el consumo de frutas tropicales o exóticas en el País Vasco ha crecido de forma ininterrumpida. Hasta hace unos años, muchas de las frutas procedentes de los trópicos eran prácticamente desconocidas. Se trataba de productos de lujo que sólo se consumían en días especiales, como las fiestas navideñas.
La mayor oferta de frutas tropicales en el mercado sigue siendo en Navidad. En la feria, en muchas ocasiones, sólo en esta época se puede comprar carambolas, litchis, maracuyas o physalis. Otras frutas tropicales, sin embargo, se encuentran en el mercado durante todo el año. Entre ellos se encuentran el coco, kiwi, chirimón, mango, papaya, piña...
Sin embargo, no todas las frutas tropicales son nuevas aquí. El plátano, por ejemplo, es una de las frutas más comidas, después de naranjas y manzanas. Otras son conocidas desde hace poco, pero cada vez se consumen más, como el kiwi. Además, el kiwi también se produce aquí, ya que la planta está bien adaptada al clima y al suelo de aquí.
Kiwi es la fruta exótica que más crece en Euskal Herria. Originaria de China, pertenece al valle del río Yang-Tse-Kiang. Su clima es subtropical húmedo y la planta crece junto a los ríos enrollándose alrededor de los árboles.
La planta salvaje fue domesticada en Nueva Zelanda y sus potentes multinacionales promovieron el consumo de fruta y la venta de la planta. En aquella época llegó a Euskal Herria en la década de 1970, pero hasta la década de 1980 no comenzaron a cultivarse en Bizkaia y Gipuzkoa.
La planta necesita una temperatura templada, 5-15ºC en invierno y 14-25ºC en verano. Requiere mucha agua, atmósfera húmeda y suficiente luz. Además, las heladas y el viento le hacen mucho daño. Las heladas son especialmente peligrosas cuando la planta se encuentra en época de brotes (desde mediados de marzo hasta finales de abril) y en época de recolección de fruta (primera quincena de noviembre). Por todo ello, algunas zonas costeras son las más adecuadas para el crecimiento del kiwi.
En estas zonas plantaron, por lo que a pesar de que el kiwi y la planta era costosa, los productores tuvieron beneficios, ya que la fruta también se vendía caro. Pero los consumidores estaban dispuestos a pagar.
Ramón Amenábar, del Departamento de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia, ha continuado desde sus inicios la evolución del kiwi en el País Vasco y, en su opinión, "la propaganda realizada por las empresas de Nueva Zelanda tuvo una gran influencia en la actitud de los consumidores. Ellos dieron a conocer la fruta. Siendo C una fuente de vitaminas inigualable, que servía para prevenir los catarros, que era muy buena contra el estreñimiento... y por eso la gente empezó a comprar el kiwi".
Así, en aquella época se hicieron plantaciones allí y aquí, pero no en cualquier lugar. Y es que además del clima hay otro factor a tener en cuenta, la tierra. En el País Vasco húmedo, la mayoría de las tierras son arcillosas, y aunque el kiwi necesita mucha agua, sus raíces no deben estar en el agua.
En tierra arcillosa o de limos arcillosos el agua no se filtra, quedan pozos. En este suelo no se desarrollan las raíces de la planta de kiwi, ya que les falta oxígeno. Esto hace que la planta no crezca bien y dé pocos frutos, con el peligro de que se pudran las raíces y el cuello y se pierda la planta.
Para evitarlo, una vez realizado el estudio del terreno, es necesario drenar el terreno en algunas zonas. En la plantación de kiwi, además del tipo de terreno, hay que tener en cuenta otros aspectos. El consultor de fruticultura, Aitor Etxeandia, ha afirmado que "si la tierra no contiene mucha materia orgánica, son necesarios fertilizantes orgánicos e incluso minerales, sobre todo nitrógeno, fósforo y potasio. Por otro lado, una vez acondicionada la tierra, se colocarán soportes para la vegetación, de forma que ésta crezca alrededor de ellas. Y en algunos casos es conveniente instalar sistemas de protección contra el viento, la congelación o el granizo".
En otro caso, la planta no requiere cuidados especiales. Si tiene tierra adecuada, suficiente agua y horas de sol, crece bien y da mucha fruta. Si tiene demasiada fruta se quitan algunos intermedios, de lo contrario quedan pequeños y lo mismo ocurre si no tiene suficiente agua.
En cuanto a las enfermedades, no tiene problemas, pero Etxeandia ha advertido que "ahora se ha empezado a explicar una enfermedad: secar el tallo o la rama. Es similar a lo que ocurre con la vid y parece que está formada por un grupo de hongos. El problema es que la madera se seca y muere. Para evitarlo, además del tratamiento de la planta, es necesario desinfectar los útiles para evitar la propagación de la enfermedad".
A pesar de las plantas sanas y fértiles, la producción de kiwi no es tan rentable como antes. El precio ha bajado mucho en el mercado y es difícil reducir el coste. Y es que en otros países la producción es más económica que aquí, gracias al mecanizado o a la mano de obra barata. Por eso, el kiwi no ha tenido el éxito que algunos esperaban en un principio.
Según Amenabar, aunque la fruta tropical más cultivada es el kiwi, "el éxito no es tanto. En Bizkaia hay entre 45 y 50 hectáreas, en Gipuzkoa hay otras tantas, en Navarra también y en Iparralde entre 20 y 30 hectáreas. En total habrá unas 200 hectáreas, y eso no es nada. Mira al pino insignis: Sólo en la Comunidad Autónoma del País Vasco existen 150.000 hectáreas".
Son aún más escasas las demás frutas tropicales. Debido a la buena adaptación del kiwi, se han ensayado otras frutas tropicales. Pero no han tenido mucho éxito. Por ejemplo, en el Fuero de Bizkaia se intentó con la alubia. Originario de Ecuador y Colombia. Su aspecto es similar a un pepino, de sabor dulce y alta fertilidad. Lo probaron en el invernadero y lo dio muy bien. Sin embargo, dejaron de producir porque no se vendía.
Precisamente, Amenábar tiene claro que es muy difícil que un nuevo producto tenga éxito en el mercado si no se empuja por detrás. El kiwi fue impulsado por potentes multinacionales y bien recibido por los consumidores. Sin embargo, la haba no contó con este tipo de ayudas y se abandonaron las plantaciones.
Al igual que el de Baba, el feijo crece muy bien en muchos lugares de Euskal Herria. Procedente de Nueva Zelanda, es un bonito árbol de flores espectaculares. Es una fruta muy aromática y dulce que tampoco ha tenido éxito en el mercado. Así, las plantas aisladas existentes se utilizan para adornar los portales y tener fruta para el hogar. De hecho, tanto el feijo como otros frutales ya existían en Euskal Herria, traídos por los indianos. En Iparralde, por ejemplo, hay unos pocos plátanos frente a las casas de los indianos.
Los expertos no creen que entre aquí otras frutas tropicales. En opinión de Etxeandia, "si se hace mucho en el lugar de origen, no merece la pena producirlo aquí, ya que habría que vender menos de lo que cuesta. Hay que tener en cuenta que aquí no hay suelo agrícola. La Tierra es muy cara y la agricultura se está hundiendo. Además, habría que hacer un estudio para saber si una determinada especie se adapta o no, pero no creo que merezca la pena. Con mantener lo que se hace hoy". Lejos está la Euskadi tropical, la compa.