Nueva prótesis para sordos

Un remedio para los que no tienen buena audición es la colocación de prótesis en el oído. Sin embargo, una buena prótesis debe adaptarse a las características del oído del sordo y a las condiciones sonoras del entorno. De ahí la aparición de prótesis con chips en los últimos tiempos.
El ajuste de la prótesis se realiza desde un microordenador. A través de la conexión la prótesis contiene muchos datos sobre la audición de la persona (incluido el audiograma) que pueden ser consultados en caso de tener que modificar el ajuste.

Hoy en día son miles y miles los que no oyen bien, pero la mayoría no saben (o no quieren aceptar) que no tienen buena escucha. La gente, si lo necesita, no suele tener ningún obstáculo para el uso de las gafas. Por el contrario, el uso de prótesis auditivas parece que tiene vergüenza o efecto y es una lástima, ya que cuanto antes se tratan los defectos auditivos, más fácilmente engomados o reparados.

De lo contrario, el cerebro se acostumbra a los defectos auditivos y se olvida de cómo tratar informaciones sonoras en lugar de compensar fallos. En caso de mantenerse en esta situación, la implantación de la prótesis permite colocar correctamente el estado “mecánico” para el oído, pero sin embargo el oído no entiende bien.

Las primeras prótesis auditivas sólo amplificaban el sonido. Aunque los usuarios escuchaban mejor, el remedio no era ideal. De hecho, para escuchar y distinguir palabras hay que tener en cuenta cuatro factores funcionales: estereofonía, banda de frecuencias, intensidad sonora y análisis temporal. Por supuesto, el amplificador normal no puede compensar estos cuatro factores.

Las nuevas prótesis actuales compensan simultáneamente más de uno de estos factores, pero se mantienen fijas tras la calibración del aparato. Sin embargo, la prótesis PICS (Personal Integrated Communication System) que ha sacado la casa Phona Suiza, en lugar de mantener estos parámetros fijos, los cambia según las necesidades, ya que trata el sonido de forma numérica. El tratamiento informático permite, en este caso, modificar los niveles de compensación del aparato por una mejor adaptación al ambiente acústico.

Como se ha mencionado, un parámetro es la estereofonía. Gracias a la estereofonía sabemos dónde está la fuente de sonido, pero además nuestro cerebro utiliza la estereofonía para diferenciar el mensaje útil donde hay ruido ambiental. Para darse cuenta de ello, basta con registrar el sonido que muchos amigos están charlando en una sala. Cuando ese conjunto sonoro se vuelve a escuchar, lo que una persona ha dicho no se puede distinguir en absoluto, pero cuando los amigos dialogaban, uno distinguía bien lo que decía su vecino, a pesar del ruido de fondo. Si se detecta que no se puede dialogar en un ambiente ruidoso, hay que tener en cuenta que en nuestro oído hay fallos estereofónicos. Para corregir este problema, el sistema “Pics” utiliza dos prótesis (una para cada oído).

Otro factor importante es la banda de frecuencias del oído. Nosotros no podemos oír sonidos de cualquier frecuencia. El recién nacido puede recibir sonidos con frecuencias entre 15 Hz y 35.000 Hz, pero el joven normalmente entre 16 y 20.000 Hz y el adulto entre 20 y 16.000 Hz. Las personas mayores, por su parte, no suelen escuchar sonidos de frecuencia superior a 8.000 Hz. Todo ello, por supuesto, si se trata de una persona con audición normal, pero quien tiene sordera deja de escuchar primero sonidos de alta frecuencia (tonos altos o agudos). Por lo tanto, el oído no tiene la misma sensibilidad para todas las frecuencias del sonido.

Las personas sordas normalmente dañan el oído a altas frecuencias y muchas no oyen sonidos de frecuencia superior a 5.000 Hz. Por ello, el que tiene sordera tiene dificultades para comprender las conversaciones porque no escucha esos tonos altos o agudos. Y es que gracias a la alta frecuencia distinguimos las sílabas “sa”, “za” o “txa”.

Cuando se realiza audiometría a la sordera, se observa desde cada oído cómo oye los sonidos de cada frecuencia y la banda de frecuencia que escucha. Así, punto a punto se obtiene la curva de sensibilidad respecto al espectro sonoro de cada oído.

