Se trata de un catálogo oficial de razas ganaderas autóctonas vascas, publicado por el Gobierno Vasco en enero de 2002. En este catálogo se detallan las razas locales y su estado.
Como se puede apreciar en el catálogo, la situación de estas razas es preocupante. Salvo las razas más productivas, es decir, la vaca pirenaica y la oveja latxa, todas las demás se encuentran en peligro de extinción, con un alto riesgo. Parece que si no se colabora estas razas desaparecerán. Algunas simplemente no se reproducen, por lo que a medida que el ganado envejece no quedará ningún ejemplar de esta raza. Otras, sin intervención administrativa, se mezclarán y diluirán con otras razas, es decir, aunque se multipliquen, desaparecerán las características de la raza y así la misma. Pero la decisión está tomada: hay que apostar por el mantenimiento de estas razas.
Se puede dudar de por qué ayudar a una raza que no sobreviviría en sí misma. Y es que, de alguna manera, las razas son creadas por los propios seres, la mayoría son animales adaptados por las generaciones de ganaderos que han vivido en estos parajes, que quizás se hayan adaptado a la actividad ganadera. En definitiva, ese es el principal motivo por el que estas razas se mantienen: son patrimonio cultural. Es una herencia viva dejada por nuestros antepasados.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que estos animales están especialmente adaptados a la orografía y al clima de estas tierras. Y, por tanto, tienen ventajas genéticas respecto al resto de razas de la misma especie, como las enfermedades. Por lo tanto, el legado genético de estas razas también debe conservarse, que en el futuro puede tener aplicaciones que hoy en día no se pueden imaginar. La propia FAO también apostó por las razas originales en 1992.
Sin embargo, la mayor desventaja de estas razas, desde el punto de vista del ganadero, es la productividad. Si se trata de razas mucho más productivas, que se han impuesto en todo el mundo, han ido sustituyendo a las razas locales. En este sentido, el pirenaico y la oveja latxa no corren peligro de perderse, ya que además de estar bien adaptada al entorno, aportan gran cantidad de leche o carne.
El resto de razas autóctonas, sin embargo, deben ser preservadas para su supervivencia. Por ello, se han puesto en marcha diferentes programas dirigidos a la cría de grupos de ganado que mantengan limpia la raza y garanticen su permanencia. Pottoka es un ejemplo representativo de esta situación. Este pequeño caballo lleva miles de años en los montes de Euskal Herria. Los antepasados del pottoka vivían aquí antes de que el hombre se apropiara de la tierra.
La pottoka ha sido, al menos, una fuente de carne desde la Magdaleniense, de la que son testigos las figuras de las cavernas, con caballos como el pottoka, y ha crecido hasta hace poco para carne. La verdad es que no da mucho trabajo: al ser semisalvaje, vive en el monte con hierba y matorrales (en invierno también se alimenta de argoma) y ayuda a mantener el monte limpio. Pero el hombre prefiere animales de alto rendimiento y se ha confundido con caballos más grandes y fuertes.
En consecuencia, las pottokas de la raza han disminuido mucho, se han hibridado. Sin embargo, las características de la raza han perdurado en algunas yeguas y caballos, y la unión de estos ejemplares ha dado lugar a la recuperación de la raza limpia, de manera que el ganado pottoka se va fortaleciendo progresivamente.
Para conseguir una raza limpia se ha definido el estándar, es decir, se han determinado las características físicas que debe tener un caballo o una yegua para ser calificado como "pottoka": color, altura, longitud y otras once medidas corporales y mentales. Por ejemplo, en cuanto al color, la pottoka es oscura: negra o castaño oscuro (el pinto se clasifica por separado), y en cuanto a su altura oscila entre 115 cm y 130 cm.
La raza Pottoka fue catalogada en 1995 en la CAPV y en Francia con anterioridad, en 1970, fue declarada raza pottoka. A pesar de que el estándar establecido fue exigente, hace unos años sólo se habrían utilizado las yeguas y caballos de reproducción más limpios, que eran escasos y se habría perdido la variabilidad y la riqueza genética.
Sin embargo, a medida que se han ido seleccionando las yeguas y caballos más adecuados para la reproducción, entre los que se han seleccionado los más potentes, la cabaña ganadera de raza se ha ido ampliando hasta afilar las características de este estándar.
En la actualidad, por el contrario, el número de animales es relativamente elevado y se ha empezado a seleccionar. Así, los pottokas utilizados como sementales suelen ser de alta calificación, determinándose por puntos la condición de pottoka del animal.
