Imprenta en el País Vasco

Como se suele decir, VI. En el siglo XV aparecieron en Europa, procedentes de China, los primeros libros impresos realizados con planchas de madera. Hasta el siglo XX el nuevo sistema de planchas de reproducción de libros no tuvo gran repercusión entre los europeos. 1441 Maguntzia

En la ciudad el alemán Gutenberg inventó definitivamente la imprenta y en 1540 el holandés Lorentzo Coster dio un gran paso adelante inventando el sistema móvil.

A partir de ese momento, las impresoras proliferaron por toda Europa: Pedro Schoeffer, S. Subiaco, Adolf Rusch, Nicolás Jensen, Guillermo Caxton, etc. La primera imprenta americana se abrió en México en 1533.

Los libros impresos previos a la creación de la imprenta se obtenían utilizando planchas de madera como la que se ve en la imagen.

En cuanto a Euskal Herria, la imprenta fue muy temprana, ya que en 1492 se abrió la primera imprenta en Pamplona. Como sabemos, Euskal Herria siempre ha sido una encrucijada cultural, por lo que nunca ha sido ajena a los movimientos culturales y sociales que se han dado en Europa. Desde sus inicios, la imprenta consiguió una gran acogida en nuestro país y desde entonces hasta nuestros días, tenemos muchísimas imprentas, imprimiendo libros y extendiendo los bienes culturales del mundo a todos los rincones de nuestra geografía.

Imprenta Brokarie y Pamplona

Gutenberg fue un alemán que en 1441 inventó la imprenta definitiva en la ciudad de Maguntzia.

Treinta y seis años después de la invención de la imprenta, concretamente en 1492, el impresor Arnaldo Guillermo Brokarie instaló en Euskal Herria la imprenta o imprenta que fue la primera en toda la península, en la capital navarra, entonces reino libre, en Pamplona. Ese mismo año publicó el primer libro impreso por Brokariak en Euskal Herria, escrito por el tutelar Joan Frantzisko Tornamira sobre medicina.

Brokarie fue uno de los mejores impresores de su tiempo. No sabemos mucho de su lugar de origen; algunos dicen que era la cuna de las imprentas de Maguntzia, pero otros afirman que era de Alcalá en España. En cualquier caso, los símbolos gráficos utilizados en sus libros nos indican, sin duda, que se había estudiado en la Escuela Alemana.

Brokarie se estableció en Pamplona en 1492, donde se casó con María Zozaia y tuvieron tres hijos. En esta imprenta de Pamplona, antes de 1500 se publicaron muchos incunables, entre ellos el “S. Bonaventurae doctoris eximi dioeta salutis”.

Página obtenida con plancha de madera. Se representaba después de la impresión.

Cuando estalló la guerra civil entre agramonteses y beamonteses, Brokariak decidió huir de Pamplona y trasladó su imprenta a Logroño. Desde entonces y hasta que la muerte llegó en 1523, los libros de Brokaris se publicaron fuera de Euskal Herria.

Los impresores Miguel Egia y Adrian Anvers

Como bien decía Muñagorri en sus famosos versos el pasado siglo, “la guerra no trae bien” y la desafortunada guerra creada en Navarra entre los banderizos provocó, entre otros muchos daños, la huida de Brokarie y la desaparición de la imprenta de Pamplona en el reino de Navarra. En 1546 el lizarra Miguel Egia (ayudante y cuñado de Brokarie) reabrió en Pamplona la segunda imprenta de Euskal Herria. El primer libro que publicó Egia fue el “Vocabularium ecclesiasticum” de Rodríguez Fernández, y desde entonces sólo publicó otros dos libros.

El primer libro editado por el estellés Miguel Egia fue el “Vocabularium ecclesiasticum” de Rodríguez Fernández.

Adrián Anvers sustituyó a Egia en la imprenta de Pamplona y a ella se deben todos los libros publicados en esas fechas, aproximadamente treinta. Bajo sus órdenes se imprimieron los folletos legales de las Cortes celebrados en 1561 en Sangüesa y 1565 en Tudela. En 1583 aprendió con Anvers y el vecino de Pamplona, Pedro Borgaña, compró la imprenta de su predecesor, publicando varios libros bajo la autorización del Consejo Real de Navarra. A pesar de que hoy en día no conocemos el porqué, el propio Consejo de Reyes prohibió a Borgoña seguir imprimiendo libros el 23 de agosto del mismo año.

Impresión de libros en euskera

Anteriormente ya había publicado algunos fragmentos, versos, frases o frases en libros impresos en latín o en romance (en Pamplona son testigos de ese verso publicado en un libro en castellano por la viuda del impresor Matías Marés en 1609), pero sin duda el primer libro impreso en euskera es el “Linguae Primitconvasum Iae” de Bernart Etxepare (1545). Como bien nos dice el propio autor en un verso del capítulo llamado “Contrapas”:

“Estad oraidano sin imprimir en prenda, de todo el mundo que andaba de ti”.

En cuanto a Euskal Herria, la imprenta fue muy temprana, ya que en 1492 abrió en Pamplona la primera imprenta Brokariak.

