Domótica, una realidad que parecía ficción

En las películas de ciencia ficción se han visto varias veces viviendas inteligentes. Al pulsar el botoncito de la cama aparecería el típico robot que traía el desayuno en la bandeja, mientras la bañera se llenaba automáticamente de agua tibia y espuma… Estas imágenes que la industria cinematográfica ha convertido en habituales no tienen mucho que ver con la realidad. Sin embargo, las casas automáticas, las domóticas, son una realidad desde hace años. El desarrollo de las telecomunicaciones dará un nuevo impulso a la domótica.

En las viviendas actuales existen numerosos sistemas automáticos que permiten una vida más segura, más cómoda y/o ahorradora de energía. Estos sistemas se desarrollaron en la década de los 80 como consecuencia de la automatización industrial.

Muchos de estos sistemas automáticos son ya conocidos. Por ejemplo, los sistemas de gestión energética se pueden encontrar en muchas viviendas. Las más sencillas son los termostatos, que al alcanzar la temperatura programada previamente, desconectan el radiador de calefacción o la caldera de calentamiento de agua.

La comodidad es una de las características de la domótica.

Los temporizadores y programadores también se encuentran en muchas viviendas. Así son, por ejemplo, los aparatos para encender la calefacción una hora antes de que llegue a casa o apagarla cuando uno quiera, y los aparatos para encender o apagar las luces a una hora determinada. Al igual que éstos, los automatismos en materia de seguridad han cobrado gran importancia, como alarmas antirrobo, dispositivos que detectan la existencia de fuego o fugas de gas o agua, etc. Si hay más sistemas de automatización: mandos a distancia para abrir puertas, contestadores automáticos, acumuladores eléctricos para ahorrar energía…

Por lo tanto, está claro que en su momento la automatización de los sistemas permitió vivir más cómodamente y con mayor seguridad en las viviendas. Pero el desarrollo no se limitó a eso, ya que luego llegó la domótica. Una de las palabras nuevas de la década pasada.

La domótica, en definitiva, consiste en agrupar las funciones de automatización en un único sistema. La ventaja de esta integración es que se necesita una sola instalación, que el usuario aprenda el funcionamiento de un único sistema, que el usuario se relacione con una empresa y un sistema de asistencia técnica y, lo más importante, que al estar integrados todos los sistemas el servicio sea más optimizado, por ejemplo, cuando se pone en marcha el sistema antirrobo, el sistema domótico puede entender que la casa se ha quedado vacía y bajar varios grados de temperatura, ahorrando energía al mismo tiempo.

En Euskal Herria hay varias empresas que han sacado el sistema de redes domóticas. Fagor, por ejemplo, junto con el centro de investigación Ikerlan de Arrasate-Mondragón, lleva tiempo trabajando en este campo. El resultado de este trabajo ha sido Fagor Sare Domótica. En esta red se han integrado los electrodomésticos, calentadores, equipos de seguridad y comunicaciones.

Desde cualquier teléfono móvil se puede conectar con las redes de comunicaciones.

El núcleo del sistema es el Domo Mayor, que controla y monitoriza los aparatos domésticos a través del teléfono. Para dar las órdenes, el Domo Mayor utiliza la instalación eléctrica de la casa, por lo que no es necesario realizar una nueva instalación. El sistema es totalmente modular, es decir, el usuario elige los aparatos y aplicaciones que desea introducir en la red domótica. Es el trabajo que puede realizar el propio usuario para introducir o sacar algún elemento de la red, ya que se programa fácilmente. De hecho, en las oficinas y talleres hay gente que se encarga del mantenimiento y de la instalación, pero no en los hogares.

Las ventajas tecnológicas que se darán en el futuro beneficiarán al sistema domótico.

De esta forma, CENELEC, organización europea que regula la calidad de las instalaciones eléctricas, lanzará nuevos reglamentos para mejorar la calidad de la comunicación a través de la red eléctrica de los hogares. Estas medidas entrarán en vigor a finales de año.

La domótica integra las funciones de automatización en un único sistema.

Los investigadores que trabajan en la mejora de instalaciones domóticas, además de optimizar la red eléctrica, tienen otra línea de investigación: las comunicaciones por radio. Este tipo de sistemas se conocen desde hace tiempo: los auriculares inalámbricos o los tradicionales instrumentos de mando para abrir las puertas del garaje, por ejemplo, utilizan la comunicación vía radio. Este tipo de comunicaciones es barata, pero como estas utilizan la misma radiofrecuencia, se producen numerosas interferencias.

Con el fin de solucionar estos inconvenientes, se han creado una serie de iniciativas, una de las más importantes es la normativa que ha implantado la nueva banda de frecuencias. Como consecuencia, se ha obtenido una banda de frecuencias de 868 Mhz, dentro de la cual se han extraído varias subbandas. Cada una de ellas será para cada tipo de aplicación. Por ejemplo, las aplicaciones de sonido discurrirán por una subcarpeta, las aplicaciones de seguridad por otra, etc. De esta forma, al menos, se reducirá la competitividad entre aplicaciones. Además, esta normativa limita el tiempo de uso de estas subtarjetas a cada aplicación.

Las tecnologías inalámbricas permitirán una mayor eficacia de los sistemas domóticos.

Bluetooth, la nueva tecnología de radio, también tiene una gran esperanza en la domótica. En definitiva, la tecnología Bluetooth permite conectar todo lo que se conecta por cable sin necesidad de utilizar cables. Pero no se limita a eso. Esta tecnología no es sólo para conectar el ratón, la impresora o cualquier otra cosa con el ordenador, sino que permite conectar dispositivos que no tienen relación directa y sincronizarlos automáticamente. Así, por ejemplo, el teléfono móvil puede utilizarse para abrir puertas, para conectar con electrodomésticos, para llevar documentos desde el teléfono al ordenador, para leer contadores, etc.

En 1994 los fabricantes de teléfonos móviles y ordenadores vieron la necesidad de una nueva tecnología inalámbrica. Sin embargo, en los últimos años el mercado de los teléfonos móviles se ha ralentizado mucho, se están haciendo menos dispositivos electrónicos y no se está abaratando de manera significativa, por lo que tampoco se ha abaratado la tecnología. La tecnología Bluetooth va más lenta de lo que inicialmente se pensaba.

Las tecnologías inalámbricas permitirán una mayor eficacia de los sistemas domóticos.

No obstante, para el despliegue de la domótica es muy importante que los sistemas de diferentes marcas se comprendan entre sí. Los electrodomésticos que habitualmente se encuentran en los hogares no son de la misma marca, la lavadora puede ser de una casa y la nevera de otra. Por su incompatibilidad, no se permite la instalación de una sola instalación domótica. Por lo tanto, al consumidor sólo le quedan dos opciones: una, convertirse en el esclavo de una marca determinada y otra, no instalar instalaciones domóticas. La domótica tiene que estandarizar, unificar el lenguaje entre todos los dispositivos. Si consigue alcanzar este nivel de estandarización y el desarrollo previsto de las telecomunicaciones, dentro de unos años las casas domóticas van a ser mucho más abundantes que las actuales.

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