María Durán Lázaro ha confesado que desde pequeño le gustaba la naturaleza, pero que no tenía ni idea de por qué iba a caminar en sus estudios y en su trabajo. "Te preguntan si vas a ser médico o bombero, pero no biólogo o forestal -ingeniero, así que de joven no tenía referentes. He ido caminando según he ido dando pasos”.
Prueba de ello es que su trayectoria no ha sido habitual. Por ejemplo, cuando terminó sus estudios de instituto, al no tener claro qué estudiar en la universidad, decidió recurrir a la Formación Profesional: Descubrí los estudios "Natura y menú de recursos y organización" y hoy creo que fue la mejor opción para empezar. Después de eso me di cuenta de lo que me gusta, no sólo de andar en la naturaleza, sino de conocer el entorno y los ecosistemas, y que también me interesaba profesionalmente”.
Decidió estudiar el forestal -ingeniería técnica. Al finalizar se inscribió en la bolsa de trabajo del CSIC y meses después le llamaron del Instituto de Agrobiotecnología de Pamplona. Así, se trasladó de Valencia a Pamplona y estuvo ligando un contrato durante casi seis años. Y, mientras lo hacía, se le dio la oportunidad de dedicarse a la investigación.
"Hasta entonces nunca pensé que podía ser investigador. ¡No sabía ni qué era! Yo trabajaba como Técnico de Laboratorio o Técnico de Instalaciones Agropecuarias, y allí veía a los investigadores que estaban realizando la tesis y me gustaba mucho el trabajo que hacían. Así que decidí hacer la tesis, pero como tenía el título de ingeniería técnica, tuve que hacer un máster previo para adaptar la ingeniería técnica al grado. Y lo hice mientras trabajaba, pero realmente me ha gustado, he disfrutado mucho", recuerda.
Para la realización de su tesis fue a Aezkoa. Para la realización del Trabajo Fin de Máster y Grado se contactó con una profesora de la Universidad Pública de Navarra, Rosa María Canals Tresserras, que realizó el proyecto de ordenación de los pastos de Aezkoa en 2008. "A partir de ahí, comenzó a realizar proyectos de investigación, uno de los cuales hacía referencia a la expansión de una gramínea: el alca herbáceo (Brachypodium rupestre). Así, solicité una beca para el estudio de la ecología de los pastos de alta montaña y hemos publicado muchos trabajos sobre el terreno, la vegetación e incluso la pérdida socioeconómica que supone el matorral herbáceo. El alca tiene un mal valor nutricional”.
Además, ha demostrado que la expansión del alca herbáceo y la pérdida de la diversidad de menaje está ligada a la gestión del ganado y del fuego: "El alca herbáceo se distribuye en lugares no ganaderos. Por tanto, el pastizal se va degradando progresivamente. La conclusión es que una buena gestión del ganado contribuye a la obtención de pastos de buena calidad, lo que es beneficioso desde el punto de vista socioeconómico. Pero la globalización también llega a lugares tan aislados como Aezkoa, y la pérdida de ganado conlleva la expansión por granjas y la degradación de los pastos”, explica.
Admite que, pese a su gusto por el trabajo de manifiesto y de laboratorio, le cuesta bastante escribir artículos y hacerlo. Por ello, agradece mucho la colaboración del equipo: "Una tesis no es realizada por una sola", afirma.
Además, destaca que participó en un proyecto para mostrar y animar a las chicas jóvenes (2º y 4º de la ESO) lo que hacen en su área de trabajo, ya que las mujeres son minoritarias. El proyecto ha sido publicado en la revista Ecosistemas y dice claramente que lo cumplió completamente y que le fue muy satisfactorio.