El cerebro y el estómago se comunican a través del vago nervioso. Es uno de los nervios que sobresale del bulbo raquídeo y llega hasta el estómago a través de los demás órganos que se encuentran en el camino. Las señales van en ambos sentidos, desde el cerebro al estómago, y desde el estómago al cerebro, y otros experimentos han demostrado que las señales que van del estómago al cerebro están relacionadas con la modulación del estado de ánimo, la ansiedad y el miedo.
Investigadores de la Universidad ETH han cortado el camino del estómago al cerebro a unas ratas de laboratorio y han estudiado su influencia en la ansiedad intrínseca de las ratas y en el temor condicionado o aprendido, en comparación con las ratas del equipo de control que tienen vías de comunicación completas. Los experimentos estándar han demostrado que las ratas que tienen suspendida la comunicación estomago-cerebro sienten menor ansiedad que las del grupo de control, menor miedo a zonas abiertas y luminosas fuertes.
Los resultados de los experimentos para medir el miedo condicionado han sido diferentes. En estos experimentos, las ratas han aprendido a asociar un sonido a una experiencia desagradable, y el proceso de aprendizaje ha sido similar a la interrupción o integridad de los enlaces nerviosos. Por el contrario, en el proceso de reaprender a asociar este mismo sonido a una experiencia neutra y dejar de asociarlo a una mala experiencia, las ratas con los enlaces nerviosos suspendidos han sido mucho más lentas. Es decir, el miedo condicionado se ha mantenido durante más tiempo que las ratas sanas.
Los investigadores han considerado interesante este último descubrimiento para tratar a personas con trastorno del estrés postraumático. Estas personas sienten miedo ante un determinado estímulo porque lo asocian a una experiencia muy mala. Los investigadores creen que con la excitación del nervio venoso se puede abrir una vía de tratamiento para aprender a relacionar estos estímulos con situaciones que no les harán sentir miedo. La estimulación del nervio vagal se utiliza en la actualidad para tratar la epilepsia y determinadas depresiones.
Además de analizar el comportamiento de las ratas, los investigadores han analizado sus cerebros y han comprobado que la producción de noradrenalina y neurotransmisores GABA en ratas con lazos nerviosos suspendidos es diferente en determinadas zonas del sistema límbico.
Según los investigadores, la investigación demuestra que el estómago tiene un papel directo en el miedo, y que la interrupción del camino de señalización que va del estómago al cerebro modifica los patrones de los complejos de comportamiento. Los resultados han sido publicados en la revista The Journal of Neuroscience.