Los investigadores llevan tiempo buscando la nariz artificial. Ya hay sensores que separan los olores, pero no son tan sensibles como se quiera. Ahora, para conseguir una mejor nariz artificial, se ha tomado como modelo el hocico del perro.
Los investigadores de la Universidad Tufts de EEUU creen que la capacidad olfativa del perro está relacionada con la estructura de su extremo. Los perros y el resto de mamíferos presentan una estructura en forma de laberinto en la nariz; a través de escáneres realizados por computador, esta estructura interna del perro ha sido copiada en material plástico, donde se han dispersado los sensores.
El resultado ha sido muy bueno: esta nariz artificial es un 10% mejor que los sensores convencionales para diferenciar los olores de ron y vodks. Otros investigadores han demostrado que el flujo de aire que se toma por la nariz también influye; cambiando el flujo de aire han conseguido mejorar el resultado.