¿Por qué arquitecto?
Hay varias razones para ello. En primer lugar, hay que tener en cuenta el ambiente de la casa, porque veían bien que yo fuera arquitecto. En Oñati también vivía un arquitecto, cosa muy curiosa, porque entonces los arquitectos vivían en las ciudades. Su cercanía, su conocimiento probablemente también ayudaría a tomar la decisión. La belleza de la iglesia, la universidad y la plaza de Oñati, el tiempo que hice en la infancia en Markina –la oportunidad de conocer el parque de San Miguel de Arretxinaga, el parque de Munibe y la iglesia neogótica de Xemein–, y los años de Mutriku, en los que mis padres eran de allí… parece que todos me encaminaron a estudiar arquitectura. Todos esos lugares me encantaban.
Más tarde, al finalizar los estudios de bachillerato en San Sebastián tuve que ir a la reválida a Valladolid. El tren quedó en Burgos y un amigo y yo visitamos la catedral. Volviendo al tren, aquel paisaje me molesta, me retrajo, como cuando fui a Madrid por primera vez. Al lado de Donostia me pareció muy fea. Todo ello me llevó a aprender arquitectura.
Después de estudiar arquitectura en Madrid, ¿empezó a trabajar inmediatamente?
Sí, aquí en Donostia. También estuve dos años en el Ayuntamiento, pero no me gustó nada y lo dejé. Era un trabajo feo, desagradable y sin intereses.
¿Sí?
Bueno, se presentaban muchos proyectos mal realizados, malos desde el punto de vista arquitectónico, con muchos problemas de propiedad y ordenanza… no era un trabajo de arquitecto sino de control, de concesión y retirada de permisos.
Actualmente es catedrático emérito de la UPV. También ha estado dando clases, ¿qué tal?
La verdad es que no me gusta demasiado, no tengo vocación. El problema es que cuando estaba de profesor en Barcelona, impartiendo clases, queríamos traer aquí los estudios de arquitectura. Como fundador de la Escuela de Arquitectura de San Sebastián, he seguido trabajando en el futuro, sobre todo para poder contar con profesorado adecuado, etc.
Arte, matemáticas, buen gusto, construcción, imaginación, diseño… ¿qué es la arquitectura?
Bueno, pues ese debate no lo vamos a solucionar ni tú ni yo ni nadie. Si la arquitectura entra dentro del arte, la arquitectura no puede tener que ver con la matemática y la construcción, es algo con vida propia. Pero eso no es así, porque la arquitectura es imprescindible que se materialice. Si no se lleva a cabo, ahí están los proyectos fantásticos imaginarios. El proyecto de Tindaya de Chillida puede ser un buen ejemplo. Allí se plantea el vaciado del monte, pero luego otra cosa es si esto va a mantenerse en pie, si los ingenieros van a hacer los cálculos o si algún arquitecto puede darle la forma definitiva. Eso es más arquitectura que escultura, y ahí vemos que las disciplinas aparecen mezcladas.
Chillida es artista, pero en ese proyecto también quiere ser arquitecto; Oteiza también ha recorrido estos caminos. Y a veces estos artistas no se satisfacen con su trabajo, ya que la construcción o las matemáticas hacen variar ligeramente la forma de sus obras. La arquitectura tiene mucho que ver con el arte, pero con un cierto compromiso con la sociedad.
En ese sentido, ¿la arquitectura actual responde a las necesidades de la sociedad? Es decir, preguntado de otra manera, hoy en día parece que la arquitectura sólo cumple una función estética. ¿Además de llamar la atención, se busca algo más?
Este tipo de críticas se escuchan a menudo, que los arquitectos han olvidado a la sociedad e intentan hacer cosas para ellos, que lo que hacen está más cerca del arte que del servicio que hay que ofrecer a la sociedad. En cierta medida es cierto, muchos arquitectos actuales consideran la arquitectura como arte del espacio. Lo que pasa es que es muy difícil que los edificios bien construidos, prácticos… sean a la vez artísticos. Tener una buena formación ayuda mucho, pero dominar la construcción o imaginar innovaciones en las estructuras es difícil.
En estos momentos se está avanzando en la construcción. Tenemos nuevos materiales que debemos utilizar porque son los que ofrece la industria actual, pero con criterios claros: ni cualquier material, ni cualquier otro material, pero hay que utilizarlos para que la industria avance.
