Sólo tarda 16 horas en rodear a Neptuno. Por ello, también se conoce como Scooter. Pero su evolución no es el único problema que presentan estos fenómenos. Como hemos dicho antes, el mero aporte energético del Sol difícilmente puede generar tanta actividad. ¿Dónde se produce entonces la energía necesaria? Quizá el propio Neptuno tenga una pequeña fuente de energía.
SOL: El LUNA:
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Las mediciones del campo magnético también han obtenido resultados sorprendentes. El magnetómetro del Voyager 2 ha demostrado que el eje del campo magnético está inclinado unos 50 grados sobre el eje de giro del planeta y además no pasa por el centro del planeta, sino a unos 8.000 km del centro. Estas particularidades del campo magnético son similares a las del campo de Urano y no facilitan su explicación. Por el contrario, cuando se midió la inclinación del eje magnético de Urano, los científicos propusieron si había alguna inversión o inversión similar a la de la Tierra en este campo, pero la probabilidad de encontrar a Neptuno en el mismo proceso sería infinitesimal.
Por lo tanto, parece que si se va a encontrar una buena explicación, será una de las relacionadas con la naturaleza de estos planetas. Los resultados del estudio del campo magnético son, además, de gran importancia, ya que nos proporcionan la única información que podemos obtener sobre la estructura interna del planeta. Así, el período de giro del campo magnético (16 horas y 3 minutos) proporciona la única referencia para el cálculo de las velocidades relativas al núcleo interior de las capas exteriores.
Sin embargo, entre las previsiones realizadas hay al menos una que se ha cumplido totalmente; la correspondiente al descubrimiento de nuevos satélites. Las observaciones realizadas desde la Tierra sólo confirmaban la existencia de dos satélites: Tritón, el más grande, y Nereida. Ahora sabemos que son ocho. Uno de ellos tiene un diámetro superior al de Nereida, pero su gran diferencia ha impedido su detección desde la Tierra.
Al igual que otros planetas gigantes, Neptuno tiene su sistema de anillos. Las observaciones realizadas desde la Tierra en 1984-85 ponen de manifiesto la existencia de arcos anular. Ahora que se ha podido comprobar que los aparatos del Voyager 2 están orientados al lugar adecuado, se ha podido comprobar que los anillos son tres y son completos. Los tres arcos vistos desde el suelo son acumulaciones anormales de mates encontrados en el anillo más alejado del Neptuno. Estos arcos plantean un problema de difícil explicación, ya que, dispersándose a lo largo del anillo, tendrían que desaparecer espontáneamente como consecuencia de los choques. Algunos han querido encontrar la razón en los pastores de satélite que estaban alrededor del arco, pero parece que la explicación completa del problema todavía está lejos.
Los dos anillos exteriores son muy finos, ya que sólo tienen unos kilómetros de altura. El interior es muy difuso y ocupa 2.500 km de ancho. Aunque las dos anteriores están formadas por rocas y polvo de distintos tamaños, el interior está formado mayoritariamente por polvo. Por último, entre los dos anillos exteriores se ha observado un anillo mucho más ancho de polvo fino, extremadamente difuso respecto a los anteriores.
Por supuesto, el análisis de los datos enviados por el Voyager 2 se prolongará durante años. Los trabajos para resolver todos los problemas mencionados no han hecho más que empezar y darán grandes quebraderos de cabeza.
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