Los helados típicos de verano pueden contener gran cantidad de ingredientes, principalmente leche, nata, huevo, azúcar blanco, chocolate, grasas animales y vegetales, frutas y aditivos. Cuando el componente principal es el agua, en lugar de la leche, el helado se llama sorbete y polo.
Como ya se ha comentado, los ingredientes de los helados pueden ser muy variados, por lo que la oferta calórica también varía mucho. Los que contienen leche como ingrediente base tienen más kilocalorías que los elaborados con agua. El valor nutritivo medio de los helados es muy variable: agua 50-78%, proteínas procedentes de la leche y el huevo 1-6%, carbohidratos 13-22%, lactosa de la leche, glucosa de azúcar o almidón y grasas de maíz 5-20%. Los helados contienen numerosas sustancias reguladoras, principalmente grupos de vitaminas A, B y E, y minerales de sal compuestos de calcio, sodio y fósforo.
Actualmente la oferta de helados es enorme. Las más recientes son los helados light y preparados especialmente para diabéticos. Los primeros contienen menos cantidad de energía que los helados convencionales, ya que contienen menos calorías y menos grasas; los segundos se preparan con carbohidratos no perjudiciales para los diabéticos: polialcoholes y fructosa.
Para los que tienen problemas de masticación, aunque son recomendables en caso de fiebre y en estos casos, en general, se recomienda tomarlos de forma esporádica, ya que pueden resultar perjudiciales. Por un lado, por su alto contenido en grasas, no son aptas para personas con problemas de corazón y circulación sanguínea, y por otro, llevan muchos aditivos, sobre todo los no caseros. Y es que para poder reconocerlo en frío y disfrutarlo en el paladar, tienen que tener un sabor muy intenso, por lo que los helados tienen mucho más aditivos que los alimentos comunes.