El
conjunto de líneas de Nazca fue declarado patrimonio cultural de todas las personas en 1995. A pesar de escuchar y/o leer muchas cosas sobre este magnífico trabajo realizado por el hombre, es difícil tomar conciencia de la belleza de la obra si nos vamos y no lo vemos desde arriba. Desde el avión se ven perfectamente las imágenes y, en ausencia de éste, es imprescindible subir a un mirador de altura suficiente. Ver las líneas desde el suelo es como no ver nada, ya que cuando estamos en la tierra se pierde la vista necesaria para conocer los detalles y medidas que los autores habían conseguido al dibujar los geoglifos. También es muy difícil encontrar en la tierra las líneas que indican el entorno de cada imagen. A pesar de los surcos, absolutamente prohibidos, nos resultaría prácticamente imposible diferenciar las líneas de las otras trazas existentes, entre las que destacan las numerosas ruedas que han dejado los vehículos que han recorrido durante años, zonas que han permanecido desprotegidas durante mucho tiempo. Cabe destacar el deterioro causado por los vehículos en varias líneas.
Como acabamos
de mencionar, es prácticamente imposible tomar conciencia del conjunto de líneas desde la propia tierra, lo que hizo que no tuvimos conocimiento de los geoglíficos hasta 1939, cuando el científico estadounidense Paul Koso voló por encima de la región durante unas investigaciones. Decimos que estas investigaciones se referían a los sistemas de riego que usaban los pueblos anteriores a los incas. Cuando Kosok vio por primera vez las líneas dibujadas en el suelo, las consideró como parte de una obra de ingeniería hidráulica realizada por antiguos habitantes de aquellas zonas áridas. Sin embargo, pronto cambió de opinión, el día que eligió para volver a pasar por encima de la región fue necesariamente el 21 de junio, día correspondiente al solsticio de invierno, en el que la dirección de puesta del sol coincidía con la de una línea trazada en el suelo. ¿Lo hicieron de forma intencionada o inconsciente quienes dibujaron las líneas? ¿Sabían con suficiente precisión sobre astronomía?
Después de descubrir la importancia de las líneas, Kosok señaló que el conjunto formado por los geoglíficos era el libro de astronomía más grande del mundo. Las primeras teorías y trabajos de este científico fueron seguidos por la matemática María Reiche. Esta mujer, de origen alemán pero que consiguió la ciudadanía peruana, pasó toda su vida investigando las imágenes de Nazca. En la actualidad, a cien kilómetros de la localidad de Ica, en el camino que une Ica y Nazca, se puede visitar el Museo María Reiche, en el que se pueden ver algunas de las herramientas que el investigador utilizó para medir sus líneas, así como fotografías de las imágenes de la tierra, la biografía del matemático y la copia del aula en la que trabajó durante años.
Gracias a Reiche, tenemos a nuestra disposición en la actualidad mapas detallados de aquel amplio mar de arena, de más de 200 km2 de extensión, que dan cuenta de todas las imágenes realizadas en la tierra. Destacan, sin duda, las figuras de los animales: ballenas, arañas, monos, perros, lagartos y, sobre todo, aves. En total se han encontrado imágenes de 18 aves, entre ellas colibrí, cóndor, zanja y papagaya. La más espectacular es la imagen del colibrí, de un centenar de metros de longitud, con una precipitación perfecta; destaca el largo y singular pico del pájaro, que se manifiesta en la oscura llanura sobre una colina.
Sin embargo, estas figuras animales (de 15 a 300 m de longitud) no son más que una pequeña parte de todas ellas, ya que la mayoría son conjuntos de líneas que forman figuras geométricas. Existen principalmente trapecios, rectángulos y varios espirales. Algunas de estas figuras tienen hasta diez kilómetros de longitud.
Otra imagen curiosa es el llamado astronauta. Situada en la ladera de una colina, E.T. de la película de Spilberg. Se parece a la famosa, con sus dedos hacia la casa. Parece que esa figura humana y otras semejantes que se encuentran en otras colinas son más antiguas que las dibujadas en las llanuras.
Para dibujar los geoglíficos de Nazca sobre el suelo se hacían unas estrías de unos 20 cm de profundidad en el suelo y, posteriormente, con el fin de destacar las estrías, se colocaban en los laterales de los surcos unos pedregosos procedentes de otro lugar. Uno de los componentes químicos de estas heces de roca es el hierro y tras años de influencia solar, se ha formado una oscura capa de óxido sobre las piedras. De este modo, consiguieron un bonito contraste de colores: a la altura de la luz de la arena de los surcos y de las gravas aparece la oscuridad de los pedregosos.
Las imágenes se han mantenido hasta la actualidad debido, por un lado, a las características geológicas del suelo y, por otro, a la rigidez del clima. Sorprendentemente, según los datos, en estas zonas sólo llueve media hora después de dos años.