En las prótesis convencionales, con un mecanismo similar al de los botones tonales del amplificador, la banda de frecuencia del aparato se ajusta para compensar la falta de sordera. En el sistema “Pics” este ajuste es mucho más fino. El audiograma, expresión gráfica de la audiometría, aparece en la pantalla del ordenador, que es el que calcula con precisión la corrección a aplicar a la sordera. Estos datos se transmiten a través de un cable de conexión al chip de prótesis. Por lo tanto, el audiograma queda memorizado en la propia prótesis. Si hubiera problemas, el sistema “Pics” ofrecería la “historia clínica” de los parámetros auditivos del sordo.

Nuestro oído adapta constantemente su sensibilidad al nivel de intensidad del sonido. La intensidad o la sonoridad varían, por ejemplo, en una sala en la que la gente ya está callada o el concierto de “heavy metal” ya está en la sala. Nuestro oído se adapta, por tanto, desde sonidos de baja intensidad en el umbral de escucha hasta sonidos de alta intensidad que dañan el oído. En el oído de las personas sordas, sin embargo, esta adaptación no es adecuada. Desde el umbral de escucha se pasa rápidamente al umbral de dolor o se oye el sonido distorsionado. La banda de intensidad bien escuchada es por tanto limitada y le cuesta entender lo escuchado.

La prótesis de sordera, por tanto, debe corregir la intensidad sonora adaptando el nivel del ambiente al nivel que la persona escucha. También en este punto, el tratamiento informático del sistema “Pics” permite una corrección precisa del problema.

El cuarto parámetro a vigilar es el análisis temporal. Tiene que ver en gran medida con la adaptación a la intensidad sonora. Consiste en distinguir los silencios entre varios sonidos consecutivos. Gracias al análisis del tiempo, nuestro cerebro distingue las palabras de una frase y los inicios de cada sílaba. Nosotros distinguimos sin ninguna dificultad los “te” y “me” sílabas que tienen un comienzo diferente, pero quien tiene dificultades para realizar un análisis de tiempo no los separará adecuadamente. Lo mismo ocurre con los sonidos finales de la sílaba.

Este fenómeno es similar al que quedamos cegados de una luz demasiado grande. Nuestros ojos necesitan tiempo para acostumbrarse a la luz y nuestros oídos también para acostumbrarse a los cambios de intensidad sonora. De lo contrario, algunas sílabas quedan “disfrazadas”. Esto es lo que el sistema “Pics” no permite hacer, “guiando” mejor la dinámica de los sonidos.

Sin embargo, otra gran ventaja del sistema “Pics” es la posibilidad de realizar otras correcciones adicionales en función del estado auditivo. Los filtros electrónicos convencionales constan de elementos fijos de valor determinado y sus efectos son determinados y fijos. Esta nueva prótesis, sin embargo, tiene un tratamiento numérico y si un cálculo implica un cambio de timbre, afecta inmediatamente al sonido que se oye.

En el sistema “Pics” se pueden memorizar ocho tipos de correcciones. Algunos permiten que la palabra se pueda escuchar bien en un entorno ruidoso y otros la música, etc. La posibilidad de realizar ocho tipos de corrección está limitada por la memoria de la prótesis. La persona sorda, por tanto, elige los tipos de corrección que más le conviene por su estilo de vida. Además, se pueden experimentar primero seleccionando unos parámetros y después haciendo comparaciones con otros. Hay que decir que los cambios deben realizarse simultáneamente en la prótesis izquierda y derecha. Este problema se ha solucionado con un telemando, ya que no todas las funciones caben en las prótesis, ya que éstas son de pequeño tamaño. Por eso en el bolsillo se lleva una cajita.

En definitiva, cada persona sorda es un caso especial porque tiene su propia sordera y vida. También hay que tener en cuenta el estado sonoro del ambiente en el que se vive. En consecuencia, al igual que las gafas, las prótesis auditivas deben ajustarse especialmente a cada sordera.

Francia tiene más del 8% de sordera. El porcentaje de personas sordas desde los años 60 es cada vez mayor. No obstante, la introducción de aparatos con los primeros síntomas puede frenar la evolución de esta enfermedad.
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