El urbanismo y la ordenación del territorio tienen una gran influencia en nuestra vida: la salud, el entorno, el género, los hábitos de consumo y el uso lingüístico. Por tanto, es importante integrar todas estas miradas en el planeamiento urbanístico. ¿Pero cómo habría que organizar las ciudades para poner la vida en el centro? ¿Cómo planificar la promoción de la salud, que los niños puedan jugar en la calle y fomentar el envejecimiento activo o cuidar nuestro idioma? ¿Habría que alejarse y naturalizarse del carácter urbano de las ciudades actuales? ¿Deberíamos poner gafas moradas también en urbanismo?
Para reflexionar sobre la ordenación del territorio y comenzar a construir alternativas en nuestros pueblos y ciudades, Elhuyar organizó un debate abierto en el Museo San Telmo. La sesión se centró en tres temas: cómo afecta la ordenación del territorio a la salud, el medio ambiente y el lenguaje. En las siguientes páginas se recogen los puntos de vista de los expertos en la mesa redonda y se pueden consultar las reflexiones de los otros participantes en la web del proyecto Zientziakide. Los expertos son: Patxi Galarraga Aiestaran, arquitecto y miembro de PROJEKTA URBES. Asesoramiento para la integración de la promoción y equidad de la salud en el urbanismo y la arquitectura. Aitziber Sarobe Egiguren, bióloga y miembro de Arkamurka Natur Taldea de Zarautz. Lleva años trabajando por la conservación de la naturaleza. Y Imanol Azkue Ibarbia, licenciado en Geografía e Historia, escritor y técnico de la Fundación Elhuyar. Durante muchos años ha trabajado en la implantación de planes de euskera.
La salud, más que la ausencia de enfermedad
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es el bienestar físico, mental y social total” (1946). En esta definición, que ya tiene más de 70 años de antigüedad, la salud tiene tres patas que deberían ser consideradas en las decisiones que se adopten en materia de ordenación del territorio.
¿Hábitos de vida o condiciones de vida?
Apoyados por la evidencia científica, sabemos que el entorno físico y sociopolítico aportan más a la salud y a la enfermedad que el código genético y la calidad del sistema sanitario de cada país. Así, al poner sobre el mapa datos relacionados con las expectativas de vida se puede observar que el código postal es más determinante en términos de salud que el código genético.
Facilitar las decisiones saludables
Además de protegerla, también se puede fomentar la salud. En cualquier proyecto que suponga un cambio en el medio físico (territorio, ciudad, edificio), la vía más eficaz para la promoción de la salud es el acceso y facilitación de decisiones y hábitos saludables.
¿De quién es la salud?
La forma más eficaz y justa de mejorar el nivel de salud de la población es reducir las desigualdades en salud, priorizando las necesidades de las personas en situación de mayor desventaja (comarcas, barrios, grupos de población, etc.). Así, se debe exigir equidad a los agentes que trabajan de manera negligente en nombre de la igualdad. A ello pueden contribuir, entre otros, los procesos de participación o el conocimiento y la normativa en materia de perspectiva de género.
¿Cómo integrar la salud regulando o dirigiendo?
La protección y corrección de los daños y riesgos que puedan derivarse de los proyectos debe tener en cuenta un montón de normas, entre ellas la protección del medio ambiente y/o el euskera. Sin embargo, en el ámbito de la salud, la duda sin cerrar es ¿regular es la vía más eficaz para la integración de la salud en los proyectos de ordenación del territorio y planificación urbana?
Salud en las nuevas Directrices de Ordenación del Territorio de la CAPV
En julio de 2019 se aprobaron los planes territoriales, sectoriales y urbanos vigentes en la CAPV en los próximos 20 años. Entre las novedades hay un principio rector que introduce en la ordenación del territorio las siguientes cuestiones transversales: (i) accesibilidad universal, (ii) perspectiva de género, (iii) cambio climático, (iv) salud, (v) euskera y (vi) relación territorial. A continuación, las directrices sanitarias:
Los que vivimos en Euskal Herria tenemos una representación diferente de nuestro territorio, ya que el significado y los límites de la palabra territorio varían, a menudo dependiendo del contexto. Para empezar a discutir cómo debería ser la ordenación del territorio para garantizar la protección del medio ambiente, la primera cuestión a responder es ¿cuáles son los límites de nuestro territorio?
Entre Atturri y Ebro, Euskal Herria está dividida en dos estados y tres administraciones. Esta misma división es la condición que dificulta la ordenación del territorio. Y es que los vascos no tenemos una estructura administrativa que abarque todo nuestro territorio. ¿Cómo dar respuesta desde el punto de vista de todo el pueblo a una organización territorial diseñada por las tres administraciones, cada una en función de sus capacidades e intereses?
Legislación
Es importante conocer la legislación de ordenación del territorio para garantizar la protección del medio ambiente. Toda actividad humana tiene un impacto sobre el medio ambiente y como vivir en un medio ambiente sano es un derecho, la administración tiene la obligación de regular y gestionar esos efectos y sus consecuencias. Sin embargo, si la legislación de ordenación del territorio es compleja, los procedimientos de autorización local de actividades humanas en el marco de esta legislación completan la tela de araña.