El rasgo más característico de las líneas de Nazca, al margen de la precisión y la gran dimensión, es que poco se sabe de ellas. A pesar de la incansable actuación de María Reiche, todavía no tenemos claro el origen de las líneas, el método que utilizaron para dibujar en el suelo o el objetivo de las imágenes. Es posible, sin embargo, que este misterio sobre los geoglíficos de Nazca sea precisamente el que más fascinación despierta. Entre otras cosas, se han dado explicaciones curiosas sobre las imágenes. Pero también hay todo tipo de interpretaciones.
Hay quien opina que los conjuntos de líneas son representaciones divinas, y que la intención de los autores era que los dioses sólo pudieran verse desde el cielo. Otros dicen que las imágenes están relacionadas con el culto al agua. De hecho, las culturas vividas en aquel desierto han dado siempre una gran importancia al agua.
Y, por supuesto, con explicaciones curiosas: Según algunos, se trata de pistas para el aterrizaje de seres extraterrestres. O lo que dice el Dr. Javier Cabrera, que ha abierto el Museo de las Piedras en Ica: son pistas para los estacionamientos de la civilización humana avanzada. Esta civilización, además, era contemporánea de los dinosaurios. Según la curiosa Teoría de la Humanidad de Cabrera, los seres humanos que habitaban la Tierra hace millones de años consiguieron un gran avance, pero una catástrofe, probablemente provocada por los propios humanos, provocó la desaparición de la antigua civilización. ¿En qué se basa esta teoría? Cabrera sostiene que ha encontrado cientos de piedras en algún lugar que sólo él conoce, y que en ellas se encuentran grabadas imágenes espectaculares de este tipo: desde que los hombres luchan contra los grandes dinosaurios, pasando por complicadas intervenciones abiertas al corazón o de un mapa mundi en el que se pueden ver los cinco continentes hasta la llamada Atlántántida. Es evidente, por tanto, que los argumentos de Cabrera son verdaderamente confusos, aunque el propio Cabrera lo explicará a cualquier persona que acceda al Museo de las Piedras, después de pagar la entrada correspondiente. Este hombre encuentra en todas partes las razones que apoyan su teoría, así como algunas de las figuras de los tapices tradicionales de la cultura Paracas.
Según las explicaciones de Cabrera, algunos de los hombres de la antigua y avanzada civilización, contemporáneos de los dinosaurios, pudieron hacer frente al desastre mencionado y tuvieron que huir de la Tierra; se dirigieron a las Pléyades en los espacios espaciales, y las líneas de Nazca eran precisamente las pistas magnéticas para el despegue y aterrizaje de estos espacios.
En los que visitan este singular Museo de las Piedras hay de todo; algunos han podido conocer estas teorías a través de algún libro y han decidido acudir a él, incluso desde los lugares más alejados del mundo. Pero la mayoría, claro está, se muestran convincentes, porque es incomprensible por qué no ha sacado el origen de las piedras, si, como él mismo dice, son reales. Al margen de este tipo de excentricidades, está claro que si queremos investigar las líneas desde una perspectiva histórica, tenemos que ir a la cultura Nazca.
Esta cultura se asentó en una región del sureste peruano, delimitada por tres valles: Nazca, Ica y Pisco. Cultura Nazca a. 350 a C Estuvo en auge al 650 y fue una de las culturas precincas más destacadas. Esta cultura fue heredera directa de la civilización de Paracas, lo que se puede apreciar en muchos aspectos, sobre todo en el desarrollo de la industria textil de la Nazca y en algunas intervenciones humanas, ya que los nazcatarras, al igual que los de la civilización Paracas, eran hábiles en la deformación y trepanización de cráneos. Sin embargo, en otras zonas, como la cerámica, los nazcatarras superaron notablemente a los anteriores.
Fue una sociedad sedentaria que se dedicó a la agricultura y al crecimiento de las llamas. Se puede decir que su sistema político era democrático; según las huellas encontradas parece que no tenían líderes poderosos, por lo que se ha considerado que no había diferencias significativas entre las clases. Tampoco parece que le daban mucha importancia a la religión, y en lo que respecta a las relaciones entre hombres y mujeres, parecían igualitarias. No se construyeron templos o recuerdos de gran tamaño, salvo los geoglíficos. Pero las labores cerámicas y textiles son espectaculares y espectaculares. La capital de la comarca se encontraba en Cahuachi, a unos veinte kilómetros de la actual localidad de Nazca.
