Para vivir mejor con la artrosis

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

La artrosis es una enfermedad que destruye las articulaciones o articulaciones del cuerpo, por lo que la rehabilitación, el tratamiento farmacológico y la prevención de posturas o posturas inadecuadas son factores imprescindibles para conseguir una calidad de vida adecuada. Sobrepeso y obesidad Profesión Herencia Posturas inadecuadas Buenos hábitos y malos (Susana Ochando) Ejercicios de rehabilitación

Nuestro cuerpo sería un puzzle frágil formado por huesos rígidos si no fuera por articulaciones. Gracias a estas articulaciones entre los huesos es posible el movimiento. Y para asegurar el funcionamiento normal de las articulaciones, y para evitar el deterioro de los huesos cuando se frotan unos con otros, ahí están los cartílagos, como cojines o amortiguadores entre los huesos.

Es normal que el tiempo (y los movimientos en la vida cotidiana) deterioren y erosionen articulaciones y cartílagos. Y en los casos en los que este proceso degenerativo es continuo, el cojín entre los huesos va desapareciendo y los huesos chocan directamente con el otro, sin que el cojín suavice el golpe: es ahí donde comienza la artrosis y poco a poco van apareciendo los síntomas (dolor articular, inflamación, rigidez, deformidad y dificultad para moverse) y a veces también la chispa o los sonidos crujientes.

Esta enfermedad crónica puede aparecer en cualquier articulación del cuerpo, pero suele aparecer en las que más se usan o soportan más peso, como las articulaciones de columna, cadera, rodilla y manos. Según el Dr. Carlos Ossorio, miembro de la Sociedad Española de Reumatología, “entre 20 y 40 años la artrosis afecta aproximadamente al 4% de la población, mientras que a partir de los 70 años la incidencia es del 80%.” ¿Qué significa esto? Cuanto mayor es la edad de la persona, mayor es el riesgo de sufrir artrosis, pero no todas las personas mayores tienen que tener artrosis, ya que no saben porqué se produce la enfermedad.

Factores de aparición de la artrosis

Si el peso afecta a las articulaciones hasta su deterioro, es lógico pensar que las personas muy obesas tienen un mayor riesgo de sufrir una artrosis, ya que sus huesos deben soportar un sobrepeso constante. Si ese es tu caso, lector, quita los kilos que te sobran. Tu espalda y tus articulaciones te lo agradecerán.

Una buena rehabilitación es importante para no perder fuerza muscular y movilidad articular.

No todos, claro. Por ejemplo, los que utilizan martillos neumáticos (y aparatos que, como éste, generan muchas vibraciones). O profesiones que requieren un uso excesivo de una determinada articulación: peluqueros, sastres, etc.

Sólo en la artrosis de mano, no en el resto de articulaciones. Y como curiosidad, el componente hereditario es mucho más evidente entre los hombres que entre las mujeres (aunque 7 de cada 10 personas con artrosis son mujeres). Los hijos tienen más riesgo de sufrir artrosis y no de padecer esta enfermedad.

Desgraciadamente, las posturas inadecuadas se adoptan desde edades tempranas y se mantienen en la madurez. Por ejemplo, dormir en una cama inadecuada (normalmente demasiado blanda), dormir impide que la columna pueda adoptar su postura anatómica durante el sueño.

La práctica deportiva excesiva o inadecuada y el deterioro de una articulación como consecuencia de una fractura ósea anterior también pueden facilitar el desgaste del cartílago, que a la larga provocará la aparición de la artrosis.

Diferentes vías de tratamiento

Es imprescindible caminar o nadar para mantener el cartílago articular empapado de líquidos sinoviales.

Hoy en día no hay tratamiento curativo, pero eso no es razón suficiente para desesperarse de la enfermedad. La artrosis no es algo normal o fisiológico, algo que debemos soportar. Y la aparición o no está en nuestras manos, pero debemos conseguir que la persona afectada tenga menos dolor y más movilidad.

  • Es importante evitar los factores de riesgo antes mencionados (obesidad, malas posturas, etc.). ) y, al mismo tiempo, seguir las indicaciones del médico: tomar medicamentos para aliviar el síntoma y rehabilitarlo correctamente para no perder la fuerza muscular y la movilidad articular.
  • Hay tratamientos nuevos y esperanzadores que pueden frenar la evolución de la enfermedad: protectores del cartílago, inyectados en la articulación, para reforzar el líquido sinovial local.
  • Contra el dolor se utilizan dos tipos de medicamentos: los más habituales son los analgésicos, pero si el dolor persiste o la articulación está aumentada, se utilizan antiinflamatorios no esteroides de última generación (a diferencia de los anteriores, éstos no dañan la mucosa del estómago). Si no se aprecia mejoría con estos fármacos, se deberán realizar infiltraciones intramusculares con derivados de corticoides.
  • El último paso es la cirugía. Cabe señalar que la cirugía puede ser muy adecuada para el control o tratamiento de la artrosis en determinados casos. Por un lado, puede utilizarse de forma preventiva, por ejemplo en el caso del genu valgum (es decir, con las piernas dobladas) para combatir la artrosis que puede tardar. O cuando el tratamiento farmacológico no ha sido eficaz. En estos casos se sustituye la articulación por una prótesis.

Importancia del movimiento

Para las articulaciones es importante realizar un ejercicio no excesivamente cargado y descartar el sedentarismo, es una recomendación que el médico siempre hace y que muchas veces se puede cumplir fácilmente.

Una vez disminuido el dolor (debido a los fármacos), el paciente debe entender que es necesario caminar o nadar: de este modo, el cartílago de la articulación queda impregnado de líquidos sinoviales y abarca todos los nutrientes necesarios. Si la persona no se mueve, el cartílago no nutre y la degeneración aparece más rápido.

La influencia de la dieta puede ser muy elevada, hasta el punto de disminuir la gravedad de los síntomas de la artrosis. Algunos consejos son:

  • Comer mucho pescado. Aunque no haya pruebas científicas claras y claras, parece que los ácidos grasos de algunos peces mitigan los problemas articulares. Sabemos consumir salmón, trucha, sardinas o anchoas más de una vez por semana.
  • Tener muy en cuenta los alimentos ricos en vitaminas A, C y E: zanahoria, albaricoques, melón, hígado, naranja, pimientos rojos, tomate, coles de Bruselas, col, nueces, aceite de oliva…
  • Cuidar el peso. Por lo tanto, descartar harinas o derivados (pan, bollos o tortas); azúcares y dulces; chocolate; tocino, mantequilla o embutidos; salsas; productos en salmuera y alcohol. Y en su lugar consume fruta, verdura, leche desnatada, cereales integrales, pescado y músculo de carne.
  • Consumir cocidas, asadas o al vapor y nunca fritas.

Ejercicio físico realizado con moderación y siguiendo los tratamientos prescritos por el médico o fisioterapeuta, manteniendo en cada situación la postura o postura correcta de las articulaciones. Estas son las mejores vías para retrasar el proceso de deformación y degeneración.

Para ver estos ejercicios en alta resolución ir al pdf.
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