¿Nuevos materiales y técnicas ofrecen nuevas posibilidades?
Sí, ofrecen oportunidades y están dando resultados. Sin embargo, también existen técnicas –desde el punto de vista artístico– que las utilizan de forma inadecuada. La plaza de toros de San Sebastián, por ejemplo, es una obra técnicamente brillante, pero otros aspectos pueden ser cuestionados.
Como ha mencionado el entorno. ¿Los arquitectos deben tenerlo en cuenta siempre?
Eso es básico. Para los mejores arquitectos, Gaudi, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, y Ludwig Mies van der Rohe, ha sido imprescindible. Si no hubiera tenido la visión de la naturaleza que tiene de Gaudí, por ejemplo, no hubiera podido construir el parque Güell; o si Frank Lloyd Wright no lo había tenido en cuenta, difícilmente habría hecho la casa del salto de agua. Mira, su padre, inventor del pret à porter, era uno de esos ricos y se encargó de hacer la casa a su hijo. Con terrenos de muchos kilómetros cuadrados, Frank Lloyd Wright eligió el lugar más difícil, el menos devastador de la naturaleza, a la vez que la propia naturaleza vestía la casa. Igual se puede decir de Le Corbusier, aunque parece más serio. Y qué decir de las famosas casas de cristal de Ludwig Mies van der Rohe, los edificios que entran y salen del paisaje.
Ahora, tú, ¿en qué trabajo estás?
Tengo entre manos un proyecto de chalet para un notario. Es un proyecto tremendo, con presupuesto, pero no he encontrado quién lo construye. La gente no quiere ese tipo de obras, quiere hacer pisos, 500-600 viviendas, chalets adosados –si son muchos, mejor–, etc. Me he puesto en contacto con un amigo arquitecto que tengo en Santander para ver si allí encontramos algún constructor, ya que allí se hacen más chalets que aquí.
¿Cuál de los trabajos que ha realizado usted destacaría?
Todavía me gusta mucho la casa Imanolena de Mutriku, que está deteriorada por dentro. Por otro lado, tengo una frustración porque fue un fracaso social. Terminó mal, luego lo cambiaron, donde había un piso hay tres en la actualidad… La torre de Vista Alegre de Zarautz, esta que tienes en este folleto.
En el folleto he visto que el Peine del Viento de San Sebastián es también tuyo. La mayoría de la gente cree que es de Eduardo Chillida.
Las esculturas, por supuesto, no son mías. Por lo demás sí que hay una parte importante, desde el principio, pero es un trabajo realizado en colaboración con Eduardo y no merece la pena empezar a discutir en qué medida es de uno y de otro.
En esta plaza es evidente la integración con el entorno. Más que la influencia de la forma de la plaza, puede deberse a la elección del material. ¿El material tiene tanta importancia para dar esa sensación?
Sí, es importante. Arrugas, color… estos elementos están muy pensados. La cuestión es más compleja de lo que parece evidente, aunque parezca fácil. Por ejemplo, la integración con la ladera. Inventamos un sistema de recogida de agua, recogemos la piedra con una ladera irregular –con cantos de regueros– y al mismo tiempo tuvimos que pensar en cómo introducir el monte bajo la plaza y transmitir la sensación que va hasta la isla. Si todas estas cosas se hacen bien se nota y si se hacen mal se nota aún más. Todo vale, las cosas se juntan poco a poco y luego quiero decir que se ve el resultado.
Ruta de Peña Gantxegi Luis Peña Gantxegi (Oñati, 29-03-1926). Por sus estudios pasó su infancia entre Oñati, Markina y Mutriku. Tras finalizar el bachillerato en San Sebastián, estudió arquitectura en Madrid. Terminó sus estudios en 1959 y pronto empezó a trabajar en San Sebastián. En 1976 estaba en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y un año después, en 1977, fundó y dirigió la Escuela de Arquitectura de San Sebastián. En 1988 obtiene la cátedra de Universidad y desde 1991 es profesor emérito. No ha dudado en preguntarse qué lugares se deberían visitar necesariamente en Euskal Herria: las capitales, “para ver lo que se hizo bien y, sobre todo en los barrios periféricos, lo que se está haciendo mal”. |