La técnica utilizada se llama braquiterapia y no es una técnica nueva. De hecho, en el Estado español desde hace unos diez años se utiliza para combatir el cáncer de próstata. El avance alcanzado por la Universidad Clínica de Navarra, por tanto, no está en la propia técnica, sino en el tratamiento de los casos de cáncer de mama por primera vez en el uso del isótopo paladio-103. Este isótopo se inyecta al paciente mediante pequeñas cápsulas, semillas.
Si los resultados son satisfactorios, los médicos prevén que el paladio 103 pueda aplicarse en otros casos de cáncer, con lo que los tratamientos se diversificarán. Además, esta técnica impide el uso de la cirugía. Sin embargo, sólo lo han probado en pequeños tumores de mama o recién iniciados.
La principal ventaja de la braquiterapia es que elimina el cáncer sin dañar los tejidos y órganos sanos que hay a su lado. Además, en muchas ocasiones es suficiente con colocar una única gama de semillas radiactivas para eliminar completamente el cáncer, por lo que no es necesario repetir el tratamiento.
En primer lugar, el médico saca las imágenes y planos del tumor para iniciar la terapia y a la vista de estas imágenes, descubre la localización y naturaleza del tumor. Así calcula el número de semillas radiactivas que debe implantar y donde es más importante. Hay que tener en cuenta que la elección y delimitación de la zona a tratar es precisa, por lo que es muy importante que cada semilla se sitúe en unas determinadas coordenadas.
Para ello, como ya se ha indicado, no se requiere cirugía, sino que hay agujas que realizan la cirugía. Las agujas se introducen en el pecho del paciente mediante un sistema de tomografía y los médicos ven en todo momento su trayectoria en la pantalla. Una vez llegan al lugar deseado, meten semillas en las agujas y las colocan en el pecho.
Estas cápsulas o semillas de titanio contienen en su interior una resina radiactiva, en este caso el elemento paladio-103. Este elemento libera radiación y es lo que se utiliza para destruir el cáncer que hay alrededor.
Esta terapia sólo se ha aplicado a pacientes con alto riesgo quirúrgico, como personas con poca capacidad pulmonar o que por una segunda enfermedad no pueden sufrir cirugía. Para ellos es una técnica segura, menos agresiva que una radioterapia o intervención, que permite al paciente acelerar y acelerar sin apenas dolor.
Esta técnica puede tener dos problemas: la entrada de aire en el tórax y la aparición de hemorragias. Sin embargo, se ven en la propia intervención y, por tanto, se enfrentan inmediatamente. Sin embargo, en los pacientes intervenidos no ha habido ningún problema de este tipo ni de otro tipo.
Las semillas radiactivas del paladio 103 ya han sido aplicadas a cuatro pacientes. Las semillas se pueden poner al paciente de forma temporal o permanente y en el caso del paladio es para siempre. Es decir, las semillas que entran se quedan en el cuerpo del paciente, pero al liberar una radiación de baja energía se puede dar por finalizado el tratamiento en unas pocas semanas. Por ello, no existe ningún riesgo para el paciente, ni para los familiares ni para el médico.
Tras esta cuarta intervención, la Clínica Universitaria ha publicado los resultados. Ha trasladado su terapia a la revista Bradytherapy, que como ya se ha indicado es la primera vez que se utiliza paladio-103 en los casos de cáncer de mama. Esperamos que siga siendo un éxito de estas primeras ediciones.
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Paladio-103 contra iodo-125: dos isótopos
En los implantes de braquiterapia se utilizan principalmente dos isótopos radiactivos: paladio-103 y iodo-125.
Las semillas del paladio y el yodo son muy similares, tienen el tamaño de un grano de arroz y se aplican de la misma manera. Ambos emiten baja radiación, pero el tiempo que tardan en liberarla es diferente.
Este tiempo viene definido por la semivida de un isótopo. La vida media es el tiempo que tarda el isótopo en perder la mitad de su radiación. De hecho, el iodo-125 tiene una vida media de 60 días, por lo que pierde la mitad de su fuerza en 60 días. Transcurridos otros sesenta días, tendrá la cuarta parte de su vigencia, es decir, tardará un año en levantarse.
El paladio, por su parte, tiene una vida media de 17 días, mucho más corta. A los tres meses ha perdido el 97% de la energía y a los seis meses se queda prácticamente sin energía. De ahí que sea especialmente apropiado para el caso de los cánceres rápidos y agresivos, por lo que ha sido seleccionado en la Clínica Universitaria para tratar el cáncer de mama.