Markandya, Anil
Si bien en el COP 13 que se elaboró en 2007 se elaboró el denominado Plan de Acción Bali para Copenhague 2009 (COP 15) como hoja de ruta y con vistas a la aprobación del régimen post-kioto, en 2008 no se produjo nada relevante en Poznan (COP 14). El Plan de Acción Bali puso sobre la mesa muchos temas importantes, como por ejemplo el tipo de acuerdo que se necesitaba para el régimen posterior a Kioto, cómo se podían superar los obstáculos para una reducción significativa de las emisiones o cómo se podían resolver eficazmente los problemas de adaptación. Estas preguntas aún están pendientes de respuesta.
La falta de compromiso de los EE.UU durante el mandato de Bush, la posición menos fuerte de la Unión Europea, y el escaso interés de los grandes países en vías de desarrollo, como China, India o Brasil, son algunos de los factores que explican los hechos ocurridos en los últimos años. El futuro está por llegar.
Desde el COP 14 han sido numerosas las negociaciones para dar una respuesta internacional, ambiciosa y eficaz al cambio climático, con el objetivo de pactarlo en Copenhague. Las reuniones se han celebrado en marzo, junio y agosto en Bonn, septiembre y octubre en Bangkok y en noviembre en Barcelona.
La base para las negociaciones de Copenhague ya está instalada. El nuevo presidente de EE.UU., Obama, ha manifestado su disposición a llegar a un acuerdo y el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha prometido un importante compromiso. Europa se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% para 2020 respecto a las de 1990 y no ha descartado la posibilidad de reducirlas hasta en un 30% si se alcanza un acuerdo internacional global sobre el cambio climático. Esta es una parte importante del acuerdo comunitario sobre energía y clima, 20-20-20. La UE está dispuesta a liderar de nuevo la política climática tras unos pocos años de liderazgo poco claro, objetivos ambiciosos que parecen ser un signo de valentía.
Las últimas negociaciones en Bangkok en septiembre y octubre han quedado frustradas por parte de los países en vías de desarrollo, que consideran que los países ricos no se esfuerzan por asumir compromisos de reducción significativa de emisiones. El comisionado chino para asuntos climáticos, Yu Qintag, ha acusado recientemente a los países desarrollados de "intentar cambiar las reglas del juego unas semanas antes de que los comisionados del mundo se reunieran en Copenhague [...]".
El propio negociador sueco para asuntos climáticos, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE, ha reconocido que las conversaciones van lentamente.
La reunión celebrada en Barcelona el pasado mes de noviembre ha ayudado a avanzar hacia un mayor compromiso en Copenhague, ya que al menos no han aparecido nuevos obstáculos. Hay, por tanto, un pequeño margen de esperanza. En cualquier caso, está claro que los países ricos tienen que dar un paso adelante y prometer algo serio y creíble. Sobre todo, es urgente que EE.UU. publique objetivos de reducción concretos y claros, a pesar de que los estadounidenses quieren posponer este hecho hasta que tenga una nueva ley. Este es el mayor obstáculo para alcanzar un acuerdo amparado por la ley, y en esta ocasión quedó patente que no será posible en la reunión de los Jefes de Estado celebrada el día 14-15 de noviembre. Sin embargo, todavía se puede llegar a un acuerdo político importante. Así lo ha propuesto el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, y ha confirmado el presidente de los EEUU, Barack Obama. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que es normal que antes de las reuniones se perciba una visión pesimista que permita dar por bueno cualquier resultado que se obtenga.
Según el secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático, Yvo de Boer, los cuatro temas principales que se abordarán en el COP 15 son, de forma resumida, los siguientes:
1. ¿Cuánto están dispuestos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero los países industrializados?
2. ¿Qué están dispuestos a hacer los grandes países en desarrollo para limitar el crecimiento de sus emisiones?
3. ¿Cómo se financiará la ayuda que necesitan los países en desarrollo para reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático?
4º ¿Cómo se gestionarán los recursos financieros?
Para que la reunión de Copenhague tenga éxito es necesario responder a estas cuatro preguntas y garantizar un reparto equitativo de la carga del cambio climático.
Es necesario que los países desarrollados asuman el liderazgo y se comprometan a reducir las emisiones según las recomendaciones del IPCC. Pero además, debe garantizarse el apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo. Kioto debería formar parte de la siguiente línea de actuación: eliminar barreras comerciales y tecnológicas a la transferencia de tecnología; fomentar la cooperación, la innovación y la investigación; y definir el Fondo de Adaptación y su gestión. Cuestiones importantes son la clarificación del procedimiento para evitar la deforestación y la degradación de los países en vías de desarrollo y la estimación del CO 2 no vertido. Asimismo, se deberá diseñar una estructura institucional que apoye la nueva actuación contra el cambio climático.
El 17 de diciembre sabremos si la reunión de Copenhague ha sido exitosa y si se han alcanzado estos compromisos.