El éxito de la película con el ordenador “Toy story” dirigido por John Lasseter o el papel de las nuevas tecnologías en imágenes de películas como “Forrest Gump” me han suscitado una reflexión sobre la atracción de estos recursos.
¿A partir de ahora el séptimo arte se centrará únicamente en el camino de estas utilidades, o el trabajo con ordenador no será más que una curiosidad que se nos presentará de vez en cuando?
Al igual que ha ocurrido con otras tecnologías, no creo que el ordenador, a pesar de sus espectaculares utilidades, domine el cine, aunque todas estas técnicas sean para su servicio. En definitiva, los ordenadores no tienen corazón ni, por supuesto, inteligencia.
Hace unos diez años, muchos creían que la holografía iba a influir mucho en esta oscura fábrica de nuestros sueños. Por su parte, la historia nos ha demostrado que todas estas ilusiones han acabado a la venta en las ferias de las fiestas de nuestros pueblos.
Salvador Dali, en abril de 1972, habló así en Nueva York sobre la holografía:
“Desde tiempos de Velázquez todos los artistas han mostrado interés por las imágenes tridimensionales. En tiempos modernos, el cubismo analítico de Picasso intentó obtener las tres dimensiones de Velázquez. Ahora, gracias a la genialidad de Gabor, la holografía ha alcanzado la capacidad de un nuevo Renacimiento del arte.”
Es cierto que durante los últimos 30 años la holografía ha conocido un enorme desarrollo en campos tan diversos como la investigación, la medicina, la ciencia, la industria o el arte. Estas utilidades son conocidas y, en muchas ocasiones, como las tarjetas de teléfono y de crédito, están establecidas en nuestra vida cotidiana, aunque apenas les hacemos caso. En cuanto al arte, no parece que su influencia haya sido tan grande como se esperaba.
La holografía, creada en la década de 1940, fue galardonada con el Premio Nobel por el científico Dennis Gabor durante la realización de un microscopio electrónico para visualizar átomos. No consiguió ese objetivo, pero realizó el primer holograma. Después, en 1963, E. Leith y J. Las Upatnieks, utilizando el láser, dieron un gran paso hacia la mejora del sistema.
Cuando se inventó la técnica fotográfica también se produjo una revolución en la historia de la técnica y del arte, pero en este caso la configuración de la realidad se materializaba en un plano bidimensional.
Las ventajas de la holografía se pueden encuadrar en dos niveles: en cuanto al trazado, la imagen obtenida se forma en el plano tridimensional, aumentando la fascinación por la realidad. Técnicamente, en el campo de la holografía no se utilizan objetos de focalización de la imagen.
Pero para que todo esto se entienda mejor, podemos decir que la holografía es “una técnica para sacar fotos sin utilizar lentes”. Esta nueva técnica utiliza el rayo láser (Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation). Por tanto, el holograma es una imagen tridimensional obtenida por el rayo láser.
La cámara de fotos tiene la obligación de enfocar la luz que transmite el objeto a fotografiar sobre una emulsión que forme la imagen mediante una lente.
Para entender cómo se hace un holograma, debemos recordar lo aprendido en la escuela sobre las ondas. Cuando dos ondas de la misma amplitud y fase se encuentran, se produce una nueva onda de doble amplitud, siempre que ambas ondas tengan la misma longitud.
Cuando dos ondas de la misma amplitud y de distinta fase se encuentran, se borran y no quedan ondas. Este fenómeno se conoce como interferencia. Demostrar todo lo dicho en el agua es muy sencillo.
Como sabemos, la luz también se propaga por ondas. En la luz también se da el fenómeno de interferencias. Al encontrarse los dos haces de luz, tendremos que ver la banda clara y la banda oscura. Cuando la luz es muy monocromática, para formar monocromática, debe estar formada por ondas de una sola longitud de onda.
El láser es capaz de generar una luz muy monocromática que permite obtener haces de luz de longitud de onda exacta.
¿Podemos interferir con el uso del láser como fuente de luz monocromática?
Tomemos un espejo plateado que refleja la mitad de la luz que le llega y deja pasar la otra mitad.
Si colocamos una película de fotos en el punto en el que se encuentran los dos rayos de luz, la película parece velada. ¿Qué ocurre si quitamos el espejo y dejamos un rayo láser? Veremos que la película reproduce los dos rayos originales.
Si iluminamos un objeto con láser, todos los puntos de su superficie reflejarán la luz láser.
Así surge el holograma. Parte del haz de luz se utiliza para iluminar el objeto, lo que se conoce como haz de objetos. El segundo lote, denominado juego de referencias, ataca a la emulsión e interfiere con la luz reflejada en la superficie del objeto.
Después de revelar la película, tomemos una serie de referencias e iluminemos la película. Se reconstruye toda la imagen. ¿Qué ocurre dentro de la emulsión?
La serie de referencias izquierda mezcla todos los modelos que se reflejan en el objeto elegido. A continuación, cuando el haz de referencia ilumina la película, cada modelo recompone su gama de objetos. Se obtiene así una imagen de todo el objeto. Pero no debemos olvidar que cada parte de un holograma es capaz de reconstruir toda la imagen.
La otra vía para obtener los hologramas consiste en situar la película entre el objeto y la fuente de luz. La luz pasa a lo largo de la película y se refleja en el objeto elegido. La luz reflejada interfiere en la película y la luz blanca proyectada se refleja en los planos formados por los espejos.
Cuando un holograma se ilumina con láser y se refleja en la pantalla colocada tras él, se obtienen imágenes bidimensionales. Cuando se trata de una imagen tridimensional se utilizan hologramas circulares.
A pesar de ser una imagen bidimensional o tridimensional, el holograma no es más que un reflejo de una realidad. Hoy en día, cuando nos hemos metido de lleno en la era del ordenador, la digitalización, la interactividad y la realidad virtual, al menos en el ámbito del cine y el arte, nos hemos quedado al borde de la holografía. Parece un pequeño objeto zocorado sobre la mesa de paisajes que ni siquiera seduce al niño, pero como hemos visto, el holograma guarda en su interior el sudor de misterios y científicos.