El aprovechamiento de la energía marina no es nuevo, ya que durante siglos se utilizaron molinos de marea. En las costas cantábricas e inglesas todavía quedan restos de ellas. La energía de las mareas es una de las cinco fuentes de energía marina. Aprovecha la subida y bajada del nivel del mar a lo largo del día por la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol. Las otras cuatro son: corrientes marinas, gradiente térmico, gradiente salino y energía de las olas. Las corrientes marinas provienen del viento, de las mareas, de los cambios de densidad del agua y de la rotación de la Tierra, que actualmente se obtiene mediante turbinas, al igual que en la eólica. El gradiente térmico utiliza la variación de temperatura entre el agua superficial y las aguas profundas. Y el gradiente salino, cambio de salinidad entre mares y ríos. Por último, destaca la energía de las olas, que a través de varios principios trata de captar energía de los movimientos de las olas. Es, junto con la corriente, la energía con mayor capacidad de suministro a nivel europeo.
Uno de los ejemplos más antiguos de tecnología marina que funciona en la actualidad es la central mareal de La Rance en Francia. Tiene una potencia de 240 MW y está operativa desde los años 60. La tecnología es ya madura, pero tiene un gran impacto ambiental y la investigación está evolucionando hacia nuevos conceptos, sobre todo olas y corrientes.
A nivel internacional, varios proyectos piloto intentan demostrar la viabilidad de las tecnologías marinas. Tanto en la isla escocesa de Islay como en la de Pico de Portugal, existen instalaciones piloto de energía de las olas. Ambos se han construido sobre rocas y, basándose en el principio de columna de agua oscilante, aprovechan la energía de las olas. En 2008, el escocés Pelamis Wave Power fue el primero en vender al gobierno portugués 3 unidades del dispositivo Pelamis. Sin embargo, actualmente los equipos no están en funcionamiento. Una de las instalaciones más importantes es el área de test European Marine Energy Centre. EMEC es una infraestructura pionera en las islas escocesas de Orkney para que los fabricantes puedan probar prototipos a escala y conectarse a la red desde sus equipos.
En España, algunos gobiernos autonómicos han manifestado su interés por aprovechar la energía de las olas y están llevando a cabo proyectos de experimentación como el proyecto de Iberdrola en Cantabria y la boya de la compañía americana OPT, o el proyecto Plocan en las Islas Canarias. Dentro del proyecto PSE-MAR, financiado por el Ministerio de Industria, 3 empresas españolas han avanzado en el desarrollo de sus tecnologías: Hidroflot, Pipo Systems y Oceantec
Teniendo en cuenta los numerosos pequeños proyectos en marcha, se puede deducir la realidad actual de la energía de las olas: la divergencia tecnológica. Hay muchos conceptos patentados, pero ninguno ha manifestado liderazgo comercial. Esto es debido a la dificultad de validación de estas tecnologías debido a la falta de infraestructuras de ensayo para la instalación y prueba de los equipos.
El País Vasco, al estar situado en el Golfo de Bizkaia, cuenta con un mar de fondo noroccidental durante casi todo el año y un potencial energético medio-alto de las olas. El Ente Vasco de la Energía (EVE), consciente de esta oportunidad, lleva años apostando por este recurso poniendo en marcha diferentes proyectos e iniciativas. El primero de ellos se encuentra en Gipuzkoa: Instalación de energía de las olas ubicada en el interior del nuevo muelle de abrigo del puerto de Mutriku. Su tecnología es similar a la utilizada en las plantas piloto de Escocia y Portugal: una cámara sobre el nivel del mar en la que hay una turbina en la apertura inferior. Cuando el agua entra, mueve el aire de la parte superior de la cámara, poniendo así en funcionamiento la turbina. La de Mutriku, sin embargo, será la primera planta del mundo en utilizar más de una turbina, 16 concretamente, con una potencia total de alrededor de 300 kW.
Otro de los proyectos es el bimep (Biscay Marina Energy Platform), una infraestructura marina con una inversión prevista de 20 millones de euros que se utilizará para experimentación y demostración de tecnologías de aprovechamiento de energía de las olas. A diferencia del EMEC escocés, está pensado para realizar y probar ensayos de prototipos a escala real, con una potencia instalada de 20 MW. El objetivo de este proyecto no es sólo resolver el problema de la validación de las tecnologías, sino convertir a Euskadi en un referente internacional en esta materia y crear un nuevo sector industrial y tecnológico en torno a esta energía.
A la altura de Armintza, a 1 km de la costa, se situará el bimep en la localidad de Lemoiz. Ocupará una superficie marina de unos pocos kilómetros cuadrados, en un área de entre 50 y 90 metros de profundidad. La instalación se compone de boyas de marcado que delimitan la superficie superficial, boya oceanográfica que mide las variaciones meteorológicas y oceanográficas para caracterizar en detalle el clima marino de la zona, que se instaló en marzo de 2009 y desde entonces emite datos (www.eve.es/bimep), y captadores que no formarán parte de la instalación y que utilizarán la misma. En el fondo marino se instalarán conectores (enchufes submarinos) y cables submarinos que permitirán que los prototipos estén conectados a la red eléctrica mediante una subestación a construir en el suelo.
Bimep nace con el objetivo de que los fabricantes de dispositivos de captación de energía de las olas conecten sus equipos a escala real para realizar ensayos de comportamiento dinámico de los equipos y de producción de energía. Antes de llegar al bimep, los equipos deben superar otras fases mediante ensayos de prototipos a pequeña escala en condiciones controladas y optimización del diseño.
Las obras de instalación de Bimep están previstas para el verano de 2011. En noviembre de 2009 se adjudicó el concurso de Ingeniería de la Propiedad a la empresa vasca de ingeniería Sener y se publicó el concurso para el suministro de instalación de cables. Próximamente se publicarán los de subestación y balizamiento.
NOTA: Gracias a José Luis Villate, responsable de la Unidad de Energías Marinas de Tecnalia, por su colaboración en la elaboración de este artículo.