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El filtro es una pantalla que absorbe o elimina varias radiaciones del haz y modifica la calidad de la luz. Pueden ser de vidrio, plástico o gelatina y normalmente se colocan en la parte delantera del objetivo, roscado de hilo o a través de la casa de filtro. (Hay que tener cuidado con los grandes ángulos anchos, ya que en la foto se puede ver el marco; en los objetivos de boca ancha y en los catadióptricos el filtro se coloca entre la cámara y el objetivo.
Los filtros coloreados modifican la respuesta de la emulsión a los colores.
La película pancromática en blanco y negro es sensible a todos los colores y los reproduce, según su luminosidad, haciéndolos grises. Pero hay colores que no salen como se esperaba: el azul los reproduce más claro de lo deseado y eso y los verdes más oscuros de lo esperado. Así, si utilizamos un filtro amarillo que oscurece el color azul, por ejemplo, conseguiremos que las nubes se resalten en el cielo.
Los filtros de color naranja y rojo aumentan este efecto y dan mayor dramatismo a la fotografía. Cada filtro ilumina su color y los accesorios, por absorción, los oscurece, sin afectar a los colores blanco, gris y negro. El filtro amarillo es el más utilizado y puede ser el más adecuado para empezar, ya que es el que más se ajusta a la realidad. En la fotografía a color, los filtros coloreados se utilizan para corregir la calidad de la luz y suelen ser de menor densidad que los de blanco y negro.
Tenemos dos tipos principales de películas a color, cada una adaptada a una temperatura de color: una película adaptada al día claro o a una temperatura de color de 5.500 K (también a la luz del flash) y a la luz de wolframio o artificial (a una temperatura de color de 3.200 K).
Si se cambia la fuente de luz correspondiente a cada película se necesitan filtros correctores, ya que de lo contrario se producen desviaciones de color. El problema es sobre todo en las diapositivas, ya que los desvíos que aparecen en los negativos de colores pueden resolverse al positivarse.
La película está adaptada a la luz del mediodía y los cambios que se producen a lo largo del día también se notan en los resultados. Así, cuando se quiere pulir la luz roja que predomina al amanecer y al atardecer se utilizan filtros azules.
Cuando el cielo está azul, al sacar las fotos a las sombras, por el contrario, predomina el color azul y para suavizarlo se utilizan filtros rojos. Además de todo esto, los filtros de colores se utilizan para ambientar la imagen fotográfica de un color a otro.
Hay otro tipo de filtros que tienen una zona central coloreada y otra incolora, llamados degradados, que pierden su color escalonadamente. Su objetivo es reducir el contraste entre dos aspectos de distintas imágenes, como el cielo y la tierra de los paisajes. Aunque degradados, cuanto más abierto sea el diafragma, menos se notará en el resultado el cambio de color entre ambas partes.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los filtros coloreados reducen la cantidad de luz que llega a la película y, si no se dispone de un esposimetro a lo largo del objetivo, esta pérdida de luz deberá compensarse aumentando la exposición. Para ello cada filtro tiene su propio factor de filtro y el número que lo indica deberá multiplicarse por la exposición. En los degradados, por el contrario, no nos conviene hacerlo porque la parte sin color quedaría superpuesta.
Los tres pueden utilizarse tanto en blanco y negro como en color y, a diferencia de los anteriores, no afectan a la exposición.
El polarizador se utiliza para eliminar los reflejos que produce la luz polarizada en superficies lisas y no metálicas. En las fotografías de colores, esta luz resta vitalidad a los colores y con el filtro se consigue que estos salgan más intensos, de esta manera podemos conseguir que el cielo quede más azul, los prados más verdes, etc. Este filtro, puesto en objetivo, debe girar hasta que su plano de polarización forme un ángulo recto con el de la luz polarizada. De esta forma podremos reducir la intensidad de la luz polarizada al mínimo.
Tanto la película en blanco y negro como la película en color son sensibles a las radiaciones ultravioletas invisibles para el ojo humano. Las radiaciones ultravioletas producen un efecto nublado que se manifiesta sobre todo en paisajes alejados, grandes alturas, mar y días nublados. En blanco y negro iluminan la imagen y azulean en colores. Si no se desea, se utilizará un filtro ultravioleta que absorbe estas radiaciones.
Además, los expertos recomiendan utilizar este filtro de forma fija para proteger el objetivo. Es el llamado Skylight.
El filtro de densidad neutra o gris reduce la intensidad lumínica sin alterar la reproducción tonal. Permite el uso de grandes aberturas incluso con luz fuerte. También hay degradados de densidad neutral.
Además de estos dos grupos, existe una larga lista de filtros que generan efectos especiales. Por ejemplo: filtros de estrella que convierten puntos de luz y reflejos en estrellas, filtros que diversifican la imagen, filtros que generan difracción, filtros de difusión que ablandan la imagen y reflejan un ambiente romántico, etc.
A pesar de todo lo dicho, conviene informar a la tienda de fotos de cualquier filtro para que lo tengan en cuenta en el laboratorio y no se traten de corregirlo por error.