Para la definición de la raza, además de las características morfológicas, se realizaron análisis de sangre. La Universidad del País Vasco analizó la genética de la población. Se comparó con otras razas de caballos (sangre limpia, de montaña, española, árabe...) y, dadas las peculiaridades genéticas del pottoka, quedó claro que se trataba de una raza diferenciada.
Así, además de la identificación y calificación de cada animal, las diputaciones forales y las asociaciones que trabajan a favor de los pottokas están elaborando un libro genealógico de pottokas.
Como se puede apreciar, todavía queda por hacer para que la raza pottoka sea abundante y rica, pero la base ya está establecida.
La recuperación de otras reses en peligro de extinción se realiza de forma similar. No todos están en la misma situación, claro, pero no falta esfuerzo. En cualquier caso, además del trabajo que realiza la administración, es imprescindible el que realizan los particulares, ya que hay asociaciones comprometidas con la protección de las razas autóctonas, de las que depende la mayor parte del trabajo.
Algunos animales son recuperados pero otros no lo necesitan. Las acciones que se llevan a cabo con pirenaico y oveja latxa se centran en la mejora de la producción, programas de mejora del rendimiento. El programa de cría de la oveja latxa, por ejemplo, comenzó en 1984 y desde entonces se han realizado multitud de estudios con el objetivo de mejorar la calidad y cantidad de la leche.
En el programa de mejora genética se mide la cantidad de leche que produce cada oveja y su composición (en general, su contenido en proteínas y grasas), y se eligen los corderos machos (cabras crías) de las mejores ovejas para su reproducción. También se utilizan nuevas técnicas de reproducción, ya que es habitual la inseminación artificial para la fecundación de las ovejas con la semilla de estos caprinos seleccionados.
Además, se realizan otros once estudios para mejorar el caudal lechero de las ovejas. Por ejemplo, se ha estudiado la morfología de las ubres, ya que cada vez es más frecuente el uso de máquinas de ordeño, y la forma y tamaño del extremo de la ubre tiene mucho que decir en esta tarea. Y no sólo eso, sino que también se ha visto que el riesgo de sufrir enfermedades en función de la forma de la ubre es mayor, y todo ello influye en la producción lechera.
Se constata que existe una gran diferencia a la hora de establecer el objetivo del programa, tanto si se trata de una raza de buen rendimiento como si es una raza que apenas da beneficios. Al beneficiarse, se forma una cadena de producción con oveja latxa y pirenaica. Pero con el resto de razas no es posible. No obstante, si se pretende mejorar la producción y el rendimiento económico, además de mantener la misma raza.
Según el catálogo oficial de razas del País Vasco, son muy graves: Asno de las Encartaciones, Solomillo de Cabra, Cerdo y Gallina Vasca, Perro Pastor, Villano y Villanuco de las Encartaciones (razas caninas) y Monchina Bovina.
El ganado equino se encuentra en mejor situación, pero no está fuera de peligro ni mucho menos. El caballo de montaña y la pottoka son relativamente abundantes en algunos montes, pero son necesarios programas de mantenimiento de la raza, sobre todo para no perder la raza pura, ya que en el último siglo el cruce con otras razas ha sido muy común a la hora de conseguir caballos de mayor rendimiento.
Otro tanto ha ocurrido con el betizu, y si se trata de labores de mantenimiento y, en la medida de lo posible, de recuperación de esta vaca semisilvestre. La otra raza de vacuno catalogada es Terreña, que también se encuentra en peligro de extinción. La única raza bovina abundante es la pirenaica, por su alta productividad.
En cuanto a las ovejas, no hay que decir que predomina la latxa. En los amplios prados se ven grandes rebaños de ovejas en el pasto, y la latxa necesita un entorno similar, pero hay otra oveja, el matorral, que como su nombre indica, está más a gusto que en el pastizal. No crece para la leche, por lo que cada vez hay menos matorrales.
Además de la Latxa y el Sasi-ardi, existe otra raza de ovejas autóctonas en Carranza; la mayoría de ovejas son blancas y bastante abundantes, ya que se utilizan para elaborar queso, mientras que los Morros Negros son más escasos y están en peligro de extinción.
Aunque parezca sorprendente, el perro pastor vasco está en peligro de extinción. Y, sin embargo, se encuentra en mejor situación que el resto de razas caninas autóctonas, ya que las otras tres razas están en grave peligro de extinción, como ya se ha mencionado.