Los virus acompañan a la seguridad alimentaria

El centro de investigación AZTI investiga la posibilidad de utilizar virus antibacterianos para prevenir enfermedades de transmisión alimentaria. Una de las mayores ventajas es que estos virus solo afectan a una especie o género bacteriano y no son perjudiciales para el resto de bacterias beneficiosas, ni para animales y plantas.

birusak-lagun-elikagaien-segurtasunean
Ed. MattL_Images/Shutterstock.com

Aunque cuando oímos hablar de virus se nos ocurren enfermedades y desgracias, los virus no siempre son enemigos. Por ejemplo, los fago pueden ser importantes aliados para cuidar de nuestra salud.

Los fagos, o bacteriofagos, infectan las bacterias, por lo que es fácil deducir por qué son interesantes para los humanos. Por ejemplo, cuando los antibióticos no funcionan podemos utilizarlos para hacer frente a una infección o para evitar intoxicaciones por alimentos.

En este segundo ámbito se está investigando precisamente en el centro de investigación AZTI de la alianza BRTA. Desarrollan herramientas de control de patógenos que se propagan a través de los alimentos. Y, entre otras cosas, están investigando con los fagos. Precisamente, la posibilidad de ofrecer nuevas soluciones contra los patógenos que se transmiten a través de los alimentos ha incrementado en los últimos años la investigación de los fagos en materia de seguridad alimentaria.

El primer paso es encontrar los fagos de interés. Y para ello, exploran las zonas donde crecen las bacterias que infectan y toman muestras: agua, suelo, mar, alimentos…

Los fagos tienen una característica muy especial: son muy específicos. Es decir, solo contaminan ciertas bacterias y no dañan a otras. Esta particularidad hace que sea de gran interés para su uso como herramienta biológica contra las enfermedades que producen las bacterias, según ha explicado la investigadora Amaia Lasagabaster Bilbao: “Cada fago puede infectar una sola especie de bacterias y a lo sumo un solo género. Y esa es la principal ventaja de los fagos. De hecho, con el uso de los fagos podemos luchar contra un patógeno que genera un problema, pero sin afectar a otras bacterias beneficiosas presentes en el alimento, los animales o el medio ambiente”.

Los investigadores de AZTI caracterizan y analizan los fagos que afectan especialmente a tres géneros bacterianos: Campylobacter, vibrio y Listeria. De hecho, las bacterias de estos tres géneros tienen un gran impacto en nuestra salud y en algunos casos pueden causar graves problemas.

“El Campylobacter es hoy en día la toxoinfección alimentaria más frecuente en Europa y posiblemente en el mundo”, explica María Lavilla Martín. “El vibrio es una de las bacterias más importantes del agua y no solo nos afecta a nosotros, sino también a los peces de la acuicultura, y se transmite a lo largo de toda la cadena de alimentación. Y Listeria monocytogenes, aunque no es muy común, es una de las más peligrosas, porque puede causar la muerte”.

En el laboratorio se multiplican y purifican los fagos, para así completar las colecciones de los fagos que se enfrentan a las enfermedades. También son analizados genéticamente, para asegurarse de que sólo se está trabajando con fagos que matan bacterias de interés.

Prevén que el uso de estrategias de control de enfermedades basadas en fagos durante todo el proceso productivo de los alimentos, tanto en el sector primario como en la ganadería y la acuicultura, pueda ser posible para controlar los patógenos que puedan generar problemas y garantizar la seguridad en la cadena de transformación de los alimentos, tanto en los alimentos como en las superficies que puedan estar en contacto con los alimentos.

Por otro lado, las estrategias basadas en el fagot solo están reguladas y aprobadas en unos pocos países del mundo. En Europa, todavía no. Sin embargo, los investigadores ven muy cerca esta posibilidad. De hecho, tienen claro que el uso de virus que infectan las bacterias puede ser muy interesante para hacer frente a diferentes problemas de salud.

“A nosotros nos gusta decir que son buenos virus porque solo infectan bacterias y son totalmente inocuos para animales, plantas y seres humanos”, ha subrayado Lasagabaster. “El uso de los fagos será una estrategia de futuro para hacer frente a muchas bacterias problemáticas. Serán una alternativa muy potente para luchar, por ejemplo, contra las resistencias a los antibióticos o contra las enfermedades que se transmiten a través de los alimentos”.

Babesleak
Eusko Jaurlaritzako Industria, Merkataritza eta Turismo Saila