Según algunos investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo, el método del carbono 14 también permite conocer la edad de una célula.
Este método de datación se utiliza sobre todo en arqueología y paleontología, ya que es muy útil para datar objetos antiguos. Pero también se fechan sustancias menos antiguas. Para ello se tienen en cuenta las fluctuaciones del carbono 14 en la atmósfera: las pruebas nucleares duplicaron para 1963 y desde entonces se ha reducido a la mitad cada once años.
Sabiendo esto, es posible conocer el origen de la molécula de ADN de una célula, ya que los átomos de carbono permanecen en el ADN. Pues bien, midiendo la cantidad de carbono 14 en el ADN, han visto que las células más antiguas del cuerpo están en el cerebro y, por ejemplo, las del área visual no se renuevan durante toda la vida.