Lurdes Ondaro Mallea es física e investiga en cosmología computacional. Ha confesado, sin embargo, que de pequeño no era uno de los que miraba al cielo. Más tarde sintió deseos de ella: “Me gustaba ver documentales de La1, de espacio, de cuántica… Me dieron ganas de saber más, y para ello sabía que tendría que aprender y decidí probarlo”.
Esta curiosidad le impulsó a estudiar física y llegó a la cosmología al azar: “Fue por casualidad, como casi todas las cosas que suceden en la vida. Cuando terminé la carrera, un verano en un centro de investigación de San Sebastián. Se pueden hacer cosas relacionadas con la carrera del Donostia International Physics Center, y allí hice un trabajo de tres meses el verano, en cosmología. Y me ha gustado, y he seguido en ello”.
Según Ondaro, la astrofísica es más conocida que la cosmología. Así, explica la diferencia entre ambos: “En la Astrofísica se contemplan los astros, los objetos celestes, las estrellas, los agujeros negros, las galaxias o lo que sea. En la cosmología se investiga el universo en su totalidad: la creación del universo, su evolución, cómo es su estructura actual… Las grandes preguntas de siempre, de dónde venimos y cuáles son las reglas de la física y cosas así. Para responder a esto, en el ordenador, hacemos pequeños universos (simulaciones) y hacemos pruebas, a ver si se parecen al universo real”.
Por otra parte, aunque la física es la parte más masculinizada de los campos científicos, Patrimonio no ha podido ver su influencia. Ha aclarado que hay una gran diferencia en cuanto a la edad: a medida que aumenta el porcentaje de hombres es mayor, mientras que entre los jóvenes un porcentaje importante son las mujeres. “A pesar de la diferencia en cifras, cada vez es menor, y en cosmología es incluso menor en comparación con otros ámbitos”.
Justo en el momento de la entrevista está en París, en un congreso, y como es un congreso joven, hay muchas mujeres en el mundo. Aunque los congresos en general pueden llegar a ser agotadores, es satisfactorio. Por lo demás, le encanta investigar, hacerle nuevas preguntas, discutir con sus compañeros, inventar nuevos proyectos juntos… Pero también tiene un lado malo: “En general, no me gusta cómo está construido el sistema. Por un lado, es muy inestable. Y luego hay mucha competencia y mucho interés, y hay que publicar artículos… Pero bueno, aparte de eso, es un trabajo muy interesante”.
Ondaro también es bertsolari y, preguntado por si la actividad bertsolari le ayuda en algo en la investigación, ha respondido que no: “Desde el punto de vista de la creación, a mí me parecen cosas distintas. En todo caso, puede ayudar a mantener la calma en las charlas y en la exposición pública. Pero para nada más, no lo creo”. Ese ha sido el último punto, antes de volver a los quehaceres de la sesión del Congreso.