El origen de estos productos se debe a un prestigioso médico estadounidense, John Harvey Kellogg. Al parecer, perteneció a la iglesia adventista de la séptima jornada y, en la creencia de que era imprescindible cuidar la alimentación para promover la salud, los cereales del desayuno son un invento que buscaba el tradicional desayuno inglés, los huevos fritos y el jamón, un sustituto. Por este motivo, la marca Kellogs se considera la primera productora de cereales del desayuno, a pesar de que afortunadamente en la actualidad existen numerosas marcas comerciales.
En un desayuno adecuado los cereales son imprescindibles, aunque no todos los días, para tomarlos de vez en cuando en adultos y para el día a día en la infancia y la adolescencia.
Estos productos tienen dos ventajas principales: por un lado, tienen una gran variedad de ingredientes para satisfacer las necesidades energéticas y nutritivas del cuerpo y, por otro, están preparados para comer sin necesidad de cocinar. Además, en la primera parte del día el cuerpo no necesita mucha grasa ni proteínas, y los hidratos de carbono son mucho más útiles porque son una fuente de energía rápida, limpia y sostenible, y los cereales cumplen perfectamente este principio.
Si analizamos la composición de los cereales de desayuno observaremos que, aunque el componente mayoritario son los cereales, suelen venderse con un gran número de productos: ciruelas, nueces, avellanas, coco, plátano, manzana, etc. suelen ser deshidratadas. En cuanto a los cereales, los más utilizados son el trigo, el arroz, el maíz y la avena.
Los cereales más comunes del desayuno suelen incluir un tipo de cereales y algún condimento: azúcar, miel, cacao, etc. Gracias a ellos, además de ser más dulces, los cereales duran más tiempo. Los cereales de desayuno más elaborados son una mezcla de varios tipos de cereales, a los que se suman algunos frutos secos (ciruelas, nueces y avellanas) o fruta deshidratada (manzana, coco y plátano). Un ejemplo conocido es el muesli de origen suizo.
El principal componente de los cereales es el almidón. Este almidón sufre una división por lo que puede consumirse como tal. Los cereales que se comercializan suelen perder ciertas vitaminas a través del proceso sufrido, por lo que se añaden vitaminas y sales minerales.
Por otra parte, las vitaminas que habitualmente introducimos con cereales de desayuno son las de los grupos B, D y E, mientras que las sales minerales son calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio y sodio. Otro componente importante que incluimos con los cereales de desayuno es la fibra: los elaborados con cereales refinados suelen contener poca cantidad de fibra, mientras que los compuestos de cereales integrales son mucho más (en algunos casos tienen 37 g de fibra de 100 g). Estos últimos, además de ser cereales integrales, contienen una bota añadida.
Así que ya sabéis: los adultos preferiblemente consumir cereales con mucha fibra y poco azúcar. Para los niños, todos son apropiados, pero es conveniente rotarlos.
En el Estado español, hace unos años se realizó un estudio de las costumbres de los niños y jóvenes para desayunar. El estudio comenzó el 1 de mayo de 1998 y finalizó el 30 de abril de 2000. 3.534 niños y jóvenes formaron una muestra entre dos y veinticuatro años. Las principales conclusiones fueron que un 8% de los niños y jóvenes acuden sin desayunar a la escuela o al trabajo y un 4% no come nada durante toda la mañana. Por otro lado, entre quienes desayunan, sólo un 5% de los encuestados realiza un desayuno adecuado. Por lo tanto, está claro que tenemos que explicar la composición de un desayuno adecuado.
Cuidar el desayuno infantil y juvenil es especialmente importante por:
Con el desayuno adecuado podemos cubrir las necesidades nutritivas del día y hacer una mejor distribución de los alimentos. El desayuno debe aportar el 25% de la energía que necesitamos durante todo el día. Por ejemplo, si un niño de doce años necesita 2.200 kcal al día, el desayuno debe suministrar 550 kcal.
Por lo tanto, está claro que tenemos que hacer un buen desayuno en la infancia y en la adolescencia, pero vamos a concretar cuál es el desayuno adecuado. Tres elementos imprescindibles para un desayuno saludable:
Pero es imprescindible que tomemos el tiempo suficiente para consumir estos alimentos, ya que cuando tengamos prisas es imposible hacer un buen desayuno. Por eso, para poner en práctica todos estos conocimientos no basta con tener buenas intenciones: nos tenemos que acostar antes de la noche y levantarnos antes de la mañana para empezar bien el día.