Los pulpos, los chipirones y los rincones tienen una especial capacidad de esconderse en el lugar en el que viven, ya que la piel coincide con el color e intensidad de la luz predominante en el entorno. Unos biólogos marinos de Massachusetts analizan la piel de estos animales. Se ha visto que una de las capas de la piel está formada por células leucoforos. En la composición de estas células aparecen proteínas translúcidas y reflectantes sin color que imitan la luz ambiental de la piel.