Desde hace años se está excavando el suelo de Euskal Herria y de los territorios colindantes en busca de gas natural. En la CAPV, el EVE Ente Vasco de la Energía ha promovido este tipo de trabajos. A pesar de la búsqueda de gas natural, los sondeos no son para la búsqueda de los yacimientos convencionales de gas, sino para el cotejo del gas adsorbido en las piedras porosas. Al estar adsorbido en los esquistos, se llama gas de esquisto, aunque es una mezcla de hidrocarburos gaseosos compuestos principalmente por metano, al igual que el gas natural.
En el "mix" energético vasco, el gas natural tiene una participación del 40% y se compra en el extranjero. Patxi López, en su visita a EEUU en octubre de 2011, visitó la zona de gas Barnett de Texas y anunció que en la Llanada alavesa hay gas suficiente para asegurar el consumo de gas en la CAPV durante 60 años.
Como se ha indicado anteriormente, el componente principal del gas natural es el metano (80-99% en volumen), además de etano, propano y butano. También contiene nitrógeno, dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno. El gas natural que utilizamos habitualmente se encuentra enterrado en bolsas impermeables, muchas veces junto con el petróleo. Al perforar el pozo, la bolsa se agrava y el gas, debido a su presión, sale a la superficie. En el caso del gas esquisto, sin embargo, el gas está atrapado en la piedra y no se vierte de forma natural, por lo que hay que verter. Para ello se utiliza la fractura hidráulica, conocida en inglés como fracking.
Para extraer el gas atrapado en las piedras es necesario perforar el suelo hasta encontrar la capa de roca que contiene el gas. Cuando hace 40 años se comenzó a aplicar esta técnica, sólo se perforaban pozos verticales. Ahora lo más habitual es perforar también horizontales. El agujero se realiza inicialmente verticalmente hasta alcanzar la profundidad deseada y posteriormente se perforan las galerías horizontales. Estas galerías pueden alcanzar un kilómetro y medio de longitud. Una vez realizado el agujero se inyecta un líquido a presión, normalmente agua que rompe la piedra. El líquido penetra en las grietas y fisuras generadas, rompiendo la piedra con mayor detalle y dejando al descubierto una mayor superficie. Junto con el agua se inyecta un agente de contención y productos químicos. El agente de contención es un material como la sílice, cuya función es evitar el cierre de la grieta y fisuración abiertas.
Los productos químicos pueden tener una proporción de hasta el 2% de la mezcla inyectada y pueden ser emulsificantes, controladores de viscosidad o biocidas.
Por último, se extrae todo el líquido inyectado, quedando la superficie de la roca expuesta, y se vierte el gas, almacenándose en la superficie.
La fractura hidráulica genera grandes preocupaciones ambientales. En EE.UU existe un intenso debate sobre la seguridad de esta tecnología en la calle, en los juzgados, en los centros de decisión política y entre los científicos. Por ejemplo, la revista Scientific American de octubre de 2011 ofreció al tema una editorial con el siguiente título representativo: " Safety first, fracking second ". Por otro lado, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. está llevando a cabo un exhaustivo estudio de campo y se esperan los primeros resultados para principios de 2012.
Los proyectos de extracción de gas esquisto son más recientes en Europa. Sin embargo, no se liberan con polémica. En Francia, por ejemplo, se ha prohibido la fractura hidráulica. El gobierno británico ha rechazado la moratoria solicitada como consecuencia del estudio realizado por el instituto Tyndall de la Universidad de Manchester. Asimismo, el informe "Impacts of shale gas and shale oil extration on the enviroment and on human health", impulsado por el Parlamento Europeo, muestra su preocupación por la fractura hidráulica, tanto sobre sus posibles efectos negativos como sobre la falta de regulación existente en el marco de la Unión Europea sobre esta técnica.
El impacto ambiental de la fractura hidráulica puede ser muy variado. Por un lado, el metano vertido desde las piedras puede atravesar capas de roca sobre esquistos y contaminar acuíferos, poniendo en peligro la fauna y el suministro de agua humana. Los productos químicos se utilizan en grandes cantidades. En una única galería horizontal, dependiendo de su tamaño y naturaleza, se pueden utilizar entre 57.000 y 230.000 litros. Los productos químicos utilizados también pueden contaminar acuíferos. También se aprovechan ingentes cantidades de agua. En una única galería se pueden utilizar entre 7,5 y 15 millones de litros de agua.
Por otra parte, el agua que se extrae de los pozos, aproximadamente el 75% del inyectado, se almacena en charcas superficiales. Esta agua, además de disponer de un cóctel de productos químicos, puede contener materiales radiactivos arrastrados por el subsuelo. El agua se almacena en estas charcas hasta su traslado o reutilización a la planta de tratamiento. No hay que olvidar que este agua podría acabar en el medio ambiente por impermeabilización inadecuada de la charca o por desbordamiento de grandes precipitaciones bruscas.
Por último, cabe destacar que las torres de perforación, las lagunas de aguas residuales, las infraestructuras auxiliares, las infraestructuras viarias de maniobra de vehículos y acceso al lugar generan una elevada ocupación de terrenos y un impacto paisajístico significativo.
Tengo claro que antes de empezar a extraer el gas esquisto de Álava son necesarias varias cosas. Se deben realizar estudios profundos e independientes sobre los posibles efectos adversos de esta tecnología. Asimismo, la aplicación de esta tecnología requerirá de una regulación precisa y rigurosa, como es el caso de los productos químicos que se inyectan en el subsuelo. Requiere también un debate social transparente y pausado. Creo que la decisión corresponde a la sociedad y no sólo a los responsables políticos o empresariales. De hecho, el debate va más allá de la dicotomía "extracción o no de gas", porque nuestro modelo de desarrollo y nuestras fuentes de energía también deben ser objeto de debate. La declaración del Lehendakari en Texas, "hay suficiente gas para 60 años", indica un modelo de desarrollo que tenemos en la actualidad. Y yo creo que hay que cambiar de raíz este modelo, uno de los pilares es las energías renovables y no los combustibles fósiles.