Voyager, transfronterizo

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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El 14 de febrero de 1990 el Voyager1 sacó la siguiente imagen de la Tierra: un punto azul margul (franja izquierda en el centro de la luz). Ed. NASA/JPL-Caltech

Esta semana la NASA ha hecho públicos los datos recogidos durante el paso de los Voyager 2 desde la heliosfera al espacio interestelar. La nave recorrió esta frontera justo hace un año, 42 años después de su lanzamiento y 18.000 millones de kilómetros (119 veces la distancia que separa la Tierra del Sol). De hecho, Voyager fue enviado un par de semanas después de 2, pero han realizado diferentes recorridos:El Voyager 1 pasó por los alrededores de Júpiter y Saturno y el Voyager 2, además de estos dos planetas, visitó Urano y Neptuno. Es la única sonda que se ha producido alrededor de estos dos últimos planetas. No hay instrumentos creados por el hombre y que han llegado tan lejos. En el camino se han enviado imágenes de los planetas que han tenido cerca. Gracias a ellos se pudieron ver por primera vez de cerca los anillos de Saturno y las tormentas de Júpiter, pero seguramente no son las imágenes más significativas sino una fotografía sacada del propio planeta. Lleva su nombre: un punto azul margul (en inglés, pale blue dot). En esa foto, la Tierra es esa, un punto diminuto y débil, perdido en un espacio oscuro e infinito. El Voyager 1 salió en 1990 a 6.000 millones de kilómetros de distancia y, en su pequeñez, tiene una fuerza enorme: El prestigioso divulgador científico Carl Sagan escribió un libro inspirado en él. Según él, representa nuestra verdadera talla, nuestra humildad. De hecho, se les ocurrió meter en los dos recipientes un disco de oro con información sobre la Tierra y nuestra especie: fotos, saludos en 56 idiomas, sonidos naturales y artificiales, canciones multiculturales... Sagan eligió todo este contenido para que algún alienígena pudiera encontrar uno de los discos y escucharlo para conocernos a nosotros y a nuestro planeta. Lo más novedoso es la transición entre la heliosfera, es decir, la burbuja de protección que forma el campo magnético del Sol, y el espacio interestelar. El Voyager 1, por algunos errores, envió muy pocos datos, pero los sistemas del Voyager 2 han funcionado bien, lo que ha permitido, entre otras cosas, conocer que en la heliosis hay un plasma más caliente y menos denso en el espacio interestelar, ya que los dos dominios. Y antes de llegar allí, el combustible nuclear se agotará y los aparatos se estropearán. No obstante, al menos pasarán 25 años para que otro barco llegue a su destino. Hay algo, teniendo en cuenta que partieron en 1977.

Publicado en Berria

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