A la compleja arquitectura de la legislación (Directivas Estatales y Europeas y Leyes Generales, Directrices de Ordenación del Territorio, Planes Sectoriales, Planes Parciales, Planes Generales de Urbanismo, etc.) hay que añadir la diversidad de entidades con responsabilidad en la gestión de la legislación: de competencia estatal (en la costa, especialmente de los Estados), Diputaciones, Ayuntamientos, responsables de la gestión del agua (URA, Federación Ejecutiva de desarrollo, etc.), etc. ¿Cómo apoderarse de la vigilancia y seguimiento de la actuación administrativa? En nombre del desarrollo, ante proyectos cada vez más impactantes en el medio ambiente, ¿cómo responder desde lo local sin perder la perspectiva local?
Red Natura 2000, base para todo el territorio
Afortunadamente, la naturaleza no conoce la distribución y organización administrativa. La vida salvaje tiene condiciones ambientales, el ser humano forma parte de este sistema y, desgraciadamente, hoy por hoy, es el principal transformador del mismo. En Euskal Herria no hay zonas sin transformación humana. Hemos aprovechado nuestro territorio y nuestra biodiversidad para nuestras necesidades y aspiraciones. Esto ha supuesto la pérdida de salud de nuestro patrimonio natural y, por tanto, de nuestro entorno, pero todavía tenemos mucho que cuidar. Y, lo más importante, sabemos qué y cómo recuperarlo. Todo ello, además, desde una perspectiva local, ya que la legislación sobre conservación y recuperación de la naturaleza se ha acordado en la Unión Europea dentro de la Red Natura 2000. Por lo tanto, tenemos una legislación que abarca toda Euskal Herria. ¿Somos los vascos?
Recuperar y dar a conocer el patrimonio natural de Euskal Herria, además de ser una condición indispensable para dar respuesta a una crisis ecológica global hoy indiscutible, puede ser una apuesta política eficaz para visualizar un proyecto colectivo moderno y atractivo para el conjunto de Euskal Herria. Entre otras cosas, para responder a las reivindicaciones de la juventud vasca que ha salido a la calle en la dirección del viento del movimiento mundial.
La lengua da nombre al territorio o al entorno, nombramos a través de la lengua los elementos del territorio: calles, montañas, casas, barrios, pueblos… Además, la lengua necesita un lugar para aterrizar y vivir, el euskera es la lengua propia de Euskal Herria y la dibujamos en el mapa, dividida en dialectos según el territorio. Es más, las lenguas están en contacto con la biodiversidad del entorno, y a través de ellas se transmiten los conocimientos sobre la naturaleza y las formas de relacionarse con la naturaleza. Por tanto, la relación entre territorio y lenguas es estrecha.
¿Pero qué es sin hablantes? Prácticamente nada, y el urbanismo, la ordenación del territorio y las infraestructuras no afectan a las lenguas, sino a los hablantes. La ordenación del territorio y el urbanismo facilitan o dificultan la vida de los hablantes, hacen que los hablantes vivan mejor o peor y el impacto puede ser beneficioso o negativo. Por lo tanto, la ordenación del territorio influye, y mucho, en los hablantes y en las lenguas.
Puntos de encuentro de hablantes
Los que hablamos de lenguas necesitamos un espacio físico para hablar, para relacionarnos, y el urbanismo y la ordenación del territorio nos facilitan o dificultan esos espacios de diálogo. Si esos lugares son adecuados, asequibles y atractivos, la gente se reunirá y hablará, por ejemplo, para caminar sin tráfico en las calles tranquilas, en los refugios para protegerse del mal tiempo… ¿Dónde se reúne? Impulsemos estos espacios de encuentro para fomentar y proteger el propio lenguaje. Hoy en día, debido al covid-19, se impide o dificulta el encuentro de mucha gente, pero podemos volver alguna vez a una situación similar a la anterior.
La ordenación del territorio y el urbanismo son instrumentos adecuados para facilitar los puntos de encuentro de los hablantes: en los entornos euskaldunes, para impulsar y garantizar los puntos de contacto de la ciudadanía; en los castellanoparlantes, para reunir, conocer y compactar a los vascoparlantes, creando lugares donde el euskera sea hegemónico.
Al analizar los proyectos, las intenciones, las infraestructuras, en la mayoría de los casos se tienen en cuenta su impacto económico, social, ambiental, sanitario e incluso pueden afectar a los hablantes y al estado de la lengua: si se instala una residencia en el pueblo o barrio, si se construye un hospital, si se abre un museo… si influye en el día a día de la ciudadanía, también influirá en el idioma, para bien o para mal, por ejemplo, si en el barrio se dispone de un museo, y sobre todo si tiene mucho más de un camino claro, que se escucha en el euskera.
De lo urbano a lo urbano
El Instituto realizó en 2016 un exhaustivo análisis de los factores que afectan al lenguaje y a los hablantes. Analizando los datos demolingüísticos y socioeconómicos de 126 municipios, cruzando 234 indicadores, concluyó que los factores más importantes eran principalmente dos: migración interna y urbanismo. Además, a través de la ordenación del territorio es posible reforzar las conexiones entre territorios vascos o áreas respiratorias y estrechar las redes, trabajando con una visión comarcal, y cuando se plantean infraestructuras (por ejemplo, medios de transporte, equipamientos…), garantizando las conexiones entre estas áreas. La ordenación del territorio es una herramienta muy útil para mejorar la vida de los ciudadanos, así como para fortalecer o debilitar la lengua.
Para terminar, quiero traer dos palabras en euskera, parecidas pero muy diferentes: urbanismo y urbanismo. Hay diferencia de pueblo a ciudad, pero diría que la diferencia de pueblo a urbanismo es aún mayor. El futuro del euskera se jugará en las ciudades, porque la mayoría de los hablantes están en ellas, pero, al igual que en el urbanismo, habría que destacar más el componente lingüístico.