El sueño: una función maravillosa

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

El o o la situación de sueño, su diversidad o pluralidad, nos indica que la concepción biológica del sueño (periodo) no es una cosa uniforme.

El sueño o la situación de sueño, su diversidad o pluralidad nos indica que la concepción biológica del sueño(aldi) no es una cosa uniforme. Al margen de cualquier anomalía y patología (que analizaremos en otro trabajo) podemos considerar el sueño fisiológico como un acontecimiento periódico de inactividad y no reactividad. Evento periódico, h.d. la que aparece de forma periódica (normalmente cada 24 horas en el ser humano, adaptada al ritmo nictemeral, a la alternancia noche/día y que funciona por periodos de 8 horas o turnos).

En una escala de valores de nuestras necesidades pondríamos primero el oxígeno, después el agua, luego el sueño y por último todo lo demás.

El oxígeno es el primer alimento de la célula. Se utiliza de forma continua como generación de energía ATP. Las cantidades de ATP generadas en el ciclo de Krebs son muy pequeñas y la mayor parte se produce en la oxigenación posterior a los átomos de hidrógeno liberados durante las primeras fases del desdoblamiento de la glucosa.

Durante el sueño predominan los procesos anabólicos. Las células se cargan con energía (ATP). Es un proceso reconstructivo. Por lo tanto, durante la mirada (cuando estamos despiertos, dicho de otra manera) predominan los procesos catabólicos o trituradores.

El oxígeno se utiliza especialmente en la producción de energía necesaria para moverse y pensar durante la mirada. Durante estos complejos procesos metabólicos se produce la liberación de una serie de catabolitos, algunos de ellos conocidos como hipnotoxinas. Estas toxinas hipnóticas se van acumulando en la sangre hasta alcanzar un nivel capaz de estimular el "centro del sueño". Estos niveles son diferentes y específicos para cada persona y se controlan en función de otra serie de factores.

Estos otros factores son:

  • Estado de excitación de la corteza cerebral
  • Acción de sustancias inhibidoras del centro de sueño
  • Acción de sustancias estimulantes
  • Otros factores no bien delimitados

El centro del sueño se encuentra en el cerebro, en la parte mesencefálica y protuberancial de la formación reticular. Esta localización está bien demostrada ya que el sueño profundo que se produce por tumores, hemorragias o inflamaciones (encefalitis y/o enfermedades del sueño) en esta zona nos da evidencia clínica.

Tras estimular el centro del sueño, y con la persona dormida, el oxígeno participa en un metabolismo que destruye catabolitos loativos o hipnotoxinas, ya que durante el sueño las necesidades energéticas son casi insignificantes, por lo que no hay esfuerzo muscular ni trabajo de pensar.

Una persona de gran actividad física (niños, atletas, de determinadas profesiones), así como de gran actividad intelectual, acumula un gran número de hipnotoxinas, por lo que necesita de un sueño profundo y reformado para reducir sus hipnotoxinas a niveles normales. La persona de baja actividad física e intelectual, como suele ocurrir en las personas de edad avanzada, tarda mucho en conseguir los niveles que trabajarán en el centro del sueño y no es de extrañar que sean personas que duermen poco y mal.

1971, E. El psiquiatra Hartman formuló una teoría: mientras las personas que dormían poco serían abiertas, seguras de sí mismas y psicológicamente estables, el otro grupo, el de las personas tímidas, depresivas y tímidas, estaría formado por personas tímidas, creativas, originales e independientes. Sin embargo, estudios posteriores no han confirmado esta investigación de Hartman.

No hay duda de que en el sueño intervienen muchos factores y que hay diferentes vías nerviosas en el juego. Algunas de las hipnotoxinas mencionadas anteriormente son conocidas. Así, en condiciones de baja oxigenación, los iones de hidrógeno se acumulan, lo que provoca una acidosis que clínicamente se configura como un cuadro de somnolencia. A lo largo del día y en condiciones fisiológicas normales se van acumulando otras sustancias, además de los iones de hidrógeno, es decir, las hipnotoxinas.

El sueño lleva asociado un proceso de desintoxicación. La experimentación en laboratorio ha ayudado a comprender algunos hechos clínicos (patológicos, en otras palabras). La acción hipnotóxica del suero sanguíneo, el líquido cefaraquídeo y la sustancia cerebral en los animales insomnicos es ampliamente aceptada. Una vez inyectada una de estas sustancias se ha observado somnolencia en los perros y alteraciones celulares.

Pero estos efectos no son inmediatos, sino que requieren una temporada. A unos 65ºC sólo se observa una pequeña alteración del efecto hipnótico, pero a partir de los 65ºC desaparece la acción hipnótica. Por lo tanto, se puede decir que las hipnotoxinas son termolábiles, ya que a esas temperaturas se destruyen.

El oxígeno también elimina los efectos hipnóticos. Por ello ha sido posible poner en marcha una teoría: se estimularía el sistema activador reticular (SAE), lo que aumentaría la actividad de la piel cerebral, cerrando así el círculo, una vez excitado, manteniendo el SAE permanentemente estimulado. Pero esta teoría también tiene sus lagunas, ya que las diferentes longitudes de las fases REM (movimientos oculares rápidos Rapid Eyes Movements) y no REM que se alternan durante el sueño no pueden explicarse en absoluto.

Siguiendo la teoría de hipnotoxinas, a medida que se va metiendo en el sueño profundo el cuerpo va metabolizando estas toxinas, y cuando llega a un momento la acción de estas hipnotoxinas no es tan dura: es entonces cuando aparecen movimientos oculares rápidos (REM), lo que eleva el nivel de hipnotoxinas, volviendo a sumergirse en el sueño profundo. El ciclo se repite 3-4 veces en 8 horas, pero el sueño REM se va haciendo cada vez más largo (hasta los 30-40 minutos) y las hipnotoxinas van disminuyendo y llega el momento de despertar.

El sueño REM jugaría el papel de observador. Según los experimentos realizados en Estados Unidos, parece que cuando el sueño se reduce en unos días menos de 5 horas, aparecen alteraciones serias a partir del quinto día (aunque Napoleón diga: 4 horas para hombre y 5 para mujer, sólo los cretinos deben dormir más tiempo).

Durante el sueño, como hemos visto, los niveles de hipnotoxinas disminuyen. Pues la actividad de las neuronas corticales comenzaría por debajo de un determinado nivel, como los sueños. Estas situaciones de sueño se producen en las fases previas al despertar en el sueño.

Estos conocimientos son de gran importancia en la medicina, y especialmente en algunas de sus ramas (Medicina del Trabajo, por ejemplo), para valorar y conocer mejor los bajos rendimientos y el riesgo de accidentes que se producen en las personas que trabajan a turnos y modificando horarios. Conocer y aislar sustancias hipnotóxicas será fundamental para normalizar los ritmos de mira/sueño/ojo. El aislamiento y la obtención de estas sustancias corresponde a fisiólogos, bioquímicos y biólogos. En este campo sólo se ha iniciado la investigación.

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