En el número 33 de Elhuyar Zientzia eta Teknika (marzo de este año), Jon Otaolaurretxe nos ofreció un artículo completo sobre el tren francés TGV o Alta Velocidad. En ella se nos informó de la marca de 482,4 km/h, pero en algunas sesiones celebradas a principios de mayo este tren ha alcanzado una velocidad de 510,6 km/h. Esta marca se ha realizado en la línea atlántica de TGV, en un nuevo ferrocarril aún no explotado.
La locomotora que ha batido el récord es diferente a la anterior. Tiene ruedas de 1050 mm y no de 950 mm como las de los viajeros. Los amortiguadores se han duplicado y se han reforzado los circuitos de potencia para que cada motor de 800 kW pueda solicitar el doble de su potencia nominal. El tren dispone de tres coches (y no cuatro) entre las dos locomotoras operativas. También se ha revisado la aerodinámica del tren, sobre todo en el extremo trasero del tren y en los tramos entre coches.
Los problemas más graves en los quebraderos de marca suelen ser el propio tren o el cable eléctrico superior (catenarias). El tren toma la corriente del cable superior mediante el brazo o pantógrafo articulado, pero al tocar el cable a esas velocidades se producen perturbaciones. En algunas velocidades y condiciones se producen también fenómenos de resonancia y se pierde el contacto eléctrico, dejando el tren sin corriente. Una de las vías para solucionar este problema sería establecer una mayor tensión mecánica en el cable eléctrico.
Otra marca del TGV atlántico es la del recorrido. El pasado 21 de junio llegó por primera vez a Hendaia y a partir del 30 de septiembre conectará diariamente París con Hendaia en cinco horas. Desde París hasta Burdeos el tren se desplazará con una velocidad media de 300 km/h, y más lentamente hasta el límite, mientras se renueva la vía.