Las células necesitan continuamente oxígeno, por lo que para ellas es imprescindible adaptarse lo antes posible al menor cambio que se produce en los niveles de oxígeno. Lo hacen sustituyendo a la proteína COX4 de las mitocondrias. En el Instituto Johns Hopkins han visto que tiene dos formas diferentes y que en condiciones normales de oxígeno la concentración de forma COX 4-1 es mayor que la de COX 4-2. Sin embargo, en situaciones en las que el oxígeno es escaso, han visto que esta segunda forma es la que activa la célula. Al parecer, el COX 4-2 es capaz de hacer un uso más eficiente de la energía.