La sombra del desastre de Chernobyl no desaparece

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

En los últimos tiempos se ha publicado más de una investigación con un tono positivo sobre la situación de Txernobyl. Por ejemplo, en una publicación del pasado mes de octubre en Current Biology, se afirmó que los mamíferos mayores están aumentando en la zona contaminada por la radiactividad. Es más, Ucrania ha anunciado que la zona será declarada santuario ambiental. Sin embargo, los efectos del desastre de la central nuclear de Chernobyl no han desaparecido.
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Reactor 4 de la central de Chernobyl y placa conmemorativa. Ed. Matti Paavonen/CC-BY-SA 3.0

Así lo ha advertido, entre otros, la revista The Lancet, en un artículo sobre el 30 aniversario del desastre de Chernobyl. El título es ilustrativo: “Lecciones sin aprender”. El autor, Chris McCall, ha completado el artículo con un testigo y expertos en salud que trabajaba en la central nuclear durante el accidente.

Según él, los responsables de seguridad y las autoridades cometieron una serie de errores en el momento del accidente, especialmente el ocultamiento de la información. Esto tuvo graves consecuencias para la salud de la gente que vivía en el entorno de la central. En las próximas semanas del desastre murieron 28 personas por radioactividad. Posteriormente, otras enfermedades han aparecido con prevalencia excepcional: cáncer de tiroides, cataratas, afecciones cutáneas...

Más allá de los problemas de salud, Fukushima es la evidencia más evidente de que Txernobyl no ha aprendido la lección que ha dejado. Y no sólo porque hubo fallos de seguridad, como que los terremotos estuvieran en un lugar habitual, sino porque la gente no fue suficientemente informada de lo ocurrido y de los riesgos. Este es el mayor error según los expertos del artículo: ocultarse.

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