Debido a que el litoral sur peruano, sobre todo el valle nazi de Río Grande, es muy seco, los campesinos tuvieron que idear métodos para medir el tiempo con la mayor precisión posible, con el fin de mantener adecuadamente la producción agraria, es decir, controlar todos los aspectos de la producción: siembra, cosecha, roturación y riego. Entre los hallazgos realizados por arqueólogos en la región de Nazca destacan las terrazas agrícolas (señal inequívoca que cuidaban mucho el suelo), los canales, los acueductos y, al parecer, algunas pequeñas presas. Como se ha mencionado anteriormente, este tipo de investigación fue el punto de partida para la búsqueda de geoglíficos. Al
parecer, el calendario que empleaban era muy complicado, y su base era un conjunto de líneas tremendamente dibujadas en las llanuras áridas de Nazca.
No sabemos mucho sobre la época en la que se dibujaron las líneas de Nazca. Gracias a los trabajos del investigador Reiche sabemos que las líneas se realizaron en la era de la cultura Nazca, en el primer milenio d. C. Aunque no es un dato de gran precisión, deberemos tenerlo en cuenta por defecto.
Por otra parte, los estudios llevados a cabo por los científicos Gerald Hawkins, Dorothy Menzel y John Rowe mostraron la relación entre las líneas terrestres y los recipientes cerámicos elaborados por los nazcatarras, de modo que la mayoría de los geoglifos se pueden asociar a dos épocas concretas de la cultura Nazca, ya que las imágenes de la tierra son muy similares a las que aparecen en los recipientes de esas épocas.
Cabe destacar también que algunas líneas están dibujadas sobre otras. Parece, por tanto, que en algunos casos los ilustradores no sabían que antes otros habían elegido el mismo lugar para dibujar. Sin embargo, en las proximidades de las zonas en las que se encuentran las líneas de tierra se han encontrado con frecuencia fragmentos de cerámica, montones de piedras e incluso basura. Al parecer, los deslizadores querían mostrar quién había hecho cada obra.
Como sabemos, los estudios más profundos sobre geoglíficos son los de María Reiche. Realizó diversas mediciones para conocer la técnica utilizada para dibujar las líneas y se ocupó también del significado de las imágenes. Según la teoría de Reiche, la mayoría de las líneas de Nazca tienen que ver con la astronomía, siempre con la intención de utilizarlas para fines agrícolas. No dijo que todos los conjuntos de líneas terrestres fueran instrumentos para medir el movimiento de las estrellas, el Sol y la Luna, pero todos los investigadores coinciden en que muchas de las imágenes sirven para observar solsticios y otros fenómenos astronómicos.
Parece, por tanto, que los geoglíficos no se hicieron para mirar desde el cielo, sino para utilizarlos desde la propia tierra. Digamos que este tipo de líneas no están sólo en Nazca, sino que se han encontrado otras similares en otros lugares del desierto peruano. En la mayoría de los casos se realizaron para fines relacionados con la astronomía o para su uso como calendario, pero también había imágenes que tenían otro cometido: eran caminos, pistas y señales para los viajeros. Por ejemplo, en Paracas, en la parte delantera de la bahía, hay un cactus gigante dibujado en la ladera de una colina; la imagen se puede considerar como una señal para los navegantes y los pescadores de la zona se llaman candelabros.
Asimismo, el científico Reiche afirmó que muchos conjuntos de líneas eran expresiones de constelaciones y que probablemente los habitantes celebrarían en los mismos geoglíficos ritos y fiestas relacionadas con la agricultura y la religión. Algunos de los descubrimientos a favor de esta teoría son similares a los de todas las figuras: en el caso de la araña, la entrada está en una pierna, en las aves en los picos, y los monos tienen esa entrada en la cola. A partir de estas entradas llegaremos a unas grandes plazas similares, que pueden estar vinculadas a cuestiones astrológicas.
Además de María Reiche, otros prestigiosos investigadores han investigado las líneas de Nazca. En ellos destacaremos el Gerald Hawkins que hemos mencionado anteriormente. Este científico, experto en astronomía antigua, ha estudiado cuidadosamente la relación de las líneas con el movimiento de los cuerpos celestes. La principal conclusión obtenida es que es imposible encontrar conexiones precisas entre los puntos de salida y entrada de los cuerpos celestes y la dirección de cada una de las líneas de la tierra. Sin embargo, este resultado no descarta la teoría coherente de Reiche. Se puede decir que los nazcatarras alcanzaron la precisión correspondiente a los recursos técnicos y científicos de la época en la que se realizaron las líneas, y no se puede negar que tuvieron objetivos claros a la hora de dibujar los conjuntos de líneas.
Podemos decir, sin miedo, que las imágenes dibujadas en las llanuras de Nazca son como un antiguo calendario astronómico en el que los nazcatarras hacían ritos.
En cualquier caso, ver las misteriosas líneas de Nazca hoy en día es algo terrible, tanto mirando desde el observatorio que allí se ha preparado, como volando sobre ellas en avión o helicóptero.