Hallan flores en una tumba del Paleolítico

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Hace unos 15.500 años, una mujer fue enterrada en la cueva de El Mirón (Cantabria). En aquella época, el enterramiento de los muertos no era muy habitual, por lo que el entierro ha despertado gran interés entre los investigadores. Ahora, los investigadores que han investigado los restos vegetales de la sepultura han anunciado que tiene otra particularidad: dejaron flores alrededor del difunto.
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Cueva de El Mirón (Cantabria). Hace unos 15.500 años, una mujer fue enterrada en la zona, dejando flores en la zona. Ed. UPV/EHU

El palinólogo de la UPV-EHU, María José Iriarte Chiapusso, ha dirigido el estudio de la vegetación del yacimiento, que ha confirmado que el hallazgo es extraordinario y extraordinario: "Es la primera vez que se ha comprobado que un difunto fue inhumado y depositado flores en la tumba". La investigación ha sido publicada en la revista Journal of Archaelogical Science, junto con Alvaro Arrizabalaga de la UPV y Gloria Cuenca de la Universidad de Zaragoza.

Iriarte ha explicado que no es fácil encontrar restos vegetales en los yacimientos: "Es difícil encontrar restos de origen vegetal en comparación con otros materiales, ya que es difícil su fósiles. Es decir, cuando analizamos los yacimientos, no encontramos lo que había, sino lo que ha sido capaz de perdurar de una manera u otra. Es muy importante tenerlo claro, de lo contrario se pueden crear interpretaciones erróneas".

Muestra de ello es: "Por ejemplo, hace unos años se pensaba que la gente del Paleolítico era principalmente carnívora, porque en las cuevas en las que vivían las personas encontraban muchos huesos animales comidos. Sin embargo, cuando los avances tecnológicos nos han permitido realizar estudios más refinados, nos hemos dado cuenta de que también comían alimentos de origen vegetal. Para saber cosas así tenemos que ir a buscarlas porque no son visibles".

Iriarte se ha encargado de estudiar este aspecto en la cueva de El Mirón, por lo que es imprescindible tener en cuenta la vegetación para tener una visión lo más amplia posible. "Desde hace tiempo estamos trabajando en esta cueva. Bajo la dirección de Lawrence Straus, de la Universidad de Nuevo México, y Manolo González Morales, de la Universidad de Cantabria, se está estudiando la cueva a nivel de más de veinte universidades y centros de investigación internacionales. Hay que tener en cuenta que se trata de una cueva amplia y extensa, que durante mucho tiempo fue el lugar de residencia de los seres humanos".

Polen agrupado, clave

Ahora han descubierto que el nivel que han estudiado hace unos 15.500 años, dos de los huesos encontrados, uno de los mamíferos y el otro del hombre, mediante la técnica del carbono 14. El estudio del polen les ha permitido descubrir que se trata de un espacio abierto, con árboles (principalmente pinos), helechos y plantas herbáceas. Según esto, han concluido que el clima era húmedo y frío; "bastante más frío que en la actualidad", ha precisado Iriarte. Y también han recogido un dato significativo: cerca de la tumba casi la mitad del polen era de Chenopodiaciae (49,5%)".

La palinóloga de la UPV-EHU, María José Iriarte, ha investigado los polen encontrados en el cobardo El Mirón. Ed. UPV/EHU

"Esta dominación de las plantas del taxón Chenopodiaciae es llamativa", ha señalado Iriarte. "En el otro lado de la cueva no ocurre eso. Además, el polen no estaba tal y como aparece habitualmente, es decir, libre. En su lugar estaba agrupado". Precisamente cuando llega la planta, Iriarte explica que el polen se dispersa. "Por lo tanto, los granos de polen aparecen individualmente. Sin embargo, el polen que recibimos en torno a la mujer enterrada estaba como está en la flor, agrupado por seis".

Gracias a ello descubren que dejaron las flores junto al fallecido. "No hay otra explicación para que la polen aparezca así: los que vivían con ella dejaron las flores intencionadamente en la tumba", ha afirmado Iriarte.

Preguntas sin respuesta

polen localizado alrededor de la tumba. alrededor del sepulcro, casi la mitad del polen pertenecía al taxón Chenopodiaciae (49,5%), algo que no ocurre en otros lugares de la cueva.

Según explica Iriarte, entre las plantas del actual Chenopodiaciae taxón se encuentran espinacas, espinacas, espinacas... "No tienen flores espectaculares, como las que nosotros utilizamos para decorar. Pero eso es totalmente cultural. En los últimos años, por ejemplo, se colocan las coles y otras plantas de la huerta en los jardines. Está claro, por tanto, que por el tipo de flor no podemos deducir qué uso tenían o por qué se colocaron en la tumba".

Y es que, según Iriarte, al saber que se han encontrado flores en una tumba, muchos pueden pensar que esas flores tenían una función ritual. "Esta creencia es totalmente errónea. Ya no todos los muertos son enterrados dentro de un rito y no se ponen flores a todos. Además, el motivo de enterramiento no es sólo seguir un rito, sino evitar problemas de salud".

En la tumba de la cueva de El Mirón, Iriarte ha afirmado que las flores podían tener una función higiénica: "Teniendo en cuenta que algunas plantas del taxón Chenopodiaciae tienen capacidad antimicrobiana, honda y vírica, es posible que estas flores se hayan colocado en la tumba para evitar infecciones y malos olores".

En cualquier caso, Iriarte ha subrayado que estas interpretaciones son sólo una hipótesis: "No podemos saber por qué colocaron las flores al difunto cuando fue enterrado. Pero sabemos que el comportamiento es inusual y eso es lo que hace especial".

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