A principios de mayo tuvimos entre nosotros al biólogo galés Iolo ap Gwynn. El objetivo de la visita era conocer la situación científica de la normalización lingüística en Euskal Herria. Es decir, ver en qué medida se utiliza el euskera para transmitir el conocimiento científico en diferentes lugares (universidad, escuela, medios de comunicación, etc.). Esta iniciativa ha sido organizada por la Facultad de Ciencias de la Universidad del País Vasco y la Universidad Vasca de Verano, en colaboración con el British Council.
Iolo ap Gwynn es biólogo y profesor universitario. Además, es miembro de la Academia de Ciencias de Gales (donde trabaja en galeras) y el año que viene será director de la revista científica que se publica en galeras.
Iolo ap Gwynn ofreció tres conferencias en la Facultad de Ciencias de Leioa para explicar la historia y la situación lingüística de Gales. Hay que tener en cuenta que las situaciones lingüísticas en Euskal Herria y en Gales son muy similares si nos fijamos en el número y porcentaje de hablantes, y además, las dos nos acompañan en lenguas grandes y fuertes. Iolo mantuvo reuniones con profesores de la universidad como el Vicerrector de Euskera Pello Salaburu. Además, tuvo la oportunidad de conocer en profundidad y en directo diferentes instituciones y experiencias como Elhuyar, Euskadi irratia, Euskaldunon Egunkaria, UEU o UZEI.
Por nuestra parte, valoramos muy positivamente el discurso que tuvimos con Iolo ap Gwynn. Por un lado, le explicamos lo que hacemos en Elhuyar (sobre la organización, financiación, distribución, etc. de la revista que estaba muy interesada Iolo) y por otro lado, nos enseñó lo que se hace en Gales. Entre el material que aporta, algunos libros y programas de televisión nos parecieron los más interesantes. En cuanto a la televisión, nos comentó que el espectador tenía la opción de ver programas de galerías con subtítulos en inglés o no. Por otro lado, puede resultar de gran interés desde el punto de vista del País Vasco, una red de revistas locales en todo Gales.
Por tanto, de cara al futuro, esperamos ser el primer paso de una relación fructífera. Y es que en Gales la situación desde el punto de vista de la normalización lingüística es peor que en Euskal Herria, pero hay algo que aprender.
¡Ciencia en Francia pidiendo política lingüística! La creciente tendencia a convertirse en una herramienta internacional de comunicación inglesa de la comunidad científica ha generado preocupación entre los hablantes franceses que viven en una situación más relajada que la nuestra. Este no es un tema nuevo en el mundo de la francófonía, pero un caso reciente ha levantado las brechas del mundo científico. Claude Roux, licenólogo que trabaja en el Instituto Mediterráneo de Ecología y Paleoecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de Saint-Jerome (Marsella) ha sido el causante de la tormenta. Se presenta durante dos años como jefe de investigación del CNRS (Centre Nationale de la Recherche Scientifique). Ni en el primero ni en el segundo ha obtenido plaza. Tras la segunda negativa de este año, un miembro del jurado dice: “tu currículo es muy bueno, pero no tienes opción, no lo has publicado en inglés”. No ha sido ésta la única ocasión en la que se ha detectado una presión a favor del uso del inglés. El propio Roux ha afirmado que cuando en febrero el presidente de la comisión del CNRS visitó su laboratorio le recomendó “reunirse con un investigador anglófono para publicaciones”, a pesar de que su aportación era meramente traductora. En 1989 surgió una polémica similar cuando el Instituto Pasteur decidió dar sus publicaciones en inglés. Entre las opiniones que aparecieron entonces, muchos ya decían que era demasiado tarde, ya que en la comunidad científica la tendencia era evidente a utilizar el inglés. El presidente del jurado de Roux, Robert Barbault, de la VI Universidad de París, considera razonable la importancia que la CNRS otorga al inglés. “La labor de los investigadores no es sólo la investigación, sino también la difusión de los descubrimientos”, afirma. “Esta difusión es mucho más efectiva si se hace a través de revistas de gran difusión en inglés. Con la publicación en inglés, además de fomentar la ciencia francesa, se consigue atraer el interés por otras publicaciones en francés. Pedir a un candidato que quiera ser jefe de investigación que intente publicar en inglés es sólo una consecuencia lógica.” El Consejo Superior de Frankofonia ha asumido el caso de Roux. En la respuesta enviada a la misma se menciona la “alienación cultural” y se añade: “sin duda no necesitamos el inglés para participar en el progreso de la ciencia”. A pesar del caso de Roux, algunos investigadores franceses consideran que el gobierno debería hacer una política clara y coherente a favor del uso del francés en la investigación. Así lo expresó Marcel Barbero, de la Facultad de Ciencias de Marsella, al presidente Mitterand: “no podemos permitir que los equipos directivos de las instituciones nacionales de investigación no acepten al francés como lengua de comunicación y expresión internacional de la ciencia, sin atender a las declaraciones de los jefes de estado, gobiernos y ministros”. En palabras de Barbero, el CNRS no subvenciona revistas científicas en francés y realiza congresos en inglés en Francia. Barbault, por su parte, opina que el CNRS lo hace “por su mayor cercanía a la realidad científica”. Es evidente que en la administración las cosas han empezado a moverse. Los trabajos científicos y educativos publicados en francés por decisión del Consejo Superior deberán ser tenidos en cuenta a la hora de evaluar a los investigadores. También han explicado su intención de crear una revista europea multilingüe con referencias. En esta revista se espera que el grueso de artículos aparezcan en francés y parece que el proyecto cuenta con el visto bueno de la Comunidad Europea. Sin embargo, quienes se muestran tan preocupados por la situación del francés apenas se acuerdan de las lenguas dominadas por el francés: corsa, bretón, provenzal, occitano, alsazi, gascón, catalán o euskera, por ejemplo. Deberían saber que en Francia no tienen oficialidad, ni en la investigación, ni en la administración, ni en la educación, ni en nada, pero no hablan de ello. En palabras de Txirrita, “no nos queremos el espíritu como nosotros mismos.” |