La teoría de la Tectónica de Placas explica que las masas continentales han sufrido cambios importantes en su ubicación a lo largo de los tiempos geológicos. Esto significa que la distribución de los continentes y océanos no ha sido siempre la misma. Es más, el fondo oceánico no supera en ningún lugar los 200 millones de años. En cuanto a los continentes, la historia es aún más compleja. En pocas palabras, podemos decir que en la historia de la Tierra las masas continentales se han fracturado y reunido una y otra vez. En la última reunión se formó el supercontinente llamado Pangea. Esto comenzó a dividir hace 200 millones de años y los cambios iniciados han dado lugar a la situación geográfica actual. Esta larga y compleja historia de cambios ha sido posible gracias al trabajo de los geólogos.
La utilización por parte de los geólogos de diversas técnicas (sobre todo mediante la comparación de rocas y secuencias de rocas en determinadas áreas) está llevando a la reconstrucción de las etapas de ruptura y unión de los fragmentos continentales que han tenido lugar en la historia del planeta. Como es lógico y como ocurre en todas las demás ciencias históricas, cuanto más antiguos son los hechos que se quieren investigar, más difícil resulta estudiarlos. Esto se debe a que en las últimas etapas las pruebas anteriores se han difuminado. Algo parecido ocurre en arqueología. Los tiempos históricos se conocen con bastante precisión, pero en el caso del Paleolítico existen más lagunas de conocimiento que los hechos probables.
Miembros del departamento de Geodinámica de la UPV-EHU, junto con compañeros de la Universidad de Badajoz en Extremadura, están investigando diferentes ámbitos relacionados con la creación de la Península Ibérica. Se trata, sobre todo, de estudiar la situación existente a finales del Proterozoico y comienzos del Paleozoico (600-500 millones de años) y los movimientos que se han producido durante los 200 millones de años siguientes hasta la formación de la cordillera Hertziana.
Hasta ahora hemos podido saber que la península Ibérica nació en el extremo occidental de África. En esta época se formó la cordillera Cadomiana al chocar con el continente los arcos isla de la orilla del continente africano. Las huellas de la Cordillera Cadomiana se han encarcelado en pocos lugares, como por ejemplo en extensos territorios extremeños, aunque en la actualidad se encuentran muy erosionadas.
Posteriormente este territorio se separó de la orilla de África, creando una estructura geológica similar a la actual de Japón con Asia. Tras el arco volcánico se formó una nueva cuenca oceánica de pequeño tamaño (mar de Japón), donde se acumulan ingentes cantidades de sedimentos. La ampliación del nuevo mar provoca la rotación de la península Ibérica con la orilla continental y el territorio extremeño con la península. Posteriormente (es decir, desde hace unos 450 millones de años) se inicia la convergencia continental y se forma la orogenia Hertziana, tan extendida en la península ibérica.
El objetivo de este estudio es aclarar los pormenores de lo ocurrido entre los 550-450 millones de años. Tras la formación de la cadena montañosa en la costa africana, ésta se rompió y giró. Entre los aspectos analizados se encuentran las peculiaridades de las rocas volcánicas, los sedimentos autóctonos y la evolución de la vida en los primeros pasos de la historia de este pequeño tramo continental. Los datos obtenidos nos permitirán disponer de información relevante y, en comparación con las rocas de esta edad aparecidas en otros territorios, se podrá reconstruir la Cordillera Cadomiana original.