La diferencia de nivel entre marea alta y marea baja es superior a los 10 m de altura en estas zonas. Por lo tanto, se mueven grandes cantidades de agua arriba y abajo.
Por ello, no sería sorprendente encontrar una aplicación basada en el movimiento marítimo. Así que entre Saint Malo y Dinard encontramos una central de marea eléctrica llamada La Rance.
La central parecía un gran lago. La estructura es similar, es decir, hay un río llamado La Rance. Existe una bahía que recoge las aguas vertidas por el río y un largo muro que dificulta el recorrido del agua. Lo que marca la diferencia es el mar situado al otro lado del muro.
Después de dejar el coche en el aparcamiento que había al principio del muro, salimos a pie por el muro. No se oía ruido ni se veía humo. No había malos olores y la suciedad del agua no era mayor que en otros lugares. Como la marea estaba abajo, en la parte del muro que tocaba el mar se podían ver unos grandes agujeros.
A medida que iban andando y paralelos al muro y en fila, unos remolinos de agua estaban al descubierto en el mar. Cuando cruzamos casi todo el muro, llegamos a una gran habitación por unas escaleras que estaban dirigidas al interior del muro. En ella se explicaba en paneles grandes la estructura y funcionamiento de la central. Aunque parecía mentira, en el interior del muro se encontraba un imponente edificio en forma de búnker. Vados, escaleras arriba, escaleras abajo, maquinaria y personal se veían en cualquier lugar.
Los primeros pasos para la construcción de esta central se dieron en 1941, cuando se constituyó una sociedad de estudio del proyecto. Se inicia su construcción a principios de 1961 y las obras finalizan en diciembre de 1967.
En la investigación de la construcción, cuatro fueron los temas a tratar simultáneamente. Por un lado, los problemas matemáticos, tanto teóricos como prácticos, que plantea la naturaleza de este tipo de energía.
Las técnicas de modelos reducidos cumplieron veinte años de investigaciones en los centros de investigación de Grenoble, Chaton y Saint Malo.
También hubo que superar los problemas de la ingeniería civil. La desembocadura de la bahía tenía una longitud de 750 m y la cantidad de agua que se movía por cada marea era de 360 millones de metros cúbicos. Los trabajos se realizaron en tierra.
La construcción del conjunto turboalternador requirió investigaciones especiales. Como resultado de estos estudios se ideó un nuevo sistema de eje horizontal. Actualmente este sistema se utiliza en zonas de altura inferior a 15 m. Las turbinas funcionan en dos direcciones de corriente (arriba y abajo) y están preparadas para superar los problemas de corrosión que provocan las aguas marinas y otras. En total se han construido 24 turboalternadores.
El muro se ha aprovechado para unir los dos extremos de la boca de la bahía y sobre él se ha construido una carretera de dos sentidos. Los problemas de ingeniería civil han sido importantes debido a la larga desembocadura de Badira.
El edificio tiene forma de túnel de hormigón armado. En él se encuentran los cables de alta tensión, la sala de máquinas y tres transformadores que pasan la tensión de la corriente de 3,5 a 225 kV. La corriente eléctrica se envía a tres lugares diferentes: A Brest, pasando por la Cordillera Media Rennes y el territorio de Alençon.
Pero, ¿cómo se consigue este tipo de energía?
Cuando la marea comienza a subir, el agua entra en la bahía a través de los túneles realizados para ello. En los túneles hay turbinas cuyos brazos comienzan a girar tras el agua. Esta energía cinética de giro se transforma en energía eléctrica mediante un sistema mecánico. Cuando la marea baja, se repite el proceso anterior, es decir, tiene que pasar por los túneles de acceso al mar por la bahía y en estos túneles hace girar las turbinas.
No necesita combustible, no genera contaminación y es una ventaja evidente. Sin embargo, los principales inconvenientes son dos:
Por un lado, la necesidad de encontrar una ubicación geográfica adecuada, ya que en todos los lugares la diferencia entre marea alta y marea baja no supera los diez metros.
Por otro lado, hay que tener en cuenta los elevados costes de construcción. El cierre de la bahía tiene grandes dificultades y el mar, además, pone en corrosión los edificios y materiales cercanos.
Todavía se da más importancia a las barreras que a las ventajas, por lo que la única central de marea existente es la de La Rance.
En el futuro parece que Estados Unidos y Canadá serán los responsables de este tipo de energía, aunque no tengan una intención concreta a corto plazo.
Queremos dar a conocer una experiencia que se está desarrollando en el Reino Unido en torno a las mareas centrales. Un equipo de ingenieros intenta colocar las turbinas en alta mar. Con este método no habría que cerrar la bahía, por lo que el ecosistema no se vería afectado. Hay que tener en cuenta que cuando se cierra la bahía, la fauna y la flora autóctonas van a cambiar. Estos ingenieros han adoptado cuatro posibles zonas para sus ensayos. En el mapa adjunto se puede observar la ubicación de estas zonas. El coste de la energía así extraída puede ser similar al de la energía nuclear. Habrá que superar muchos problemas tecnológicos y naturales y los costes serán elevados, pero será energía limpia, es decir, sin residuos. Esta última es una constante de todas las denominadas energías alternativas, es decir, hay elevados costes de diseño e instalación, pero sólo el mantenimiento, una vez puesta en marcha la central, es el coste de hacer frente. Los criterios económicos han sido los únicos que se han tenido en cuenta hasta el momento. Pero es hora de tener en cuenta a estos criterios otros. |