Como ya se ha mencionado con frecuencia, desde la desembocadura de Atturri hasta los acantilados del cabo de San Martín de Biarritz, la costa del País Vasco es continuación de la costa arenosa de las Landas. Sin embargo, a partir de ahora, la costa de Lapurdi, al igual que la de Hego Euskal Herria, está formada por acantilados rocosos y macabros, cortados por estrechos afluentes.
Aunque el origen y las características de todos ellos son muy similares, se pueden distinguir varias diferencias entre estos acantilados. Estas son las diferencias que se analizan a continuación.
Desde el cabo San Martín de Biarritz hasta Getaria, encontraremos los acantilados más jóvenes del País Vasco. En gran medida, estos acantilados de calcarenita pertenecen al Mioceno del Terciario.
En este tramo de la costa y especialmente en la zona de Biarritz, la erosión diferencial es muy notable, lo que hace que la costa esté llena de islas, rocas, cabos y playas.
Más adelante, en el acantilado de Bidarte, la erosión es más uniforme, por lo que la línea de costa es mucho más recta.
Al analizar la plataforma de abrasión, se observa que no tiene grandes superficies y que generalmente aparece cubierta de arena.
Aunque no encontramos elementos llamativos en el medio físico, la situación del ecosistema de acantilados es completamente diferente. Sobre todo en Bidart, los representantes de esta ecosisterna se encuentran en un estado de conservación muy bueno, a pesar de que en la parte alta de los acantilados se dan cada vez más procesos de urbanización. Esto está ocurriendo en toda la costa de Lapurdi, y la influencia más destacable de este proceso es la desaparición de la campa aerohalina en algunos lugares y su aportación al mínimo en otros. Afortunadamente, en la parte alta del acantilado de Bidarte todavía hay grandes anchuras. Sin embargo, es más difícil saber hasta cuándo va a durar esta situación.
Junto a los trabajos de Bidarte, la situación de los de Biarritz es completamente diferente. No se realizó una preplanificación en el momento de la urbanización del municipio, por lo que las construcciones se han llevado hasta los extremos de los acantilados. Esto ha supuesto un grave problema en Biarritz y la erosión del mar ha puesto en peligro a algunos barrios de la localidad.
Para solucionar este problema puntual, es decir, para frenar la erosión del mar, se han llenado los acantilados de hormigón, lo que ha provocado la destrucción total del ecosistema.
Los acantilados de Getaria, y en general desde aquí hasta Hendaia, presentan una cierta diferencia con los acantilados que acabamos de analizar. En cuanto a la edad de los propios pueblos, éstos son más antiguos que los anteriores, concretamente del Cretácico Superior. Además, la estructura de los propios acantilados es diferente, siendo la estructura principal de Flysch, formada por calizas y margas.
A estos dos principales agentes hay que añadir la organización de los estratos, que a su vez se ven afectados por los agentes erosivos. Como consecuencia de estos impactos, la zona cuenta con amplias plataformas de abrasión, numerosas playas y acantilados casi verticales.
Los elementos geomorfológicos más espectaculares son la bahía de San Juan de Luz y el cabo de Santa Ana de Hendaia, dos claros ejemplos de erosión diferencial, pero con una diferencia notable entre ambos. Mientras que los materiales de la bahía de San Juan de Luz son más erosionables que los de los acantilados próximos, los de Cabo de Santa Ana presentan una movilidad reducida. Por ello, Santa Ana queda adelantada respecto al entorno y en él se pueden ver numerosas rocas, islas y elementos similares (Dunbarrias, Loia, etc.). ).
Además, la estructura de FIych de esta región es de color rosa. La explicación de este fenómeno radica en el alto grado de oxidación de los sedimentos, probablemente debido a un clima más cálido durante el transporte de los sendimientos, a la mayor cantidad de oxígeno.
Desde el punto de vista ecológico, se encuentran representados los ecosistemas intermareales y de acantilados. Sin embargo, como consecuencia de la salvaje urbanización de los últimos años, se ha construido también en el último extremo de la parte alta de los acantilados, lo que ha provocado la desaparición de las comunidades vivientes. Las excepciones a este fenómeno general son el refugio natural de Abbadia en Hendaia y los acantilados de Exanzabal.
Ambas zonas son gestionadas por la entidad "Conservatoire de Pespace littoral et des rivages lacustres". En un marco geológico único, han asegurado la pervivencia de representantes de todos los ecosistemas típicos, especialmente en Abbadia. Sin embargo, no es ésta la única lección que deberíamos tomar de esa región. De hecho, han afirmado que se puede lograr un equilibrio entre las actividades agropecuarias tradicionales y la protección de la naturaleza, convirtiéndose en un claro ejemplo de ello. Desgraciadamente, estos bellos aspectos se encuentran en grave peligro de quedar como una isla natural aislada, rodeada totalmente de una zona urbanizada con falta de sensibilidad ambiental.