Pero el libro de Etxepare no se imprimió en Euskal Herria, sino en la cercana imprenta de Burdeos. Los libros del pastor protestante Joanes Leizarraga, vengador de Etxepare, también fueron impresos fuera de Euskal Herria: Rochelan de Francia. XVIII. La mayoría de los libros en euskera publicados en el siglo XX también vieron la luz en imprentas externas. La inmensa mayoría de ellos en la imprenta de Burdeos, como los escritores de la Escuela de Sara, los de Arnaut Oihenarte y Silvain Pouvreau en una imprenta parisina, el libro de Bernardo Gazteluzar en el de Pau y el de Ortla famosa “Onsa hilceko bidia” de Iban Tartas.

El libro de misa bilingüe “Tratado de como se ha de oyr misa”, escrito por el navarro Juan Beriain en 1621, fue impreso en la imprenta de Pamplona y su segundo libro “Doctrina Christiana”. En 1656 se publicó en la imprenta de Bilbao el libro bilingüe “Exposición breve de la Doctrina Cristiana” de Martín Otsoa Kapanaga, y en 1684 en la de Baiona el libro “Imitation de Jesu Christo” de Aita Aranbillaga.

Podemos decir que el primer libro impreso en euskera es “Linguae Vasconum Primitiae” de Bernart Etxepare (1545). Pero el libro de Etxepare no se imprimió en Euskal Herria.

Desde entonces la mayoría de los libros en euskera han visto la luz en las imprentas de Euskal Herria, XVIII. En el siglo XX las imprentas de San Sebastián, Bayona, Bergara, Pamplona, Tolosa y Bilbao fueron las más utilizadas. En cualquier caso, gran parte de los libros en euskera siguieron imprimiéndose en imprentas exteriores en Burdeos, Pabe, Tolosa de Aquitania, Madrid, Salamanca y París.

Otras imprentas del País Vasco

En 1577, Matías Marés, estudiante en Salamanca, inauguró la primera imprenta de Bizkaia, donde permaneció hasta 1587. Su primer libro, titulado “De Nobilidad” del portugués Jerónimo Osorio, estaba escrito en latín. Poco después imprimió otro libro sobre la vida de los santos. En 1592 se dirigió a Navarra, donde fue impresora de Pamplona y luego de Irache. Murió hacia 1609, pero su viuda siguió imprimiendo, publicando un libro con varios versos en euskera el mismo año de la muerte de su marido.

Los libros del pastor protestante Joanes Leizarraga, vengador de Etxepare, también fueron impresos fuera de Euskal Herria: Rochelan de Francia.

En 1585 Pedro Borgoña, que tenía prohibido imprimir en Navarra en Gipuzkoa, publicó un humilde devocionario. En 1572 se abrió una imprenta en Tudela y bajo las órdenes del impresor Porralis. En el Monasterio de la Oliva de 1647 disponían de su propia imprenta, en el Monasterio de Fitero para 1606 y en el de Irache para 1608 (en el mismo año se publicó el libro titulado “Arte de bien vivir y guía de los caminos del cielo” de Aita Antonio Alvarado).

A partir de entonces las imprentas se extendieron por todo el País Vasco, instalando en muchos pueblos pequeños sus imprentas y publicando a menudo libros de gran calidad. Este desarrollo expansivo fue acompañado de importantes avances en el tipográfico. En 1642 se inauguró la primera imprenta de Iparralde en Baiona y en 1672 en San Sebastián, bajo la dirección de Martín Huarte, en esta última y entre 1672 y 1700 se publicaron unos catorce libros. Según un escrito presentado por Huarte a la Diputación Foral de Gipuzkoa, los materiales que necesitó para su imprenta fueron traídos de la ciudad de Amberes, eje y corazón de la impresión en esa época.

En 1577, Matías Marés, estudiante en Salamanca, inauguró la primera imprenta de Bizkaia, donde permaneció hasta 1587.

Años más tarde se abrió la imprenta de Herriberri, donde se publicaron las obras del famoso Padre Francisco Garai. Sabemos que para 1715 en Biana se conocía bien la tipografía, ya que ese año, bajo la dirección de Francisco de Pikarte, se imprimió el primer tomo de “Los Anales del Reyno de Navarra” de Aita Aleson.

Álava fue sin duda el más tardío en este extenso proceso de imprenta, las primeras imprentas XVIII. Hasta el siglo XIX no vio luz, hasta que en 1722 se abrió el primero de Vitoria. Desde entonces los nombres de los impresores se han multiplicado enormemente, pasando los nuevos nombres junto a los antiguos: Brokarie, Egia, Anvers, Plantin, Didot, Pikart, Ibarra, Rivadeneyra, Baroja... y también las imprentas, abriendo a la cultura todos los caminos de Euskal Herria y difundiendo libros impresos hacia cualquier parte de nuestro país.

En 1572 se abrió una imprenta en Tudela y bajo las órdenes del impresor Porralis. En 1647 tenía su imprenta en el Monasterio de la Oliva, en el Monasterio de Fitero para 1606 e Irache para 1608.

Hoy en día, cuando la impresión de un libro nos parece lo más fácil y corriente del mundo, me parece muy apropiado que la mirada y la memoria vuelvan hacia nuestros humildes principios, quizá porque no puedo olvidar que el triunfo del futuro se basa en la humildad del pasado.

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