El paso de los mamíferos de andar como reptiles a permanecer erguidos fue una transición compleja y no lineal, que se produjo mucho más tarde de lo que se esperaba. A esta conclusión han llegado dos investigadores de la Universidad de Harvard (EEUU), en un trabajo publicado en la revista Science Advances.
El paso de la postura reclinada de los reptiles a la actitud tensa de los mamíferos modernos fue un momento decisivo en la evolución. Cambios importantes en la anatomía y función de las extremidades desde los sinapsidos hasta los terios. Los sinapsidos son un grupo de mamíferos primitivos y antepasados aún no mamíferos (reptiles mamíferos), y los terios son mamíferos actuales (marsupiales y placentales). Hasta ahora no estaba claro cuándo y cómo se produjo este salto evolutivo.
Ahora, unidos por modelos biomecánicos avanzados y datos fósiles, han visto que ese camino fue muy complejo. En primer lugar, estudió la biomecánica de cinco especies modernas que representan todo el espectro de las actitudes de las extremidades, como un lagarto (cursiva), un aligátor (semi-erente) y un galgo (erente). Así, pudieron entender mejor la relación de la anatomía con la actitud y la forma de movimiento de estos animales. Posteriormente, el análisis se extendió a ocho especies fósiles, con una evolución de más de 300 millones de años. El modelo biomecánico que desarrollaron permitió realizar simulaciones para calcular la fuerza que las extremidades posteriores podían ejercer sobre la tierra. De hecho, observaron que la fuerza que pueden hacer las piernas es determinante para la evolución de la locomoción.
Los investigadores concluyen que el rendimiento de la locomoción no tuvo una evolución lineal, sino que sufrió grandes oscilaciones a lo largo de millones de años. Y, finalmente, los rasgos asociados al tenso comportamiento de los mamíferos actuales evolucionaron mucho más tarde de lo previsto, probablemente muy cerca del ancestro común de los terios.